VATICANO - Benedicto XVI en Tierra Santa (18) - La Santa Puesto en la plaza del Pesebre: "el mensaje de Belén nos llama a ser testigos del triunfo del amor de Dios sobre el odio, el egoísmo, el miedo y el rencor”

jueves, 14 mayo 2009

Belén (Agencia Fides) - Concluida la ceremonia de bienvenida en los Territorios Palestinos, el Santo Padre Benedicto XVI ha presidido la Concelebración Eucarística en la "Plaza del Pesebre” frente a la Basílica de la Natividad. "Doy gracias a Dios omnipotente por haberme concedido la gracia de venir a Belén - ha dicho el Papa al inicio de la homilía -, no sólo para venerar el lugar donde nació Cristo, sino también para estar a vuestro lado, hermanos y hermanas en la fe, en estos Territorios Palestinos … Mi corazón si dirige de manera especial a los peregrinos provenientes de la martirizada Gaza: os pido que llevéis a vuestras familias y comunidades mi caluroso abrazo, mis condolencias por las pérdidas, las adversidades y los sufrimientos que han tenido que soportar. Os aseguro mi solidaridad en la inmensa obra de reconstrucción que ahora tenéis que afrontar y mis oraciones para que se levante pronto el embargo”.
"El mensaje de la venida de Cristo, venido del cielo mediante la voz de los ángeles, continúa haciéndose eco en esta ciudad - ha continuado el Papa -. Para los hombres y mujeres de todo lugar, Belén está asociada a este alegre mensaje del renacimiento, de la renovación, de la luz y de la libertad. Y, sin embargo, aquí, en medio de nosotros, ¡qué lejos parece de la realidad esta magnífica promesa!”
En Belén "Dios se mostró fiel a sus promesas. En el nacimiento de su Hijo, reveló la venida de un Reino de amor … Cristo ha traído un Reino que no es de este mundo, sino que es un Reino capaz de cambiar este mundo, pues tiene el poder de cambiar los corazones, de iluminar las mentes y de reforzar la voluntad. Al asumir nuestra carne, con todas sus debilidades, y al transfigurarla con el poder de su Espíritu, Jesús nos llamó a ser testigos de su victoria sobre el pecado y la muerte. El mensaje de Belén nos llama a esto: ¡a ser testigos del triunfo del amor de Dios sobre el odio, el egoísmo, el miedo y el rencor que paralizan las relaciones humanas y crean divisiones entre los hermanos que deberían vivir juntos en unidad, destrucción donde los hombres deberían edificar, desesperación donde la esperanza debería florecer!
El Santo Padre ha citado después la lección que el apóstol Pablo saca de la Encarnación: "una lección que es particularmente aplicable a los sufrimientos que vosotros, los escogidos por Dios en Belén, están experimentando … En primer lugar, la constante conversión a Cristo, que se refleja no sólo en nuestras acciones sino también en nuestro modo de razonar: la valentía para abandonar maneras de pensamiento, de acción y de reacción, infructuosas y estériles. Asimismo, el cultivo de una mentalidad de paz basada en la justicia, en el respeto de los derechos y los deberes de todos, y el compromiso por colaborar con el bien común. Y también la perseverancia, perseverancia en el bien y en el rechazo del mal”.
"No tengáis miedo"! es el mensaje del Sucesor de San Pedro: "Contad con las oraciones y con la solidaridad de vuestros hermanos y hermanas de la Iglesia universal y trabajad, con iniciativas concretas, para consolidar vuestra presencia y ofrecer nuevas posibilidades a cuantos tienen la tentación de partir. Sed un puente de diálogo y de colaboración constructiva en la edificación de una cultura de paz que supere el actual nivel de miedo, de agresión y de frustración. Edificad vuestras Iglesias locales haciendo de ellas laboratorios de diálogo, tolerancia y esperanza, así como de solidaridad y de caridad activa. Por encima de todo, sed testigos del poder de la vida, la nueva vida que nos ha dado Cristo resucitado, la vida que puede iluminar y transformar incluso las más oscuras y desesperadas situaciones humanas" Benedicto XVI ha concluido la homilía subrayando la necesidad "de una nueva infraestructura 'espiritual', capaz de galvanizar las energías de todos los hombres y mujeres de buena voluntad en el servicio de la educación, del desarrollo y de la promoción del bien común". (S.L) (Agencia Fides 14/5/2009)


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