VATICANO - El Papa al Pontificio Instituto de Arqueología Cristiana: “Todo hombre, toda sociedad, tiene necesidad de una cultura abierta a la dimensión antropológica, moral y espiritual de la existencia”

lunes, 22 diciembre 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “La difusión de la cultura artística e histórica en todos los sectores de la sociedad ofrece a los hombres de nuestro tiempo los medios para encontrar de nuevo las propias raíces y para sacar de allí los elementos culturales y espirituales que los ayuden a edificar una sociedad de dimensiones verdaderamente humanas. Todo hombre, toda sociedad, tiene necesidad de una cultura abierta a la dimensión antropológica, moral y espiritual de la existencia. Es por lo tanto mi deseo fervoroso que, gracias también al trabajo de vuestro benemérito Instituto, prosiga e incluso se intensifique la búsqueda de las raíces cristianas de nuestra sociedad”. Con esta exhortación el Santo Padre Benedicto XVI se dirigió a los Docentes y Estudiantes del Pontificio Instituto de Arqueología Cristiana, recibidos en audiencia el 20 de diciembre.
Saludando a las autoridades, colaboradores y estudiantes del Pontificio Instituto, el Papa manifestó su vivo aprecio “por la preciosa y fecunda actividad cultural, literaria y académica” desarrollada al servicio de la Iglesia y, más en general, de la cultura, recordando que el objetivo principal del Instituto “es justamente el estudio de los vestigios de la vida eclesial a lo largo de los siglos”.
“Cuando se trata —explicó el Papa— de describir la historia de la Iglesia, que es ‘signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano’, la paciente búsqueda del arqueólogo no puede dejar de penetrar también las realidades sobrenaturales, sin renunciar por esto al análisis riguroso de los hallazgos arqueológicos… No es posible una visión completa de la realidad de una comunidad cristiana, antigua o reciente, si no se tiene en consideración que la Iglesia está compuesta de un elemento humano y de un elemento divino. Cristo, su Señor, habita en ella y la ha querido como ‘comunidad de fe, esperanza y caridad, como organismo visible, a través del cual difunde a todos la verdad y la gracia’. En esta precomprensión teológica, el criterio de fondo no puede ser sino el de dejarse conquistar por la verdad buscada en sus fuentes auténticas, con un ánimo libre de pasiones y prejuicios, siendo la arqueología cristiana una ciencia histórica, y como tal basada sobre el estudio metódico de las fuentes”.
En su discurso el Papa ha puesto también en evidencia que “el estudio de la arqueología, especialmente de los monumentos paleocristianos, permite profundizar en el conocimiento de la verdad evangélica que nos ha sido transmitida, y ofrece la oportunidad de seguir a los maestros y testigos de la fe que nos han precedido. Conocer la herencia de las generaciones cristianas pasadas permite a las sucesivas mantenerse fieles al depositum fidei de la primera comunidad cristiana y, prosiguiendo en el mismo camino, seguir haciendo resonar en todo tiempo y en todo lugar el inmutable Evangelio de Cristo”.
El Papa Benedicto XVI terminó exhortando al Pontificio Instituto de Arqueología Cristiana a seguir promoviendo “la custodia y la profundización de la vastísima herencia arqueológica de Roma y de las varias regiones del mundo antiguo”, cumpliendo así su misión, “es decir, la de servir a la historia y al arte valorando los numerosos testimonios que la ‘Ciudad eterna’ posee de la civilización occidental, de la cultura y de la espiritualidad católica”. (S.L.) (Agencia Fides 22/12/2008; líneas 37 palabras 542)


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