VATICANO - Benedicto XVI al segundo grupo de Obispos de Argentina: "El evangelizador ha de ser un hijo fiel de la Iglesia y, además, lleno de amor a los hombres, para saber ofrecerles la gran esperanza que llevamos en nuestra alma”

viernes, 3 abril 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “Se ha de tener siempre muy presente que la primera forma de evangelización es el testimonio de la propia vida. La santidad de vida es un don precioso que podéis ofrecer a vuestras comunidades en el camino de la verdadera renovación de la Iglesia. Hoy más que nunca la santidad es una exigencia de perenne actualidad, ya que el hombre de nuestro tiempo siente necesidad urgente del testimonio claro y atrayente de una vida coherente y ejemplar". Es cuánto ha recomendado el Santo Padre Benedicto XVI al segundo grupo de Obispos de la Argentina, recibidos el 2 de abril, con ocasión de la visita Ad Limina Apostolorum.
En su discurso el Papa ha subrayado que también en Argentina se advierte "la urgencia de llevar a cabo una extensa e incisiva acción evangelizadora" que, teniendo en cuenta los valores cristianos que han modelado la historia y la cultura del País, lleve a un renacimiento espiritual y moral de las comunidades y de toda la sociedad. "Os mueve a ello- ha continuado el Pontífice - además, el vigoroso impulso misionero que la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, celebrada en Aparecida, ha querido suscitar en toda la Iglesia de América Latina”.
Citando la exhortación apostólica Evangelii nuntiandi del Papa Paolo VI, el Santo Padre ha recordado que evangelizar "no consiste solamente en transmitir o enseñar una doctrina, sino en anunciar a Cristo, el misterio de su Persona y su amor… Teniendo en cuenta, además, que «la verdad no se impone sino por la fuerza de la misma verdad», y que los conocimientos adquiridos por otros o transmitidos por la propia cultura enriquecen al hombre con verdades que por sí solo no podría conseguir, consideramos que «el anuncio y el testimonio del Evangelio son el primer servicio que los cristianos pueden dar a cada persona y a todo el género humano”.
Benedicto XVI ha recordado a continuación que "todo empeño evangelizador brota de un triple amor: a la Palabra de Dios, a la Iglesia y al mundo" y ha exhortado a los Obispos argentinos "a facilitar el acceso de todos los fieles a la Sagrada Escritura para que, poniendo la Palabra de Dios en el centro de sus vidas, acojan a Cristo como Redentor y su luz ilumine todos los ámbitos de la humanidad. Puesto que la Palabra de Dios no se puede comprender separada y al margen de la Iglesia, es necesario fomentar el espíritu de comunión y de fidelidad al Magisterio, especialmente en los que tienen la misión de transmitir íntegro el mensaje del Evangelio. El evangelizador, pues, ha de ser un hijo fiel de la Iglesia y, además, lleno de amor a los hombres, para saber ofrecerles la gran esperanza que llevamos en nuestra alma”.
Poniendo luego en evidencia que "la santidad es una exigencia siempre actual", el Pontífice ha exhortado a los Obispos a "prestar una atención especial a los presbíteros", en cuanto "los retos de la época actual requieren más que nunca sacerdotes virtuosos, llenos de espíritu de oración y sacrificio, con una sólida formación y entregados al servicio de Cristo y de la Iglesia mediante el ejercicio de la caridad. El sacerdote tiene la gran responsabilidad de aparecer ante los fieles irreprochable en su conducta, siguiendo de cerca a Cristo y con el apoyo y aliento de los fieles, sobre todo con su oración, comprensión y afecto espiritual”.
Desde el momento que el anuncio del Evangelio concierne a todos en la Iglesia, el Papa ha animado a los Obispos "a procurar que los seglares sean cada vez más conscientes de su vocación, como miembros vivos de la Iglesia y auténticos discípulos y misioneros de Cristo en todas las cosas. Cuántos beneficios cabe esperar, también para la sociedad civil, del resurgir de un laicado maduro, que busque la santidad en sus quehaceres temporales, en plena comunión con sus Pastores, y firme en su vocación apostólica de ser fermento evangélico en el mundo”. (S.L) (Agencia Fides 3/4/2009)


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