VATICANO - Benedicto XVI en la parroquia del Santo Rostro de Jesús: "dejaos iluminar por el resplandor del Rostro de Cristo, y vuestra joven comunidad caminará unida, en el común compromiso de anunciar y testimoniar el Evangelio en este barrio"

martes, 31 marzo 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "Queridos hermanos y hermanas, gracias para estar conmigo en este bello domingo. Por desgracia llueve, pero está llegando el sol. Quizás sea signo de este tiempo prepascual, en el que sentimos los dolores del Señor y todos los problemas de nuestro mundo de hoy, cada uno a su modo. Pero también sabemos que el sol, aunque con frecuencia escondido, existe; qué Dios está cerca, nos ayuda y nos acompaña". Son las primeras palabras que el Santo Padre Benedicto XVI ha dirigido a los fieles reunidos en la parroquia del Santo Rostro de Jesús en la Magliana, en el sector Oeste de la diócesis de Roma, dónde ha ido en visita pastoral el domingo 29 de marzo.
En la homilía el Santo Padre ha aprovechado la pregunta que, como narra el pasaje evangélico del V domingo de Cuaresma, le plantearon a Felipe algunos griegos, prosélitos del judaísmo: "Señor, le dijeron, queremos ver a Jesús". "En la petición de estos anónimos griegos - ha explicado Benedicto XVI - podemos leer la sed que está en el corazón de cada hombre de ver y de conocer Cristo; ¡y la respuesta de Jesús nos orienta al misterio de la Pascua, manifestación gloriosa de su misión salvadora… Sì! Está por llegar la hora de la glorificación del Hijo del hombre, pero esto comportará el paso doloroso por la pasión y la muerte en la cruz. Sólo así en efecto se realizará el plan divino de la salvación que es para todos, judíos y paganos."
El Pontífice ha puesto en evidencia la oportunidad de meditar este texto del Evangelio de San Juan mientras se acercan los días de la Pasión del Señor: "Es como si la Iglesia nos animara a compartir el estado de ánimo de Jesús, queriendo prepararnos a revivir el misterio de su crucifixión, muerte y resurrección no como meros espectadores extraños, sino como protagonistas junto a Él, implicados en su misterio de cruz y resurrección".
Hablando de su muerte gloriosa, el Señor Jesús utiliza la imagen del grano de trigo que cae en tierra, que sólo producirá mucho fruto si muere. "No bastaba en efecto - ha continuado el Papa - que el Hijo de Dios se hubiera encarnado. Para llevar a cabo el plan divino de la salvación universal, fue necesario que Él muriera y fuera enterrado: sólo así se habría aceptado toda la realidad humana y, a través de su muerte y resurrección, se habría hecho manifiesto el triunfo de la Vida, el triunfo del amor; se habría demostrado que el amor es más fuerte que la muerte". El hombre Jesús "sentía el peso de la prueba y la tristeza amarga por el trágico fin que le esperaba… Pero a la vez, no disminuye lo más mínimo su filial adhesión al diseño divino, porque precisamente por ello, sabe que ha llegado a esa hora… Él transforma su voluntad humana y la identifica con la de Dios. Éste es el gran acontecimiento del Monte de los Olivos, el recorrido que debería realizarse fundamentalmente en cada una de nuestras oraciones: transformar, dejar que la gracia transforme nuestra voluntad egoísta y la abra a conformarse a la voluntad divina."
Dirigiendo después a los presentes, el Pontífice ha recordado que Jesús indica a todos sus discípulos el camino de la Cruz: “no hay otra alternativa para el cristiano, que quiera realizar su vocación… no existe otro camino para experimentar la alegría y la verdadera fecundidad del amor: el camino del darse, del consagrarse, del perderse para encontrarse”. Saludando a continuación a los fieles de la Parroquia dedicada al Santo Rostro de Jesús, el Papa los ha exhortado con estas palabras: "dejaos iluminar por el esplendor del Rostro de Cristo y vuestra joven comunidad… caminará unida, en el compromiso común de anunciar y testimoniar el Evangelio en este barrio". Luego ha invitado a los jóvenes a dejarse “arrastrar por el atractivo de Cristo": "Mirando con los ojos de la fe, su Rostro, pregúntale: 'Jesús, ¿qué quieres que yo haga contigo y por Ti?’. Quedaos después a la escucha y, guiados por su Espíritu, secundad el diseño que Él tiene para vosotros." El Santo Padre ha concluido la homilía invitando a todos a rezar "para que todos aquellos con los que nos encontremos, perciban siempre en nuestros gestos y en nuestras palabras la pacificante y consoladora bondad de su Rostro".
Después de la Misa, se ha reunido con los niños que se preparan para recibir la Primera Comunión, Benedicto XVI les ha dicho: "Hoy hemos oído en el Evangelio que personas de Grecia han dicho: queremos ver a Jesús. Todo nosotros queremos ver y conocer a Jesús, que está presente entre nosotros. Ahora hacéis este camino de preparación y luego en el momento de la primera comunión Él estará a vuestro lado, y vosotros podréis sentir como Él estará con vosotros. En Pascua, con la belleza de la fiesta, podremos sentir mejor la alegría que da al corazón la presencia de Cristo resucitado”.
Al Consejo Pastoral el Santo Padre ha expresado su agradecimiento por todo lo que hace por la construcción de la Iglesia viva en ese barrio de Roma, y ha continuado: “Me parece que uno de los dones del Concilio Vaticano II es la existencia de estos Consejos pastorales, dónde laicos representantes de toda la comunidad afrontan, junto con el párroco y con los sacerdotes, los problemas de la Iglesia viva de un barrio, ayudan a construir la Iglesia, a hacer presente la Palabra de Dios y a sensibilizar a la gente sobre la presencia de Jesucristo en los sacramentos. En este tiempo dónde el laicismo es fuerte, y todas las impresiones a nuestro alrededor se ponen un poco contra la presencia de Dios, contra la capacidad de percibir esta presencia, es tanto más importante no dejar al sacerdote solo, pero sea circundado por creyentes que lleven con él esta semilla de la Palabra y ayuden para que crezca en nuestro tiempo".
Subrayando la importancia de "consolar, ayudar, asistir a la gente en el sufrimiento", el Santo Padre ha recordado su reciente visita a Yaundé, en Camerún, al Centro creado por el Cardenal Leger, canadiense, que "después del Concilio en 1968 sintió la necesidad no sólo de predicar y de gobernar, sino de ser un sencillo sacerdote para asistir a los que sufren". Ha exhortado a continuación a "ser siempre sensibles hacia el sufrimiento, hacia los dolientes, hacia los pobres, hacia las personas necesitadas en tantas formas de pobreza, también espiritual, en las que nos espera el Señor”. "Según la tradición – ha continuado el Pontífice - el consejo es un don del Espíritu Santo y un párroco, cuanto más un Papa, necesita consejo, necesita ser ayudado a la hora de tomar decisiones. Por tanto estos consejos pastorales también realizan una obra del Espíritu Santo y testimonian su presencia en la Iglesia”.
En el último saludo a los fieles antes de regresar al Vaticano, el Papa ha recordado una vez África: "Queridos amigos, quisiera agradecer vuestro entusiasmo. Ello me hace pensar en África, dónde también he visto mucha a gente con la alegría de ser católica, de formar parte de la gran familia de Dios. Gracias porque veo también esta alegría en vosotros". (S.L) (Agencia Fides 31/3/2009)


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