VATICANO - Benedicto XVI a los Obispos de Taiwán en visita Ad Limina: “Vosotros y los fieles cristianos en Taiwán sois un signo vivo del hecho que, en una sociedad ordenada y justa, no se debe tener miedo a ser un fiel católico y al mismo tiempo un buen ciudadano”

lunes, 15 diciembre 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “Vuestra celebración del 150° aniversario de la evangelización católica en Taiwán es una ocasión para manifestar con mayor ardor la unión entre vosotros y nuestro Señor, al tiempo que promovéis el común apostolado eclesial en Taiwán. Esta unidad de mente y corazón se hace evidente en vuestro deseo de cooperar más eficazmente con la difusión del Evangelio entre los no creyentes y con la formación de quienes han sido ya introducidos en la Iglesia por medio del Bautismo y de la Confirmación”. Lo recordó el Santo Padre Benedicto XVI en su discurso a los Obispos de Taiwán, recibidos en audiencia la mañana del viernes 12 de diciembre, con ocasión de la vista Ad Limina Apostolorum.
Recordando el rol y la tarea de los Obispos, el Papa subrayó la importancia de cuidar la formación de los sacerdotes por medio de programas adecuados que “deben ser permanentes para que los sacerdotes puedan constantemente concentrarse en el significado de su misión y asumirla con fidelidad y generosidad. Deben, además, ser elaborados teniendo en justa consideración la diferencia de edad, condición de vida y deberes de vuestro clero”. También se debe promover una cuidadosa preparación de los catequistas, tomando en consideración las diversas situaciones en las que trabajan y proporcionándoles los recursos necesarios “para que puedan seguir el ejemplo de Jesús en el anuncio de la verdad de modo directo y de la manera más accesible a todos”.
El Santo Padre llamó luego la atención de los obispos en relación con las vocaciones y con la familia. “Una catequesis eficaz crea indudablemente familias más sólidas que, a su vez promueven nuevas vocaciones sacerdotales”, afirmó Benedicto XVI. “La Iglesia, en todos los niveles, debe ocuparse de promover el don del sacerdocio, de manera que hombres jóvenes respondan con generosidad a la llamada del Señor a convertirse en obreros de su viña. Padres, Pastores, responsables parroquiales y todos los miembros de la iglesia deben proponer a los jóvenes la decisión radical de seguir a Cristo, para que al encontrarlo, se encuentren a sí mismos”. Citando la reciente Carta Pastoral Social concern and Evangelization, que destaca la exigencia de la Iglesia de Taiwán de comprometerse activamente en la promoción de la vida familiar, el Santo padre exhortó a los Obispos diciendo: “¡No os canséis jamás de promover una justa legislación civil y política que tutele la sacralidad del matrimonio! Preservad este sacramento de todo aquello que puede causarle algún daño, en particular de la supresión deliberada de la vida en sus fases más vulnerables”.
Otro tema al que la Iglesia en Taiwán debe prestar particular atención es el de los inmigrantes. El Pontífice expresó su complacencia por las diversas Cartas Pastorales en las que recientemente los Obispos han hecho alusión “al rol esencial de la parroquia en el servicio a los inmigrantes y en el hecho de sensibilizar a las personas en relación con las necesidades de éstos”; y afirmó: “Os animo a continuar acogiéndolos con afecto para que puedan recibir una asidua atención pastoral que los haga sentirse seguros de su pertenencia a la ‘familia en la fe’.”
Al término de su discurso, el Santo Padre recordó a los Obispos que el vínculo apostólico con el Sucesor de Pedro implica una responsabilidad pastoral para la Iglesia Universal en todo el mundo. “En particular, esto significa, en vuestro caso, una solicitud amorosa por los católicos del continente, a quienes recuerdo siempre en mis oraciones. Vosotros y los fieles cristianos de Taiwán sois un signo vivo del hecho que, en una sociedad ordenada y justa, no se debe tener miedo a ser un fiel católico y al mismo tiempo un buen ciudadano. Elevo mis plegarias para que vosotros, en cuanto parte de la familia espiritual católica de China, continuéis estando unidos espiritualmente con vuestros hermanos del continente”. Aunque algunas veces los obstáculos que hay que afrontar parecen insuperables, se manifiestan al mismo tiempo “muchos signos claros del poder del Evangelio de convertir, curar y salvar”, recordó Benedicto XVI, confiando a la Iglesia de Taiwán a la protección materna de María, Auxilio de los cristianos. (S.L.) (Agencia Fides 15/12/2008; líneas 50 palabras 731)


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