AFRICA/KENYA - 24 muertos en enfrentamientos entre la secta Mungiki y la población de una ciudad de Kenya

martes, 21 abril 2009

Nairobi (Agencia Fides)- Por lo menos 24 personas murieron en choques entre la población local y los miembros de la secta Mungiki, en Karatina, ciudad del distrito de Nyeri West, a 100 km de Nairobi en Kenya.
Según la policía no es posible aún establecer entre las víctimas quién pertenecía a la secta y quién no. Los choques se produjeron la noche del 21 de abril, cuando la población formó una banda provista de armas blancas con el fin de expulsar a los “Mungiki” de la ciudad. “La población está exasperada por las vejaciones continuas sufridas por parte de los Mungiki” explica a la Agencia Fides una fuente de la Iglesia local, que por motivos de seguridad ha pedido permanecer en el anonimato. “La secta ha exigido impuestos y el pago de tributos para toda actividad económica. Deben pagar un tributo a los Mungiki no sólo los comerciantes, sino también los que cultivan el té y el café, que son los principales recursos de la zona. Los Mungiki también han impuesto un peaje en las carreteras. Quien utiliza automóvil, autobús e incluso bicicleta está obligado a pagar un soborno a la secta”.
“Según las informaciones que hemos recogido -prosigue la fuente de Fides- la violencia que explotó en Karatina fue provocada por el rumor de que los Mungiki se preparaban a imponer un tributo adicional, esta vez sobre las viviendas. Ante esto los habitantes, exasperados, se organizaron en grupos de autodefensa para expulsar a los miembros de la secta de Karatina. Los habitantes de la ciudad se vieron probablemente influenciados por lo que sucedió hace algunos días en una aldea que se encuentra a 50 kilómetros de Karatina, donde se hallaron los cuerpos linchados de varios Mungiki”.
“Mungiki” en realidad no es sólo una pandilla de delincuentes, sino una auténtica secta que se remite a los “valores tradicionales africanos”. Formada en los años ‘80 del siglo pasado, la secta “Mungiki” fue declarada fuera de la ley por las autoridades locales, por estar involucrada en extorsiones y actos de violencia. Ya en 2003 la Iglesia Católica había dado la alarma sobre el riesgo para el orden público que representaba la secta, luego de que algunos de sus miembros hubieran asesinado a 23 personas en un tugurio de la capital. “Los Mungiki, gracias a sus actividades criminales, tienen a disposición notables recursos económicos, con los cuales han logrado conquistar también protección política. El maridaje entre la secta y algunos políticos sin escrúpulos es tan complejo y tiene tantas ramificaciones, que es difícil entender quién influye sobre quién: si son los políticos corruptos los que se sirven de los Mungiki, o más bien al contrario” explica la fuente de Fides.
En septiembre de 2008 un informe de las Naciones Unidas denunció el ajusticiamiento extrajudicial de por los menos 500 miembros de la secta por parte de la policía keniana (ver Fides 24/9/2008).
“Luego de la publicación del informe de la ONU, los Mungiki volvieron a levantar la cabeza y se sintieron “legitimados” para seguir exigiendo tributos a la población, mientras que la policía se vio obligada a moverse con mayor cautela en sus investigaciones contra la secta. Como consecuencia la población se vio abandonada a sí misma y ahora, lamentablemente, reacciona ante la violencia con más violencia. Solo el Estado de derecho, con una policía eficiente que actúe en la legalidad y respetando los derechos de todos puede poner fin a esta situación” concluye la fuente de Fides. (Agencia Fides 21/4/2009 líneas 37 palabras 537)


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