ASIA/PAKISTÁN - Las familias cristianas de Karachi “encerradas en sus propias casas” por miedo a los talibanes; pena de muerte por el reato de “blasfemia”

miércoles, 6 mayo 2009

Karachi (Agenzia Fides) – Se teme un aumento de la violencia talibán, alentada por la debilidad del gobierno, de la policía y de las instituciones civiles. Las familias cristianas de la ciudad de Karachi, agredidas la semana pasada por grupos talibanes armados, están aterrorizadas y viven encerradas en sus propias casas. Es cuanto comunica a la Agencia Fides p. Mario Rodríguez, Director de las Obras Misionales Pontificias (OMP) en Pakistán, expresando su preocupación y alarma ante la difusión de la violencia de grupos de militantes islámicos en el país, no sólo en la Provincia de la Frontera Noroccidental, sino también en las principales ciudades pakistaníes.
P. Rodríguez afirma: “Los Talibanes rondan amenazantes en los barrios cristianos de las ciudades aterrorizando a las mujeres e invitando a la gente a convertirse al Islam, bajo pena de muerte. Los episodios de violencia, con golpes y maltratos improvisos, son constantes. Los militantes están armados con pistolas y Kalashnikov. Estamos desconcertados con esta situación y con esta ola de violencia insensata, que las autoridades no deberían permitir. La policía tiene el deber de defender a todos los ciudadanos de las agresiones”.
El Director de las OMP pide atención y ayuda a los cristianos de todo el mundo e invita a rezar por la minoría cristiana en Pakistán que está atravesando uno de los momentos más difíciles de su historia.
“Esperemos en la ayuda del Señor y le pedimos al gobierno que retome el control de la situación en todo el país. Mientras tanto las familias cristianas están aterrorizadas y no salen de sus casas. Se ven obligadas al aislamiento”.
La Iglesia está viviendo está situación buscando involucrar a la sociedad civil (incluidos los grupos musulmanes moderados) para contrastar el extremismo religioso.
S.E.R. Mons. Lawrence Saldanha, Arzobispo de Lahore y presidente de la Conferencia Episcopal de Pakistán, envió hace unas semanas una carta a todos los líderes políticos e institucionales de Pakistán, evidenciando la situación de terror y violencia a la que se ven expuestas las minorías religiosas, bajo presión de grupos integristas islámicos, y hablando de la presencia de una “maquina homicida de terror en nombre de la religión”. En la actualidad del Arzobispo subraya: “Existe un temor fundado de que los episodios de violencia de Karachi se puedan repetir en otras partes del país. Los cristianos ya sufren injusticias y violencia por causa de la inicua ley sobre la blasfemia, usada contra ellos. En este momento su misma sobrevivencia está en peligro”. El Arzobispo se pregunta preocupado: “¿El gobierno está en capacidad de salvar a los cristianos? ¿El gobierno y el ejército podrán salvar el estado democrático de Pakistán?”
Mientras tanto otra mala noticia para las minorías llega del sistema jurídico nacional. Por el reato de “blasfemia” (profanar el nombre del Profeta Mahoma) previsto por el art. 295.C del Código Penal de Pakistán ahora está prevista la pena de muerte, mientras ha sido cancelada la opción de la cadena perpetua. De hecho, con una sentencia resiente, la Corte Suprema ha declarado obligatoria la pena de muerte. La Iglesia desde hace tiempo denuncia el abuso de la ley sobre la blasfemia y su uso para penalizar o eliminar a ciudadanos que son de fe islámica. (PA) (Agencia Fides 6/5/2009 líneas 40 palabras 555)


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