EUROPA/ITALIA - “En cárcel por Cristo, libres para amar”: XVII Jornada de oración y ayuno por los misioneros mártires del 24 de marzo inspirada por San Pablo

lunes, 23 marzo 2009

Roma (Fides) – El 24 de marzo, aniversario del asesinato de Mons. Oscar A. Romero, Arzobispo de San Salvador (1980), por iniciativa del Movimiento Juvenil Misionero de las Obras Misionales Pontificias italianas, se recuerda a todos los misioneros que han sido asesinados en el mundo. La iniciativa, nacida en 1993, se ha extendido a diversos países: son muchas las diócesis y los institutos religiosos que dedican particulares iniciativas a recordar a los propios misioneros mártires y con ellos a todos aquellos que han derramado su sangre por el Evangelio.
En el Año Paulino, el tema escogido para la XVII Jornada de oración y ayuno en memoria de los misioneros mártires, invita este año a reflexionar sobre la experiencia misionera del Apóstol de Gentes: “En sus escritos Pablo recuerda haber padecido varias formas de sufrimiento por Cristo y al mismo tiempo haber padecido también por su ‘preocupación por todas las Iglesias’, para las que invocaba del Señor con un sufrimiento casi físico el don de la fidelidad al Evangelio recibido”, escribe don Gianni Cesena, Director nacional de las Obras Misionales Pontificias en Italia, presentando el subsidio realizado para la Jornada.
“Pensamos que detrás de todo misionero mártir o asesinado o secuestrado o perseguido –continua don Cesena- están presentes los sufrimientos de sus comunidades, la precariedad de la vida cotidiana, las amenazas a muchos humildes testimonios del Evangelio, laicos y laicas, que no cuentan con la movilización de muchedumbres y periódicos y cuya defensa es confiada a la sola voz de misioneros y misioneras que comparten cada una de esas situaciones, motivados solo por la fuerza del amor. En cadenas por Cristo, libres para amar: San Pablo es no solo el autor, sino también el robusto ejemplo de este mensaje. Este exige solidaridad con las comunidades sufrientes, exige también a cada uno el realizar en la oración, en el ayuno y en la vida aquella intercesión que no es resignación ante las vicisitudes, ante las negaciones de los derechos, las lógicas de la violencia, sino un estar en metido, inventando gestos y relaciones de reconciliación y teniendo presente la misteriosa palabra que Jesús reserva a cuantos están perdidos a los ojos del mundo, pero son beatos a los ojos de Dios: ‘Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron’ (Mt 5,11-12)”.
Entre las indicaciones para la celebración, el Movimiento Juvenil Misionero recuerda que “la oración y el ayuno, en la tradición cristiana, son obras de amor y de comunión con Dios y con la Iglesia; vivirlas en ocasión de la jornada de oración y ayuno en memoria de los Misioneros Mártires significa orar a Dios para que sostenga a las misioneras, a los misioneros y a las comunidades cristianas que viven aún hoy en día en la discriminación y en la persecución”.
Se invita a las comunidades parroquiales y de vida consagrada, seminarios, noviciados, a utilizar las indicaciones para la Vigilia, el Via Crucis, la Adoración eucarística, la celebración ecuménica, preparadas para esta ocasión, no solamente el 24 de marzo sino en los días anteriores o posteriores; crear en la iglesia una esquina del martirio utilizando un cruz, un paño rojo (que puede ser expuesto frente a la puerta principal), una rama de olivo con los nombres de los misioneros asesinados; tocar las campanas a las 15 horas del 24 de marzo para invitar a la meditación sobre el sacrificio de Cristo y de tantas mujeres y hombres de buena voluntad; plantar un árbol para recordar a cuantos han dado todo por amor. Las familias pueden encender un cirio rojo en las ventanas o exponer un paño rojo para una memoria visible del tiempo que estamos viviendo; realizar un gesto de reconciliación: entre marido y mujer, entre padres e hijos, entre hermanos y hermanas, entre vecinos de casa, miembros de la misma familia; ofrecer el ayuno para sostener el proyecto de solidaridad propuesto este año. Enfermos y quienes sufren pueden ofrecer su dolor en memoria de los misionarios asesinados a causa del anuncio del Evangelio y para sostener el trabajo apostólico de cuantos obran en cada ángulo de la tierra y para pedir al Señor el don de santas y numerosas vocaciones misioneras. Los jóvenes están invitados a donar la propia sangre y a visitar a cuantos están solos y oprimidos por los sufrimientos: en hospital, en una casa de reposo, en cárcel, con enfermos o ancianos solos en sus casas.
Este año el proyecto de solidaridad que se espera realizara con las ofertas recogidas por la Jornada de oración y ayuno en memoria de los Misioneros Mártires es un centro para muchachas diversamente hábiles, algunas incluso abandonadas por la propia familia, administrado por las Religiosas Brignoline en India, en el estado del Kerala. (S.L.) (Agencia Fides 23/3/2009; líneas 57; palabras 843)


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