ASIA/JAPÓN - Tres religiosas japonesas han pasado diez años como misioneras en Siberia

jueves, 26 febrero 2009

Tokyo (Agencia Fides) – De las tranquilas islas japonesas a la gélida tundra de la Siberia rusa: está ha sido la misión evangelizadora de tres religiosas japonesas que por diez años han llevado a cabo un precioso servicio pastoral en la fría región de Asia del Norte. Por un decenio han dedicado su vida de misioneras al crecimiento de la Iglesia local, a la catequesis y al cuidado de los bautizados, a la instrucción en la fe católica de los muchachos, a la ayuda de las familias necesitadas y al cuidado de los enfermos. Ahora han regresado a su patria llevando con ellas el patrimonio de estos diez años de misiones y continuaran a sensibilizar a la comunidad católica local, en distintas diócesis, sobre el tema de la “misión ad gentes”.
Se trata de tres religiosas de la congregación de las “Hermanas de la Visitación” que viajaron a Siberia a finales de los años ’90 a pedido de un pequeño grupo de católicos de la zona, que deseaban tener una iglesia.
Las religiosas comenzaron su trabajo pastoral en Siberia junto a dos sacerdotes americanos misioneros de Maryknoll, dedicándose a la reconstrucción de una iglesia católica en la provincia de Khabarowski. En los siguientes años la comunidad japonesa continuó ayudando a la misión en Siberia con el envío de otros tres misioneros laicos, que se quedaron en la región tres años.
En Siberia la libertad religiosa fue recuperada en los años ’90, después de 73 años de opresión del régimen soviético. Sor Kiyoko Suwa (82 años), sor Kazuko Seya (70 años) partieron con otra hermana en 1998, llegando a una región donde aún era muy fuerte el terrible recuerdo de los gulag estalinianos donde los fieles católicos habían conservado la luz de la fe en la clandestinidad.
Entre las urgencias del trabajo pastoral estaba la de restituir la confianza y la esperanza a los bautizados que por años no habían podido manifestar su fe, y la de construir puentes de diálogo y de comprensión con la Iglesia ortodoxa.
Gracias al aporte de las diócesis japonesas – cuentan las religiosas – la iglesia pudo ser reconstruida y la comunidad católica renació. “Al inicio eran sólo 5 personas las que frecuentaban la Santa Misa. En la actualidad el número de parroquianos es de 300 personas. Muchas de estas, encontrando en sus casas símbolos y objetos relacionados a la fe católica, como el Santo Rosario, han redescubierto y revitalizado su fe”.
El equipo misionero, durante los años, ha dado vida a diversas actividades como: oración y meditación comunitaria; lectura de la Biblia y celebración del rosario en las casas; obras de caridad en favor de los enfermos ciclos de catequesis para niños, jóvenes y adultos. Gracias a la presencia de monjas japonesas se ha establecido también la relación de hermandad entre la diócesis japonesa de Niigata y la diócesis siberiana de Khabarovsk. Hoy, los contactos continúan y la comunidad católica siberiana crece.
Las religiosas dicen: “Evangelizar no es predicar sermones, sino hacerse instrumento para que Jesús pueda tocar el corazón del hombre y cada individuo pueda encontrar el amor de Cristo en su vida. La misión consiste en construir un puente entre el hombre y Dios”. (PA) (Agencia Fides 26/2/2009; líneas 37 palabras 530)


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