VATICANO - Benedicto XVI en Tierra Santa (12) - Encuentro con las organizaciones para el diálogo interreligioso: "Junto podemos proclamar que Dios existe y que puede ser conocido, que la tierra es creación suya, que nosotros somos sus criaturas, y que Él llama a cada hombre y mujer a un estilo de vida que respete su diseño para el mundo”

martes, 12 mayo 2009

Jerusalén (Agencia Fides) - Después de la visita al Yad Vashem, el Santo Padre Benedicto XVI ha ido al "Notre Dame of Jerusalem Centre" donde se ha desarrollado el encuentro con las Organizaciones para el diálogo interreligioso. "La fe se vive siempre en una cultura - ha dicho el Papa en su discurso a los representantes de las diversas religiones en Tierra Santa -. La historia de la religión nos enseña que una comunidad de creyentes procede por grados de fidelidad plena a Dios, tomando de la cultura que encuentra y plasmándola. Esta misma dinámica se encuentra en todos los creyentes de las tres grandes tradiciones monoteístas… Hoy, unos cuatro mil años después de Abraham, el encuentro de religiones con la cultura se realiza no sólo en el plano geográfico. Ciertos aspectos de la globalización y en particular el mundo del Internet han creado una vasta cultura virtual cuyo valor es tan variado cuanto sus innumerables manifestaciones."
El Pontífice ha puesto en evidencia como se ha hecho mucho "para crear un sentido de cercanía y unidad dentro de la universal familia humana", sin embargo "el empleo ilimitado de portales por medio de los cuales las personas tienen fácil acceso a indiscriminadas fuentes de información puede convertirse fácilmente en un instrumento de creciente fragmentación". Así "la unidad del conocimiento viene fracturada y las complejas habilidades de crítica, discernimiento y discriminación tomadas de las tradiciones académicas y ética viene muchas veces descuidadas."
Centrándose sobre la contribución que puede ofrecer la religión a las culturas del mundo para contrastar así la recaída de una tan rápida globalización, Benedicto XVI ha subrayado que "como creyentes o personas religiosas nos encontramos antes el desafío de proclamar con claridad lo que nosotros tenemos en común… Toda cultura con su específica capacidad de dar y recibir da expresión a la única humana naturaleza. Sin embargo, lo que es propio del individuo nunca viene expresado plenamente por la cultura de él o ella, sino que más bien lo transciende más allá en la constante búsqueda de algo. Desde esta perspectiva, queridos amigos, vemos la posibilidad de una unidad que no depende de la uniformidad. Mientras las diferencias que analizamos en el diálogo inter-religioso pueden parecer a veces como barreras, por el contrario, estas no exigen oscurecer el sentido común de temor reverencial y respeto por lo universal, por lo absoluto y por la verdad que impulsan a las personas religiosas ante todo a establecer relaciones mutuas. Por el contrario la participada convicción de que estas realidades transcendentes tienen su fuente en el Omnipotente y de la que llevan su huella – ese Omnipotente que los creyentes levantan uno frente al otro, a nuestras organizaciones, a nuestra sociedad y a nuestro mundo. De este modo, no sólo nosotros podemos enriquecer la cultura sino también plasmarla".
"El que cree es el que busca la verdad y vive en base a ella - ha continuado el Pontífice -. Aunque el medio por medio por el que nosotros comprendemos el descubrimiento y la comunicación de la verdad difiera en parte de religión a religión, no debemos desanimarnos en nuestros esfuerzos de dar testimonio al poder de la verdad. Juntos podemos proclamar que Dios existe y que puede ser conocido, que la tierra es creación suya, que nosotros somos sus criaturas, y que él llama a cada hombre y mujer a un estilo de vida que respete su diseño para el mundo… La verdad debe ser ofrecida a todos; sirve a todos los miembros de la sociedad. Da luz sobre la fundación de la moralidad y la ética, e inunda la razón con la fuerza de ir más allá de sus límites para dar expresión a nuestras más profundas aspiraciones comunes. Lejos de amenazar la tolerancia de las diferencias o la pluralidad cultural, la verdad hace posible el consenso y mantiene razonable, honesto y verificable al público el debate y abre el camino a la paz".
En el mundo contemporáneo la voz de Dios cada vez se oye menos claramente, reemplazada por las voces "de pretensiones egoístas, de vacías promesas y de falsas esperanzas", por este el Santo Padre ha invitado a "crear espacios, oasis de paz y reflexión profunda, en los que se pueda oír de nuevo la voz de Dios… En una época de acceso inmediato a la información y de tendencias sociales que engendran una especie de monocultura, la reflexión profunda que contraste el alejamiento de la presencia de Dios reforzará la razón, estimulará el genio creativo, facilitará la valoración crítica de las costumbres culturales y sustentará el valor universal de la creencia religiosa".
Citando por último, las diversas iniciativas aprobadas en el campo del diálogo interreligioso y de la cultura, Benedicto XVI ha subrayado que son la demostración de "que nuestro deber ante Dios no se expresa solamente en el culto sino también en el amor y en el cuidado por la sociedad, por la cultura, por nuestro mundo y por todos los que viven en esta tierra". Después ha concluido: "A alguno le gustaría que nosotros creyéramos que nuestras diferencias son necesariamente causa de división y por tanto los más que se podría hacer sería tolerarse. Incluso algunos sustentan que nuestras voces se deberían sencillamente reducir al silencio. Pero nosotros sabemos que nuestras diferencias nunca deben ser mal representadas como una inevitable fuente de fricción o tensión sea entre nosotros mismos sea, a mayor nivel, en la sociedad. Por el contrario, estas brindan una espléndida oportunidad a personas de diversas religiones para vivir juntos en profundo respeto, consideración y aprecio, animándose recíprocamente en los caminos de Dios". (S.L) (Agencia Fides 12/5/2009)


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