VATICANO - Benedicto XVI a los miembros de la Familia Franciscana: ""Id y continuad 'reparando la casa' del Señor Jesucristo, su Iglesia. Como Francisco, comenzad siempre por vosotros mismos. Somos nosotros los primeros cuya casa Dios quiere restaurar”

lunes, 20 abril 2009

Castel Gandolfo (Agencia Fides) - "Id y continuad 'reparando la casa' del Señor Jesucristo, su Iglesia. En los días pasados, el terremoto que ha golpeado la región del Abruzo ha dañado muchas iglesias y vosotros en Asís sabéis muy bien lo que esto significa. Pero hay otra 'ruina' que es más grave: la de las personas y de las comunidades. Como Francisco, comenzad siempre por vosotros mismos. Somos nosotros los primeros cuya casa Dios quiere restaurar. Si sois capaces siempre de renovaros en el espíritu del Evangelio, continuareis ayudando a los Pastores de la Iglesia a hacer cada vez más bello su rostro de esposa de Cristo. Esto es lo que el Papa espera, hoy en los orígenes, de vosotros". Es la petición que Benedicto XVI ha confiado el 18 de abril a los miembros de la Familia Franciscana al final del "Capítulo" de las Esteras”, a los que ha recibido en audiencia en la residencia de Castel Gandolfo
El Papa ha recordado en su discurso el motivo del "Capítulo de las Esteras”: una retorno a los orígenes en el octavo centenario de la aprobación de la "proto-regla" de san Francisco por parte del Papa Inocencio III. "Primero de todo deseo unirme a vosotros en dar gracias a Dios por todo el camino por el que os ha llevado, colmándoos de sus beneficios - ha dicho el Santo Padre -. Del pequeño arroyo que surge a los pies del Monte Subasio, se ha formado un gran río, que ha dado una contribución notable a la difusión universal del Evangelio".
Benedicto XVI se ha centrado después en la conversión de Francisco, con quien todo empezó, al cual "se pueden aplicar literalmente algunas expresiones que el apóstol Pablo refiere a si mismo": Francisco en efecto experimentó la potencia de la gracia divina y está come muerto y resucitado. Todas sus riquezas anteriores, todo motivo de jactancia y de seguridad, todo se convierte en una 'pérdida' en el momento del encuentro con Jesús crucificado y resucitado". Después el Papa ha recordado que Francisco consideró el Evangelio "como regla de vida" para si mismo y para sus frailes: "Él se entendió completamente a si mismo a la luz del Evangelio. Éste es su atractivo. Esta su perenne actualidad… el Pobrecillo se convirtió en un evangelio viviente, capaz de llevar a Cristo a hombres y mujeres de todos los tiempos, especialmente a los jóvenes, que prefieren la radicalidad a las medias tintas”.
"Francisco habría podido incluso no acudir al Papa - ha continuado Benedicto XVI -. Muchos grupos y movimientos religiosos se fueron formando en aquella época, y algunos de ellos se contrapusieron a la Iglesia como institución, o por lo menos no buscaron su aprobación. Indudablemente una actitud polémica hacia la Jerarquía le habría proporcionado a Francisco no pocos seguidores. Por el contrario él pensó enseguida en poner su camino y el de sus compañeros en las manos del Obispo de Roma, el Sucesor de Pedro. Este hecho revela su auténtico espíritu eclesial. El pequeño 'nosotros' que había iniciado con sus primeros frailes lo concibió desde el principio dentro del grande 'nosotros' de la Iglesia una y universal. Y el Papa reconoció esto y lo apreció".
Por último, el Pontífice, después de haber recordado a los miembros de la Familia Franciscana su realidad - "Todo vosotros sois hijos y herederos de aquellos orígenes. De aquella 'buen semilla' que ha fue Francisco" - los ha exhortado a comprometerse a seguir en la lógica de Francisco y Clara de Asís: "perder la propia vida a causa de Jesús y del Evangelio, para salvarla y hacerla fecunda de frutos abundantes"; permanecer a la escucha de lo que el Espíritu dice hoy "para seguir anunciando con pasión el Reino de Dios, tras las huellas del seráfico Padre"; repartir siempre a Cristo, "como Francisco partió de la mirada del Crucifijo de san Damián y del encuentro con el leproso, para ver el rostro de Cristo en los hermanos que sufren y llevar a todos su paz"; ser testigos de la "belleza" de Dios, "que Francisco supo cantar contemplando las maravillas de la creación". (S.L) (Agencia Fides 20/4/2009)


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