VATICANO - Benedicto XVI exhorta a la comunidad del Pontificio Colegio Pío Latino Americano a participar en la "Misión continental", "que facilitará la puesta en marcha de programas catequéticos y pastorales destinados a la formación y desarrollo de comunidades cristianas evangelizadas y misioneras”

viernes, 20 febrero 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El recuerdo de los días pasados en Aparecida, para la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y la invitación a unirse con entusiasmo a la "Misión continental", aprobada precisamente en Aparecida, han sido dos de los temas principales del discurso que el Santo Padre Benedicto XVI ha dirigido a los superiores, religiosos y alumnos del Pontificio Colegio Pío Latino Americano, recibidos en audiencia el 19 de febrero con ocasión del 150 aniversario de fundación del Colegio.
"El veintisiete de noviembre de mil ochocientos cincuenta y ocho dio comienzo la fructuosa andadura de este Colegio como valioso centro de formación, primero de seminaristas y, desde hace algo más de tres décadas, de diáconos y sacerdotes - ha recordado el Pontífice al inicio de su discurso -. Hoy, más de cuatro mil alumnos se sienten miembros de esa gran familia … Ustedes, queridos alumnos del Colegio Pío Latinoamericano, son herederos de este rico patrimonio humano y espiritual, que hay que perpetuar y enriquecer con un serio cultivo de las distintas disciplinas eclesiásticas y con la vivencia gozosa de la universalidad de la Iglesia … Ustedes mismos son fruto de esa maravillosa siembra del mensaje redentor de Cristo a lo largo de la historia. En efecto, provienen de diversos países, en los que, hace más de quinientos años, unos valerosos misioneros dieron a conocer a Jesús, nuestro Salvador. De este modo, por medio del bautismo, aquellas gentes se abrieron a la vida de la gracia que los hizo hijos de Dios por adopción y recibieron, además, el Espíritu Santo, que fecundó sus culturas, purificándolas y desarrollando las semillas que el Verbo encarnado había puesto en ellas, orientándolas así por los caminos del Evangelio”.
Benedicto XVI ha puesto a continuación en evidencia esta oportunidad privilegiada que ofrece el Colegio a los alumnos de forjar su corazón como verdaderos apóstoles, "en los que todo su ser y quehacer esté anclado firmemente en el Señor", la posibilidad de "compartir fraternalmente su experiencia humana y sacerdotal y les ofrece una ocasión favorable para abrirse permanentemente al conocimiento de otras culturas y expresiones eclesiales". Todo esto los ayudará " ser auténticos discípulos de Jesucristo e intrépidos misioneros de su Palabra, con amplitud de miras y grandeza de alma”. A continuación el Papa ha exhortado a los alumnos a aprovechar bien el tiempo de su estancia en Roma: "la constancia en el estudio y la investigación rigurosa, además de hacerlos indagar en los misterios de la fe y en la verdad sobre el hombre a la luz del Evangelio y de la tradición de la Iglesia, fomentará en ustedes una vida espiritual arraigada en la Palabra de Dios y siempre alimentada por la riqueza incomparable de los sacramentos”.
Después de haber subrayado que "el amor y la adhesión a la Sede Apostólica es una de las características más relevantes de los pueblos latinoamericanos y del Caribe", Benedicto XVI ha recordado los días pasados en Aparecida, dónde fue para " alentar a los obispos en su reflexión sobre algo fundamental para avivar la fe de la Iglesia que peregrina en aquellas amadas tierras: llevar a todos nuestros fieles a ser "discípulos y misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos en Él tengan vida". Por ello, el Santo Padre ha exhortado a “asociarse con entusiasmo a ese espíritu, mostrado en el dinamismo con el que todas aquellas diócesis han iniciado, o lo están haciendo, la «Misión continental» impulsada en Aparecida, iniciativa que facilitará la puesta en marcha de programas catequéticos y pastorales destinados a la formación y desarrollo de comunidades cristianas evangelizadas y misioneras. Acompañen estos propósitos con su ferviente oración, para que los fieles conozcan, se entreguen e imiten cada vez más a Jesucristo, participando frecuentemente en las celebraciones dominicales de cada comunidad y dando testimonio de Él, de modo que se conviertan en instrumentos eficaces de esa «Nueva Evangelización», a la cual convocó repetidamente el Siervo de Dios Juan Pablo II, mi venerado predecesor”. El Papa ha concluido su discurso agradeciendo a todos los presentes y confiándolos a Maria Santísima, Nuestra Señora de Guadalupe. (S.L) (Agencia Fides 20/2/2009)


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