VATICANO - En el ángelus de la Epifanía el Santo Padre subraya que Jesús " quiere reinar con el amor y la verdad y nos pide que nos convirtamos, que abandonemos las obras malas y que recorramos con decisión el camino del bien", lanza un llamamiento por Tierra santa y por la República Democrática de Congo, y recuerda la Jornada de la Infancia Misionera

miércoles, 7 enero 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El neto contraste entre la actitud de los Magos que van a adorar al Niño Jesús y la de Herodes y de los Judíos, ha sido el tema en el que se ha centrado el Santo Padre Benedicto XVI en su discurso antes del rezo del ángelus el 6 de enero, solemnidad de la Epifanía del Señor. "Herodes se alarma - ha explicado el Santo Padre -, porque ve en aquél a quien buscan los Magos a un competidor para él y para sus hijos. Los jefes y los habitantes de Jerusalén, por el contrario, parecen quedarse más bien atónitos, como si se despertaran de una cierto sopor”.
Describiendo la turbación de Jerusalén, Benedicto XVI ha continuado, "parece que el Evangelista quiere como anticipar la posición que después tomarán los sumos sacerdotes y el Sanedrín, así como parte del pueblo, ante Jesús durante su vida pública. Ciertamente, destaca el hecho de que el conocimiento de las Escrituras y de las profecías mesiánicas no lleva a todos a abrirse a Él y a su palabra". Es este uno de los puntos cruciales de la teología de la historia, puesto en evidencia por el Papa: "el drama del amor fiel de Dios en la persona de Jesús" y la actitud de hostilidad o ambigüedad o superficialidad que representa la de cada hombre y del "mundo" - en sentido espiritual -, cuando se cierra al misterio del verdadero Dios, el cual viene a nuestro encuentro en la desarmante mansedumbre del amor. "Jesús, el 'rey de los Judíos', s el Dios de la misericordia y de la fidelidad; quiere reinar con el amor y la verdad y nos pide que nos convirtamos, que abandonemos las obras malas y que recorramos con decisión el camino del bien. "Jerusalén", por tanto, en este sentido, somos todos nosotros”.
Después del ángelus el Santo Padre ha dirigido férvidas felicidades "a los hermanas y hermanas de las Iglesias Orientales, que siguiendo el calendario juliano celebrarán mañana la santa Navidad". A continuación, en una peregrinación espiritual a Tierra Santa y el Medio Oriente, ha dicho: "Sigo con profunda preocupación los violentos enfrentamientos armados que tienen lugar en la Franja de Gaza. Mientras confirmo que el odio y el rechazo del diálogo no traen más que guerra, quisiera hoy alentar las iniciativas y los esfuerzos de quienes, amando la paz, están tratando de ayudar a israelíes y palestinos a sentarse alrededor de una mesa y hablar. ¡Que Dios apoye el compromiso de estos "constructores de paz!"
A continuación el Papa ha dirigido un "pensamiento especial" "a todos los niños, que son la riqueza y la bendición del mundo, y sobre todo en aquellos a los que se les niega una infancia serena". En particular ha llamado la atención " sobre la situación de decenas de niños y muchachos que, en estos últimos meses, incluido el período navideño, en la provincia oriental de la República Democrática del Congo, han sido secuestrados por bandas armadas que han atacado las aldeas y causado numerosas víctimas y heridos. Hago un llamamiento a los autores de estas brutalidades inhumanas para que devuelvan estos muchachos a sus familias y a su futuro de seguridad y desarrollo al que tienen derecho, junto a esas queridas poblaciones. Manifiesto al mismo tiempo mi cercanía espiritual a las Iglesias locales, también golpeadas tanto en sus hijos como en sus obras, mientras exhorto a los pastores y fieles a permanecer fuertes y firmes en la esperanza”.
Por último, recordando que en el 2009 se celebra el 20° aniversario de la Convención de los Derechos al Niño, "un compromiso que la comunidad internacional está llamada a renovar para defender y promover a la infancia de todo el mundo", Benedicto XVI ha confiado al Señor a cuántos "trabajan cotidianamente al servicio de las nuevas generaciones, ayudándoles a ser protagonistas de su futuro. Además, la Jornada de la Infancia Misionera, que se celebra en la fiesta de la Epifanía, es una ocasión oportuna para subrayar que los niños y los muchachos pueden desempeñar un papel importante en la difusión del Evangelio y en las obras de solidaridad con los de su misma edad más necesitados. ¡Que el Señor se lo recompense! (S.L) (Agencia Fides 7/1/2009; Líneas: Palabras:


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