VATICANO - El Mensaje de Benedicto XVI para la Jornada por las Vocaciones: " Rogad! La apremiante invitación del Señor subraya cómo la oración por las vocaciones ha de ser ininterrumpida y confiada”

miércoles, 1 abril 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Con ocasión de la anual Jornada Mundial de Oración por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, que se celebrará el Cuarto domingo de Pascua, este año el 3 de mayo, el Santo Padre Benedicto XVI en su Mensaje invita a reflexionar sobre el tema "La confianza en la iniciativa de Dios y la respuesta humana". "Resuena constantemente en la Iglesia - escribe el Papa - la exhortación de Jesús a sus discípulos: «Rogad al dueño de la mies, que envíe obreros a su mies» (Mt 9, 38). ¡Rogad! La apremiante invitación del Señor subraya cómo la oración por las vocaciones ha de ser ininterrumpida y confiada. De hecho, la comunidad cristiana, sólo si efectivamente está animada por la oración, puede «tener mayor fe y esperanza en la iniciativa divina»”.
Benedicto XVI subraya que "la vocación al sacerdocio y a la vida consagrada constituye un especial don divino, que se sitúa en el amplio proyecto de amor y de salvación que Dios tiene para cada hombre y la humanidad entera" y, recordando cuánto el apóstol Pablo escribe a los Efesios, afirma: " En la llamada universal a la santidad destaca la peculiar iniciativa de Dios, escogiendo a algunos para que sigan más de cerca a su Hijo Jesucristo, y sean sus ministros y testigos privilegiados”. Como los Apóstoles, llamados directamente por el Maestro, " respondiendo a la llamada del Señor y dóciles a la acción del Espíritu Santo, una multitud innumerable de presbíteros y de personas consagradas, a lo largo de los siglos, se ha entregado completamente en la Iglesia al servicio del Evangelio". Aunque en algunas regiones de la tierra se registra una preocupante escasez de presbiterios, y " dificultades y obstáculos acompañan el camino de la Iglesia, nos sostiene la certeza inquebrantable de que el Señor, que libremente escoge e invita a su seguimiento a personas de todas las culturas y de todas las edades”.
Nuestro primer deber - pone en evidencia Benedicto XVI - "ha de ser por tanto mantener viva, con oración incesante, esa invocación de la iniciativa divina en las familias y en las parroquias, en los movimientos y en las asociaciones entregadas al apostolado, en las comunidades religiosas y en todas las estructuras de la vida diocesana. Tenemos que rezar para que en todo el pueblo cristiano crezca la confianza en Dios, convencido de que el «dueño de la mies» no deja de pedir a algunos que entreguen libremente su existencia para colaborar más estrechamente con Él en la obra de la salvación. Y por parte de cuantos están llamados, se requiere escucha atenta y prudente discernimiento, adhesión generosa y dócil al designio divino, profundización seria en lo que es propio de la vocación sacerdotal y religiosa para corresponder a ella de manera responsable y convencida. El Catecismo de la Iglesia Católica recuerda oportunamente que la iniciativa libre de Dios requiere la respuesta libre del hombre”.
El misterio eucarístico "expresa de manera sublime el don que libremente ha hecho el Padre en la Persona del Hijo Unigénito para la salvación de los hombres, y la plena y dócil disponibilidad de Cristo hasta beber plenamente el «cáliz» de la voluntad de Dios … Los presbíteros, que precisamente en Cristo eucarístico pueden contemplar el modelo eximio de un «diálogo vocacional» entre la libre iniciativa del Padre y la respuesta confiada de Cristo, están destinados a perpetuar ese misterio salvífico a lo largo de los siglos, hasta el retorno glorioso del Señor … El convencimiento de estar salvados por el amor de Cristo, que cada Santa Misa alimenta a los creyentes y especialmente a los sacerdotes, no puede dejar de suscitar en ellos un confiado abandono en Cristo que ha dado la vida por nosotros”.
En su Mensaje el Papa subraya que "es Jesús el modelo ejemplar de adhesión total y confiada a la voluntad del Padre, al que toda persona consagrada ha de mirar. Atraídos por Él, desde los primeros siglos del cristianismo, muchos hombres y mujeres han abandonado familia, posesiones, riquezas materiales y todo lo que es humanamente deseable, para seguir generosamente a Cristo y vivir sin ataduras su Evangelio, que se ha convertido para ellos en escuela de santidad radical. Todavía hoy muchos avanzan por ese mismo camino exigente de perfección evangélica, y realizan su vocación con la profesión de los consejos evangélicos”.
Plantea a continuación el Pontífice el interrogante: “¿Quién puede considerarse digno de acceder al ministerio sacerdotal? ¿Quién puede abrazar la vida consagrada contando sólo con sus fuerzas humanas?” y afirma: "la respuesta del hombre a la llamada divina, cuando se tiene conciencia de que es Dios quien toma la iniciativa y a Él le corresponde llevar a término su proyecto de salvación, nunca se parece al cálculo miedoso del siervo perezoso que por temor esconde el talento recibido en la tierra … Sin abdicar en ningún momento de la responsabi-lidad personal, la respuesta libre del hombre a Dios se transforma así en «corresponsabilidad», en responsabilidad en y con Cristo, en virtud de la acción de su Espíritu Santo; se convierte en comunión con quien nos hace capaces de dar fruto abundante”.
En la parte conclusiva el Mensaje cita como modelo el "Amén" generoso y total de la Virgen de Nazaret, "emblemática respuesta humana, llena de confianza en la iniciativa de Dios". A Maria, que es Madre de todos los hombres, el Papa confía en particular "a cuantos descubren la llamada de Dios para encaminarse por la senda del sacerdocio ministerial o de la vida consagrada". Por último, Benedicto XVI exhorta a no desanimarse ante las dificultades y las dudas: "confiad en Dios y seguid fielmente a Jesús y seréis los testigos de la alegría que brota de la unión íntima con Él”. (S.L) (Agencia Fides 1/4/2009)


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