AMERICA/PANAMA - Lanzamiento de la Misión Continental en el país: “es necesario recuperar nuestra identidad misionera, nuestro celo misionero”

viernes, 6 marzo 2009

Ciudad de Panamá (Agencia Fides) - La Iglesia Panameña se declaró en estado de misión el pasado 1 de marzo, al realizar el lanzamiento oficial de la Misión Continental, a los pies de Cristo de Atalaya, donde cientos de fieles se congregaron junto a todos los obispos del país. La Basílica Menor de San Miguel Arcángel, de la Diócesis de Santiago de Veraguas, fue el escenario elegido por la Conferencia Episcopal Panameña, para realizar el Lanzamiento. La Eucaristía estuvo presidida por Mons. José Luis Lacunza, Obispos de la Diócesis de David y Presidente de la Conferencia Episcopal Panameña, quien destacó que desarrolló en la homilía tres puntos fundamentales: ¿Por qué la misión?; ¿Para qué la misión? ¿Cómo hacer la misión?
¿Por qué la misión? “Porque somos la Iglesia de Jesús, el «enviado», el «misionero» del Padre”, afirma el Obispo. “Y Él mismo escogió y envió a los Apóstoles, es decir a la Iglesia, para continuar su misión”. Por ello, recuerda el Obispo, “la Iglesia de Jesús es misionera por naturaleza, a tiempo completo y en todas sus estructuras”. Sin embargo, según afirma el Presidente de la Conferencia Episcopal, “en algún momento de nuestra historia, perdimos el aguijón de la misión y dejamos de sentir el apremio de la misión que expresaba San Pablo: «Ay de mí si no predico el Evangelio»”. Por ello, es necesario “recuperar nuestra identidad misionera, nuestro celo misionero”, este es precisamente el objetivo fundamental de la Misión Continental.
La segunda pregunta a la que da respuesta el Obispo es su homilía es ¿Para qué la Misión?, recordando que lo principal es anunciar la Buena Nueva, “que consiste en que nadie está excluido del amor del Padre”. “El fruto de la misión es la ‘vida’ – continua el Obispo- pero no cualquier vida sino la vida de Jesucristo” y por ello, “así como no se puede ser discípulo de Cristo sin ser misionero, tampoco, sin ser promotores de la vida”. En este sentido realiza un llamamiento a defender la vida en todas sus etapas y a luchar y promover una vida digna para todos, sin exclusión de ninguna clase ni de ningún ámbito. Para ello, se debe “luchar por una política al servicio del bien común; por una economía solidaria que distribuya con equidad los recursos del Estado; por una sociedad inclusiva y que abra oportunidades para todos, especialmente para los más marginados; por una educación en valores, promotora de cultura y respetuosa de la conciencia y de los derechos de los padres; por una administración de justicia imparcial y expedita; por una seguridad ciudadana que respete los derechos humanos; por una atención a los problemas sociales; por una convivencia sin rencores ni violencias, con diferencias pero sin divisionismos y con tolerancia”. De esta actitud misionera surgirá una sociedad nueva.
Respecto a la tercera cuestión, ¿Cómo hacer la Misión? asegura que “no se trata simplemente de hacer una misión, cuanto de ponernos en estado de misión”. A la vez recuerda que para poder realizar esto el discípulo-misionero de Jesús debe ser un hombre de oración que lee con asiduidad la Palabra de Dios y se alimenta y es sostenido por la fuerza de los sacramentos, especialmente Eucaristía y Reconciliación. “No somos discípulos-misioneros por nuestra voluntad ni por nuestras fuerzas, sino por la elección de Dios y por su gracia”.
Concluye su homilía con una breve referencia al momento político que vive el país, lamentando que los políticos no respondieran al llamamiento realizado por los Obispos de firmar un Pacto Ético Electoral (ver Fides 12/01/09), lo cual hace temer que la campaña política se convierta en una batalla campal para conquistar el poder a cualquier precio. Por ello, en nombre de todos los Obispos Mons. José Luis Lacunza rechaza el uso de la violencia física, sicológica o verbal y exigen a las autoridades competentes que tomen las medidas oportunas y enérgicas en estos casos. A los panameños les pide “que no se dejen llevar por la espiral de violencia o descalificaciones sino que analicen las propuestas de gobierno y, cuando llegue el momento de las elecciones, ejerzan su derecho y deber de votar con conciencia cristiana y responsabilidad ciudadana”.
“Vinimos a Atalaya como peregrinas y peregrinos; volvamos a nuestros hogares y comunidades como misioneras y misioneros”, concluye el Obispo su homilía. (RG) (Agencia Fides 6/3/2009)


Compartir: