EUROPA/ALEMANIA - “Creer en Jesucristo es una decisión que exige conciencia, aún más en las naciones donde son mayores los flujos migratorios y más incisivo el confronto con pueblos y culturas diversos, en la paz y en el respeto recíproco”: entrevista de la Agencia Fides al P. Silvio Vallecoccia, misionero escalabriniano (correspondencia desde Alemania de Luca De Mata - 8ª parte)

sábado, 20 diciembre 2008

Colonia (Agencia Fides) – El Padre Silvio Vallecoccia, eescalabriniano o Misionero de San Carlos, es el sacerdote responsable de la Pastoral Juvenil Internacional en Colonia.
Padre Silvio, encontrar misioneros, no en África, ni en Asia, sino aquí en Colonia, en una de las áreas de más antigua tradición católica de Alemania, ¿es un signo de la transformación por la que el planeta atraviesa?
Así es. Desde hace tres años que estoy aquí. Tras la ordenación vine a la Diócesis de Colonia como misionero, al servicio de la Pastoral juvenil. Tras dos años de estudio de la lengua alemana y de insertarme tanto culturalmente como en el mundo eclesial alemán, recibí este encargo de la Pastoral juvenil de los jóvenes extranjeros en la Diócesis de Colonia.
La primera importante reflexión es sobre el término “misionero”. Normalmente cuando hablamos de misioneros nos referimos a los sacerdotes que van a otros países donde el anuncio del Evangelio aún no ha llegado, y se hablante de evangelización. Nosotros, como misioneros escalabrinianos, tenemos una connotación específica, el carisma de estar al servicio de las culturas que ya han recibido el anuncio del Evangelio pero que, a causa de la migración, se encuentran y viven su fe en un lugar diverso.
En mi poca experiencia, pues es solamente desde hace un año que estoy al servicio de estos jóvenes, he podido notar que sobre todo los jóvenes de la segunda generación se encuentran frente a un dilema, a veces hasta se trata de una violencia psicológica: estar obligados a escoger el contexto cultural dentro del cual vivirán su vida y su experiencia de fe.

Alemania está en el corazón de Europa …
En un mundo europeo fuertemente representado por culturas fuertes, es un gran desafío dar la posibilidad de escoger y el derecho de ciudadanía a estos jóvenes, que son un “novum”, algo que se está creando. Son probablemente una nueva identidad cultural que no corresponde a la de los padres ni a la del lugar en el que nacieron.

Colonia, en particular modo, tiene un significado fuerte por la presencia católica: pienso en la Jornada Mundial de la Juventud y a las segundas generaciones de italianos y de españoles. ¿Cuánto influye esto en la cotidianidad del trabajo pastoral?
La Arquidiócesis de Colonia siempre ha tenido una atención particular por la pastoral dirigida a los jóvenes. El anuncio de la Palabras de Dios, del Evangelio, en el particular contexto del mundo juvenil, parte desde el colegio, a los trece años, y llega hasta la edad adulta, cuando se afrontan las decisiones esenciales de la vida. La Arquidiócesis de Colonia sigue este tipo de pastoral mediante grupos de jóvenes de otro idioma. En los años noventa han sido instituidas dos oficinas para la Pastoral juvenil de los extranjeros, en particular para el grupo lingüístico italiano y español. Desde el 2000 fue creada una nueva estructura para todos los jóvenes extranjeros de la Arquidiócesis, que se llama Pastoral juvenil internacional. La migración es una experiencia mediante la cual los jóvenes tienen a agruparse entre aquellos de la misma nacionalidad, del mismo círculos cultural. Esto facilita, al menos en cierto modo, el anuncio del Evangelio.

¿Nos puede hacer una ilustración de su trabajo pastoral?
Los jóvenes coreanos que llegan a Alemania para los estudios universitarios, en cuanto más económicos y abordables respecto a Corea, se encuentran con jóvenes de la misma nacionalidad, de la misma lengua, entran en contacto con la fe católica. Son invitados por sus mismos coetáneos a participar en la Misa dominical y al encuentro y ágape fraternal que sigue a las celebraciones. Son invitados a conocer la fe católica por los mismos jóvenes y no son raros los bautizos de adultos. Esto se verifica también para otras poblaciones de migrantes, por ejemplos las naciones africanas como Camerún.
Si este es el primer aspecto, según yo muy importante, el segundo aspecto, que me reguarda más de cerca, es el hacer conscientes a los jóvenes de la nueva identidad cultural que han recibido como don. Este don tiene diversos orígenes: la cultural, el idioma, la nación de origen de los padres; la cultura, el idioma y la nación en la cual los jóvenes han nacido; el conjunto de relaciones que se han formado a partir de quienes conocen los jóvenes, de los amigos que pertenecen a círculos culturales… este es el desafío, pues tal situación ha llevado a nuestros jóvenes a encontrar otras religiones, y se preguntan así sobre el sentido de nuestra opción religiosa. Si antes se nacía católicos, al menos aquí en Europa, ahora se escoge creer y escoger creer en Jesucristo, y esta decisión exige consciencia.

¿Entonces?
Es en este contexto que nos movemos con la oficina de Pastoral juvenil internacional y nuestros cooperadores. Otro aspecto que creo que es importante en Europa es el fenómeno que está dándose a nivel universitario, mediante el proyecto Erasmus: los jóvenes entran en contacto entre ellos por un periodo limitado de seis meses o un año, pero este contacto es suficiente poner preguntas sobre la propia experiencia religiosa. Nace de este modo la pregunta: vivimos en una Europa pluricultural que se está haciendo cada vez más unida, pero esta unión ¿a dónde nos lleva? El desafió es la comunión de estas diversidades, que se van uniendo y forman así nuevas mentalidades y nuevas perspectivas de desarrollo de la Iglesia en Europa. (De Colonia, Luca de Mata) (Agencia Fides 23/12/2008; 69 líneas, 955 palabras)


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