VATICANO - Benedicto XVI en Angola (14) - Santa Misa con los Obispos del IMBISA: "La Iglesia en Angola y en toda África, tiene la tarea de ser ante el mundo un signo de esa unidad a la que, a través de la fe en Cristo redentor, está llamada toda la familia humana”

lunes, 23 marzo 2009

Luanda (Agencia Fides) - En la explanada de Cimangola en Luanda, el domingo 22 de marzo a las 10 horas el Santo Padre Benedicto XVI ha presidido la Concelebración Eucarística del cuarto domingo de Cuaresma, concelebrada por los Obispos del IMBISA (Interregional Meeting of Bishops of Southern África) ante una muchedumbre de centenares de millares de fieles, y al término ha dirigido el rezo del ángelus. "Para mí es hoy un motivo de alegría celebrar como Sucesor del Apóstol Pedro esta Misa con vosotros, mis hermanos y hermanas en Cristo, que venís de diversas regiones de Angola, Santo Tomé y Príncipe y de muchos otros Países" ha dicho el Santo Padre al inicio de la homilía.
Refiriéndose a las lecturas del día, el Papa ha subrayado la particular consonancia de la invitación, propuesta por la primera lectura, al Pueblo elegido mientras estaba en destierro, a volver a Jerusalén para reconstruir el Templo del Dios, con la descripción de la destrucción y la ruina causada por la guerra, que "refleja la experiencia personal de muchas personas en este País durante las terribles devastaciones de la guerra civil". "Esta experiencia - ha continuado el Papa - es demasiado familiar en el conjunto de África: el poder destructivo de la guerra civil, el caer en el torbellino del odio y la venganza, el despilfarro de los esfuerzos de generaciones de gente de bien… La llamada a volver y a reconstruir el Templo de Dios tiene un significado particular para todos nosotros”.
Benedicto XVI ha recordado a continuación que en Angola se celebraba en ese domingo un Día de oración y sacrificio por la reconciliación nacional. "El Evangelio nos enseña que la reconciliación –una verdadera reconciliación– sólo puede ser fruto de una conversión, de una transformación del corazón, de un nuevo modo de pensar - ha dicho el Pontífice -. Nos enseña que sólo la fuerza del amor de Dios puede cambiar nuestros corazones y hacernos triunfar sobre el poder del pecado y la división… He venido a África precisamente para predicar este mensaje de perdón, de esperanza y de una vida nueva en Cristo… Hoy os pido que recéis, junto con nuestros hermanos y hermanas de toda África, por esta intención: que todo cristiano en este gran Continente sienta el toque saludable del amor misericordioso de Dios, y que la Iglesia en África sea «gracias al testimonio ofrecido por sus hijos e hijas, lugar de auténtica reconciliación»”.
El Papa ha recordado después el mensaje que ha venido a traer a África: " Habéis recibido del Espíritu Santo la fuerza de ser los constructores de un porvenir mejor para vuestro querido País. En el Bautismo se os ha dado el Espíritu para ser heraldos del Reino de Dios, reino de la verdad y la vida, de la santidad y la gracia, de la justicia, el amor y la paz. El día de vuestro Bautismo habéis recibido la luz de Cristo. Sed fieles a este don… Y agradeced también la luz de Cristo. Mostrad vuestro reconocimiento a quienes os la han traído: generaciones y generaciones de misioneros que tanto han contribuido y siguen contribuyendo al desarrollo humano y espiritual de este País. Agradeced el testimonio de tantos padres y maestros cristianos, catequistas, sacerdotes, religiosas y religiosos, que han sacrificado su propia vida para transmitiros este precioso tesoro. Asumid el reto que representa este gran patrimonio. Tened presente que la Iglesia en Angola y en toda África, tiene la tarea de ser ante el mundo un signo de esa unidad a la que, a través de la fe en Cristo redentor, está llamada toda la familia humana”.
¡Citando luego la enseñanza del Evangelio sobre la luz traída por Cristo, el Papa ha recordado que "las nubes del mal han oscurecido trágicamente también África, incluida esta amada Nación de Angola" y ha citado el flagelo de la guerra, del tribalismo , de las rivalidades étnicas, de la codicia, además del egoísmo que conduce inevitablemente al hedonismo, "a la evasión en falsas utopías mediante el uso de la droga, a la irresponsabilidad sexual, al debilitamiento de la unión matrimonial, a la destrucción de las familias y la eliminación de vidas humanas inocentes por el aborto". A pesar de todo, la palabra de Dios es siempre "una palabra de esperanza sin límites… Dios nunca nos considera desahuciados. Él sigue invitándonos a levantar los ojos hacia un futuro de esperanza y nos promete la fuerza para conseguirlo… Dios nos ha creado para vivir en la luz y para ser luz del mundo que nos rodea”.
El Santo Padre ha evidenciado a continuación que "el trabajo de reconstrucción es penosamente lento y duro. Requiere tiempo, esfuerzo y perseverancia”, pero "debe comenzar en nuestros corazones, en los pequeños sacrificios cotidianos necesarios para ser fieles a la ley de Dios, en los pequeños gestos mediante los cuales demostramos amar a nuestros prójimos –todos ellos, sin distinción de raza, etnia o lengua– con la disponibilidad de colaborar con ellos para construir juntos sobre fundamentos duraderos". A este respecto ha exhortado a hacer que las parroquias se conviertan en "comunidades donde la luz de la verdad de Dios y el poder del amor reconciliador de Cristo no solamente se celebren, sino que también se manifiesten en obras concretas de caridad”.
¡Benedicto XVI ha dirigido un particular pensamiento a los jóvenes de Angola y a todos los jóvenes de África: "Queridos jóvenes amigos, vosotros sois la esperanza del futuro de vuestro País, la promesa de un mañana mejor. Comenzad a crecer desde hoy en vuestra amistad con Jesús, que es «el camino, y la verdad, y la vida» (Jn 14,6): una amistad alimentada y profundizada por la oración humilde y perseverante. … La Iglesia necesita vuestro testimonio. No tengáis miedo de responder generosamente a la llamada de Dios para servirlo, bien como sacerdotes, religiosas o religiosos, bien como padres cristianos o en tantas otras formas de servicio que la Iglesia os propone”.
Al término de la homilía, el Papa ha invitado a todo el Pueblo de Dios en Angola y en todo África del Sur a levantarse: “Mirad al futuro con esperanza, confiad en las promesas de Dios y vivid en su verdad. De este modo construiréis algo destinado a permanecer, y dejaréis a las generaciones futuras una herencia duradera de reconciliación, de justicia y de paz”.
Antes de recitar el ángelus, al final de la Celebración Eucarística, el Papa ha invitado a los hombres y las mujeres de todas las partes del mundo a volver sus ojos hacia este gran Continente "tan colmado de esperanza, pero todavía tan sediento de justicia, de paz, de un sano e integral desarrollo que pueda asegurar a su pueblo un futuro de progreso y paz". Después ha confiado a las oraciones de todos la preparación para la Segunda Asamblea Especial para el África del Sínodo de los Obispos, deseando que los católicos de este Continente se conviertan cada vez más plenamente en "levadura de evangélica esperanza para todas las personas de buena voluntad que aman África", y por último, ha invocado la intercesión de la Virgen Maria, Reina de la Paz, para que "siga conduciendo al pueblo de Angola en la tarea de la reconciliación nacional después de la desoladora e inhumana experiencia de la guerra civil. Que sus oraciones alcancen para todos los angoleños la gracia de un auténtico perdón, del respeto por los otros y de la cooperación, la única que puede llevar adelante la inmensa obra de la reconstrucción… Aquí, en África del Sur, pidamos a Nuestra Señora que interceda particularmente por la paz, la conversión de los corazones y el fin del conflicto en la cercana región de los Grandes Lagos”. (S.L) (Agencia Fides 23/3/2009)


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