ASIA/CHINA - Los católicos chinos viven la Conmemoración de los difuntos (5 de abril) como una oportunidad de inculturación de la fe y de evangelización

miércoles, 1 abril 2009

Pekín (Agencia Fides) - Los católicos chinos siempre han vivido y siguen viviendo el día tradicional de la conmemoración de todos los difuntos, que se llama "Qing Ming" y que se celebra cada 5 de abril, en el espíritu de la fe cristiana, transformándolo en una oportunidad de inculturación de la fe y de evangelización. Desde hace 4 años esta solemnidad es también un día especial para recordar al difunto Papa Juan Pablo II, que tanto amó la China y a los chinos, amor al que los católicos chinos han correspondido con una profunda devoción, considerándolo ya Santo.
El tradicional día Qing Ming del 5 de abril tiene más de 2.000 años de historia. Normalmente coincide con la Cuaresma o la Pascua cristiana. Históricamente los católicos chinos han vivido siempre este día con un auténtico espíritu cristiano. Al acercarse la fecha los católicos, que en comunión con toda la Iglesia también celebran la conmemoración de los difuntos el 2 de noviembre, hacen celebrar la Santa Misa por los propios seres queridos y visitan sus tumbas. El cementerio católico se ve lleno este día como ocurre el 2 de noviembre.
Entre las iniciativas de las que la Agencia Fides ha recibido información, citamos la solemne Misa de sufragio celebrada en el cementerio por todos difuntos, en la que han participado los católicos de la aldea de Rui Cheng, de la parroquia de Xiao Shi He de la diócesis de Tai Yuan, invocando la misericordia de Dios sobre todos, católicos y no católicos. Además con la guía de los sacerdotes han profundizado juntos en el tema de la muerte en el cuadro de la espiritualidad cuaresmal. Es también una ocasión para explicar la doctrina católica sobre la muerte a los no católicos: los católicos chinos en efecto viven constantemente la cultura tradicional china de máximo respeto hacia los difuntos y los antepasados. Pero la gente de hoy, hija del consumismo y también del mal gusto, lleva a las tumbas maquetas de edificios, automóviles y otros objetos de lujo reproducidos con papel o incluso billetes falsos. Todo esto luego se quema en la tumba para que llegue al alma del difunto. Por tanto, los católicos, que no siguen tales prácticas, tienen ocasión de explicar el sentido profundo de la purificación del alma. (NZ) (Agencia Fides 01/04/2009)


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