VATICANO - Benedicto XVI en Tierra Santa (7) - La Celebración Eucarística en Amman: "Que el valor de Cristo nuestro pastor os inspire y sostenga diariamente en vuestros esfuerzos por dar testimonio de la fe cristiana y mantener la presencia de la Iglesia en el cambio del tejido social de estas antiguas tierras”

lunes, 11 mayo 2009

Amman (Agencia Fides) - "Que la Iglesia en estas tierras pueda ser confirmada en la esperanza y fortalecida en su testimonio de Cristo Resucitado, el Salvador de la humanidad". Son las palabras con que el Santo Padre Benedicto XVI ha iniciado la homilía durante la Concelebración Eucarística que ha presidido el domingo 10 de mayo en el internacional Stadium de Amman. "Como sucesor de San Pedro a quien el Señor confió el cuidado de su rebaño - ha dicho el Papa -, he esperado durante mucho tiempo esta oportunidad de estar ante vosotros como testigo del Salvador resucitado, y animaros a perseverar en la fe, la esperanza y la caridad, en fidelidad a las antiguas tradiciones y a la singular historia de testimonio cristiano que os une con la época de los apóstoles. La comunidad católica de aquí está profundamente afectada por las dificultades e incertidumbres que viven todos los habitantes de Oriente Medio; ¡no olvidéis nunca la gran dignidad que deriva de vuestra herencia cristiana, y que no desfallezca el sentido de amorosa solidaridad hacia todos vuestros hermanos y hermanas de la Iglesia en todo el mundo!”
Meditando el Evangelio del Buen Pastor, puesto que en Jordania se celebraba la Jornada de Oración por las Vocaciones, el Papa ha exhortado a los numerosos jóvenes presentes a considerar la llamada del Señor: "Ya sea en el ministerio sacerdotal o en la vida consagrada, ya sea en el sacramento del matrimonio, Jesús tiene necesidad de vosotros para hacer escuchar su voz y para trabajar por el crecimiento de su Reino”.
El Santo Padre ha recordado a continuación que durante este Año de la Familia, "la Iglesia en toda Tierra Santa ha pensado en la familia como un misterio de amor que dona la vida, misterio incluido en el plan de Dios con una propia vocación y misión: irradiar el amor divino que es el manantial y el cumplimiento de todo amor en nuestras vidas". Deseando que cada familia cristiana pueda "crecer en la fidelidad a esta su noble vocación de ser una verdadera escuela de oración", el Pontífice ha recordado que "las fuertes familias cristianas de estas tierras son una gran herencia recibida de las precedentes generaciones. Qué puedan las familias de hoy ser fieles a esta gran herencia y que nunca falte el sustento material y moral de quienes tienen necesidad de cumplir su insustituible papel en el servicio de la sociedad”.
En particular Benedicto XVI se ha centrado en la dignidad, vocación y misión de las mujeres en el plan de Dios: "¡Cuánto debe la Iglesia en estas tierras al testimonio de fe y amor de innumerables madres cristianas, hermanas, maestras y enfermeras, a todas esas mujeres que de maneras diferentes han dedicado su vida a construir la paz y a promover el amor!" Luego ha subrayado como “la dignidad y misión donadas por Dios a las mujeres no siempre han sido suficientemente comprendidas y estimadas", mientras que la Iglesia y la sociedad en su conjunto tienen urgente necesidad del "carisma profético" de las mujeres "como portadoras de amor, maestras de misericordia y constructoras de paz, comunicadoras de calor y humanidad a un mundo que con frecuencia juzga el valor de la persona con fríos criterios de explotación y provecho".
Al término de la homilía, volviendo a la imagen del Buen Pastor que "da la propia vida por sus ovejas", el Santo Padre ha pronunciado esta exhortación: "Que el valor de Cristo nuestro pastor os inspire y sostenga diariamente en vuestros esfuerzos por dar testimonio de la fe cristiana y mantener la presencia de la Iglesia en el cambio del tejido social de estas antiguas tierras. La fidelidad a sus raíces cristianas, la fidelidad a la misión de la Iglesia en Tierra Santa, os exigen una valentía particular: la valentía de la convicción que nace de una fe personal, no simplemente de una convicción social o de una tradición familia; la valentía para comprometerse en el diálogo y trabajar codo a codo con los demás cristianos en el servicio del Evangelio y en la solidaridad con el pobre, el refugiado y las víctimas de profundas tragedias humanas; la valentía de construir nuevos puentes para hacer posible un fecundo encuentro de personas de diferentes religiones y culturas y así enriquecer el tejido de la sociedad”.
Al término de la Misa, antes de recitar el Regina Caeli, el Papa ha invitado a los fieles a dirigirse a la Beata Virgen Maria invocando su materna intercesión "por todas las familias de estas tierras, para que verdaderamente puedan ser escuelas de oración y escuelas de amor". "Pedimos a la Madre de la Iglesia - ha dicho el Papa – que vuelva su mirada misericordiosa sobre todos los Cristianos de estas tierras; que con la ayuda de sus oraciones puedan ser realmente una cosa sola en la fe que profesan y en el testimonio que ofrecen". (S.L) (Agencia Fides 12/5/2009)


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