VATICANO - Benedicto XVI a la Curia Romana: "El espíritu misionero de la Iglesia no es más que el impulso por comunicar la alegría que se nos ha dado. Que siempre esté viva en nosotros y, después, que se irradie en el mundo en sus tribulaciones"

martes, 23 diciembre 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "El año que está a punto de terminar ha sido rico en miradas retrospectivas a fechas importantes de la historia reciente de la Iglesia, pero rico también en acontecimientos, que traen consigo señales de orientación para nuestro camino hacia el futuro" ha subrayado el Santo Padre Benedicto XVI en el discurso a la Curia Romana, a los que ha recibido en audiencia el 22 de diciembre para la felicitación navideña. El Papa ha recordado que hace cincuenta años murió el Papa Pío XII, hace cincuenta años era elegido como Pontífice Juan XXIII, hace cuarenta años fue publicada la encíclica Humanae vitae y hace treinta años murió su Autor, el Papa Pablo VI.
Fijándose en los acontecimientos más recientes, el Santo Padre ha citado la apertura del Año Paulino, la tarde del 28 de junio, "un año de peregrinación no sólo en el sentido de un camino exterior hacia los lugares paulinos, sino también y sobre todo en el sentido de una peregrinación del corazón, junto con Pablo, hacia Jesucristo". A continuación destaca de modo particular otros tres acontecimientos: "la Jornada Mundial de la Juventud en Australia, una gran fiesta de la fe, que reunió a más de 200.000 jóvenes de todas las partes del mundo", luego los dos viajes, a Estados Unidos y Francia, "en los que la Iglesia se ha hecho visible ante el mundo y para el mundo como una fuerza espiritual que indica caminos de vida y, mediante el testimonio de la fe, trae la luz al mundo". Por último, el Sínodo de los Obispos, durante el cual "se reunieron Pastores procedentes de todo el mundo en torno a la Palabra de Dios, que había sido alzada en medio de ellos".
Respecto al Sínodo de los Obispos, el Santo Padre ha afirmado: "Lo que en el día a día damos a menudo por descontado, lo hemos captado de nuevo en su sublimidad: el hecho de que Dios habla, de que Dios responde a nuestras preguntas… Así nos hemos dado cuenta otra vez de que Dios en esta Palabra suya se dirige a cada uno de nosotros, habla al corazón de cada uno: si nuestro corazón se despierta y el oído interior se abre, entonces cada uno puede aprender a escuchar la palabra que se le dirige a propósito para él. Pero precisamente si escuchamos a Dios hablarnos de una forma tan personal a cada uno de nosotros, comprendemos también que su Palabra está presente para que nos acerquemos unos a otros, para que encontremos la forma de salir de lo que es sólo personal.… Hemos comprendido que los escritos bíblicos ciertamente fueron redactados en épocas determinadas y que constituyen en este sentido, ante todo, un libro procedente de un tiempo pasado. Pero hemos visto que su mensaje no permanece en el pasado ni puede ser encerrado en él: Dios, en el fondo, habla siempre... Finalmente era importante experimentar que en la Iglesia hay un Pentecostés también hoy… también comprendido que el Pentecostés está todavía "en camino", está todavía incompleto: existe una multitud de lenguas que aún esperan la Palabra de Dios contenida en la Biblia”.
Centrándose en particular sobre las Jornadas Mundiales de la Juventud, el Santo Padre ha subrayado entre otras cosas que "análisis en boga tienden a considerar estas jornadas como una variante de la cultura juvenil moderna, como una especie de festival rock modificado en sentido eclesial con el Papa como estrella. Con o sin fe, estos festivales serían en el fondo siempre lo mismo, y así se piensa poder obviar la pregunta sobre Dios. Hay también voces católicas que van en esta dirección, valorando todo esto como un gran espectáculo, incluso bonito, pero de poco significado para la pregunta sobre la fe y sobre la presencia del Evangelio en nuestro tiempo. Serían momentos de un éxtasis festivo, pero que a fin de cuentas dejaría todo como antes, sin influir de forma más profunda en la vida... en hasta de las cuentas dejarían luego como antes todo, sin influir de modo más profundo en la vida… Ante todo es importante tener en cuenta el hecho de que las Jornadas Mundiales de la Juventud no consisten sólo en esa única semana en la que se hacen visibles al mundo. Hay un largo camino exterior e interior que conduce a ella… El Papa no es la estrella en torno a la cual gira todo. Él es totalmente y solamente vicario. Remite al Otro que está en medio de nosotros. Finalmente la liturgia solemne es el centro de todo, porque en ella sucede lo que nosotros no podemos realizar y de lo que, con todo, estamos siempre a la espera. Él está presente, Él entra en medio de nosotros... Como un largo camino precede las Jornadas Mundiales de la Juventud, así también deriva de él también el camino sucesivo. Se forman amistades que animan a un estilo de vida distinto y lo sostienen desde dentro. Las grandes Jornadas tienen, no en último término, el objetivo de suscitar estas amistades y de hacer surgir así en el mundo lugares de vida en la fe, que son al mismo tiempo lugares de esperanza y de caridad vivida”.
Deteniéndose en el tema central de Sydney, el Santo Padre ha indicado las cuatro dimensiones del tema "Espíritu Santo". “Ante todo está la afirmación que nos presenta el inicio de la narración de la creación: en ella se habla del Espíritu creador que aletea por encima de las aguas, crea el mundo y lo renueva continuamente. La fe en el Espíritu creador es un contenido esencial del Credo cristiano… En la fe sobre la creación está el fundamento último de nuestra responsabilidad con la tierra. No es simplemente una propiedad nuestra, de la que nos podemos aprovechar según nuestros intereses y deseos. Es más bien don del Creador, quien ha diseñado los ordenamientos intrínsecos y de este modo nos ha dado señales de orientación que debemos respetar como administradores de su creación... Dado que la fe en el Creador es una parte esencial del Credo cristiano, la Iglesia no puede y no debe limitarse a transmitir a sus fieles sólo el mensaje de la salvación. También tiene una responsabilidad con la creación y tiene que cumplir esta responsabilidad en público. Y, al hacerlo, no sólo tiene que defender la tierra, el agua, el aire, como dones de la creación que pertenecen a todos. Tiene que proteger también al hombre contra su propia destrucción. Es necesario que haya algo como una ecología del hombre, entendida en el sentido justo. Cuando la Iglesia habla de la naturaleza del ser humano como hombre y mujer y pide que se respete este orden de la creación no está exponiendo una metafísica superada Aquí se trata, de hecho, de la fe en el Creador y de la escucha del lenguaje de la creación, cuyo desprecio significaría una autodestrucción del hombre y, por tanto, una destrucción de la obra misma de Dios. Lo que con frecuencia se expresa y entiende con el término "gender", se sintetiza en definitiva en la auto emancipación del hombre de la creación y del Creador. El hombre quiere hacerse por su cuenta, y decidir siempre y exclusivamente sólo sobre lo que le afecta. Pero de este modo vive contra la verdad, vive contra el Espíritu creador. Los bosques tropicales merecen, ciertamente, nuestra protección, pero no menos la merece el hombre como criatura, en la que está inscrito un mensaje que no contradice a nuestra libertad, sino que es su condición”.
Señalando a las otras dimensiones del pneumatologia, el Santo Padre ha subrayado que "este Espíritu habla también, por así decir, con palabras humanas, ha entrado en la historia y, como fuerza que plasma la historia, es también un Espíritu que habla, es más, es Palabra que en los escritos del Antiguo y del Nuevo Testamento nos sale al encuentro… Leyendo la Escritura aprendemos, si embargo, que Cristo y el Espíritu Santo son inseparables entre sí.…Al leer la Escritura junto a Cristo aprendemos a escuchar en las palabras humanas la voz del Espíritu Santo y descubrimos la unidad de la Biblia.… Como cuarta dimensión, emerge espontáneamente la relación entre el Espíritu y la Iglesia.… El Espíritu Santo es el Espíritu del Cuerpo de Cristo. En el conjunto de este Cuerpo encontramos nuestra tarea, vivimos los unos para los otros y los unos en dependencia de los otros, viviendo en profundidad de Aquél que vivió y sufrió por todos nosotros y que a través de su Espíritu nos atrae hacia sí en la unidad de todos los hijos de Dios”.
En la parte conclusiva de su discurso, el Santo Padre ha puesto en evidencia que con el tema del Espíritu Santo, “se hace visible toda la amplitud de la fe cristiana, una amplitud que de la responsabilidad por la creación y por la existencia del hombre en sintonía con la creación lleva, a través de los temas de la Escritura y de la historia de la salvación, hasta Cristo y de allí a la comunidad viviente de la Iglesia, en sus diferentes órdenes de responsabilidad, así como también en su amplitud y libertad". Pablo califica la alegría fruto del Espíritu Santo y Juan en su Evangelio ha conectado estrechamente el Espíritu y la alegría, en cuanto, ha afirmado el Papa, "el Espíritu nos da la alegría. Y es la alegría. La alegría es el don en el que todos los demás dones están resumidos. Es la expresión de la felicidad, del estar en armonía consigo mismos, algo que sólo puede derivarse de estar en armonía con Dios y con su creación. Forma parte de la naturaleza de la alegría el irradiarse, tener que comunicarse. El espíritu misionero de la Iglesia no es más que el impulso por comunicar la alegría que se nos ha dado. Que siempre esté viva en nosotros y, después, que se irradie en el mundo en sus tribulaciones: este es mi auspicio para finales de este año”. (S.L) (Agencia Fides 23/12/2008)


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