VATICANO - El Papa subraya a los Obispos de Turquía la importancia de "que cristianos y musulmanes puedan comprometerse juntos a favor del hombre, de la vida, así como de la paz y la justicia. La distinción entre la esfera civil y la esfera religiosa es ciertamente un valor que debe ser protegido”

martes, 3 febrero 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "Vuestra visita, que se desarrolla providencialmente en este año consagrado a san Pablo, adquiere una importancia particular para vosotros, pastores de la Iglesia católica en Turquía, tierra en la que nació el apóstol de las gentes y en la que fundó varias comunidades - ha dicho el Santo Padre Benedicto XVI a los Obispos de Turquía recibidos en visita A limina apostolorum el 2 de febrero -. Sé que en vuestro país habéis querido dar un brillo particular a este año jubilar y que numerosos peregrinos visitan los lugares amados por la tradición cristiana. Espero que a los peregrinos les resulte más fácil el acceso a esos lugares tan significativos para la fe cristiana, así como a las celebraciones de culto. De hecho, me alegro profundamente por la dimensión ecuménica que se le ha dado a este año paulino, manifestando de este modo la importancia de esta iniciativa para las demás Iglesias y comunidades cristianas. ¡Que este año haga posibles nuevos progresos en el camino hacia la unidad de todos los cristianos!”
Después de haber recordado la larga y rica historia de las Iglesias locales de Turquía, que se remonta a las primeras comunidades cristianas, el Papa ha querido "recordar también a todos los cristianos, sacerdotes y laicos, que han testimoniado la caridad de Cristo, en ocasiones hasta con el don supremo de su vida, como el padre Andrea Santoro. Que esta historia prestigiosa sea para vuestras comunidades, de las que conozco el vigor de la fe y la abnegación en las pruebas, no sólo el recuerdo de un pasado glorioso, sino además un aliento a continuar con generosidad en el camino trazado, testimoniando entre sus hermanos el amor de Dios por todo ser humano”.
El Santo Padre ha puesto en evidencia a continuación la importancia de "profundizar en la fe de la Iglesia y a vivir cada vez con más ardor la esperanza que de él mana. El pueblo de Dios encontrará un apoyo eficaz para su fe y su esperanza en una auténtica comunión eclesial". Después de haber recordado que los Obispos son los primeros responsables de la realización concreta de la unidad de la comunidad, el Pontífice ha subrayado que la comunión que debe reinar entre ellos, en la diversidad de los ritos, “se expresa particularmente por una fraternidad real y una colaboración mutua, que les permite ejercer su ministerio con un espíritu colegial y reforzar la unidad del Cuerpo de Cristo. Esta unidad encuentra una fuente vital en la Palabra de Dios, de la que el reciente Sínodo de los Obispos ha subrayado su importancia en la vida y en la misión de la Iglesia". A continuación ha invitado a formar a los fieles " para que la Sagrada Escritura no sea una Palabra del pasado, sino que ilumine su existencia y les abra un auténtico acceso a Dios”.
El Santo Padre ha dirigido palabras especiales de estimulo a los sacerdotes y a los religiosos, que procedentes en gran número de otros países, tienen que afrontar una tarea a menudo pesada para introducirse en las realidades de las Iglesias locales, "para que puedan dar a todos los miembros de la comunidad católica la atención pastoral necesaria, sin olvidar a las personas más débiles y aisladas". Además el exiguo número de sacerdotes, a menudo insuficientes, no puede sino impulsar "a desarrollar un vigorosa pastoral de vocaciones". Benedicto XVI ha citado después el empeño por la pastoral de los jóvenes, importante para que ellos puedan adquirir "una formación cristiana que les ayude a consolidar su fe y a vivir en un contexto con frecuencia difícil" y la formación de los laicos, que debe "permitirles asumir con competencia y eficacia las responsabilidades que se les exigen en el seno de la Iglesia”.
En la parte conclusiva de su discurso, el Santo Padre ha afirmado: "La comunidad cristiana de vuestro país vive en una nación regida por una Constitución que afirma la laicidad del Estado, pero en la que la mayoría de los habitantes es musulmana. Por tanto, es muy importante que cristianos y musulmanes puedan comprometerse juntos a favor del hombre, de la vida, así como de la paz y la justicia. De hecho, la distinción entre la esfera civil y la esfera religiosa es ciertamente un valor que debe ser protegido. No obstante en ese ámbito, le corresponde al Estado garantizar con eficacia a todos los ciudadanos y a todas las comunidades religiosas la libertad de culto y la libertad religiosa, siendo inaceptable toda violencia contra los creyentes, cualquiera que sea su religión. En ese contexto, soy consciente de vuestro deseo y vuestra disponibilidad para entablar un diálogo sincero con las autoridades y encontrar una solución a los diversos problemas planteados a vuestras comunidades, como el del reconocimiento de la personalidad jurídica de la Iglesia católica y de sus bienes. Ese reconocimiento tendrá necesariamente consecuencias positivas para todos. Es deseable que se establezcan contactos permanentes, por ejemplo a través de una comisión bilateral para estudiar las cuestiones que todavía quedan por resolver”. (S.L) (Agencia Fides 3/2/2009; Líneas: 58 Palabras: 893)


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