AMERICA/PARAGUAY - Lanzada la Misión Continental al termino de la celebración de la Virgen de Caacupé

miércoles, 10 diciembre 2008

Asunción (Agencia Fides) - Unas 300.000 personas participaron el lunes 8 de diciembre en la misa central con motivo de las celebraciones religiosas de la Virgen de Caacupé, en la ciudad del mismo nombre, a unos 54 kilómetros de Asunción. Los fieles católicos acudieron a la basílica de Caacupé desde todos los puntos del país. Algunos peregrinaron a pie desde localidades como Ypacaraí, Luque; otros lo hicieron en bicicleta, como el grupo de 23 ciclistas que partió desde Ciudad del Este hasta la capital espiritual. Además era la primera vez desde hacia siete años que participaba en las celebraciones el presidente de la República, Fernando Lugo. La luz fue el símbolo dominante de la festividad de Caacupé. Los laicos portaban candelas antes del inicio de la misa principal que se ofició en la víspera al clarear el alba.
La Misa principal estuvo presidida por el Obispo de Caacupè Mons. Claudio Giménez, y concelebrada por varios obispos del país y el nuncio Apostólico Mons. Orlando Antonini. Mons. Giménez instó durante la homilía a la unidad del gobierno para evitar la "dispersión del pueblo, que está cansado de peleas". Abogó además por un Paraguay "con identidad propia". "Auguramos a nuestro país un perfil propio, una personalidad propia, libre de cualquier influencia negativa que no conduce a la reconciliación sino más bien a un progresivo distanciamiento entre paraguayos", afirmó. El Obispo de Caacupé señaló además que el Gobierno debería aunar esfuerzos para lograr la unidad recordando que "si un Gobierno no une, no congrega, el pueblo tiende a dispersarse”. Reclamó una unidad como la que existe entre Jesús y su Padre para lo cual propuso a la Iglesia fundada por Jesucristo como la escuela de comunión. Mons. Giménez sostuvo que “todo esto supone una vivencia profunda de los sacramentos, y una fe práctica, operativa, que se proyecta en la vida de cada día en forma de cercanía afectuosa al hermano, en forma de fuerzas que se integran, en forma de espíritu comunitario, de trabajo en equipo y de comunión e intercambio de bienes espirituales y materiales, especialmente con aquellos que más necesitan de nuestra misericordia y de nuestra solidaridad”.
Así mismo recordó que es en la familia donde se debe empezar a vivir en comunión. “En ella, como pequeña iglesia, se nos enseña a vivir unidos como hermanos. En la familia aprendemos a perdonar, a sufrir, a rezar y a festejar la vida; aprendemos a trabajar, a jugar, a estudiar y a amar. La familia tiene como misión, entre varias, enseñar a sus miembros a vivir en pequeño la comunión eclesial desde sus raíces; y a vivir en pequeño la nación, la patria”. Otros lugares donde de deben vivir la comunión son los diversos grupos, movimientos, comunidades religiosas, consejos parroquiales y en las diócesis, donde se integran y dan lo mejor de sí. En ese sentido, recordó que el Obispo “tiene la noble y delicada misión de ser un buen pastor, el factor principal de la unidad”. Pero con la ayuda de todos: el clero, los movimientos eclesiales, los consejos diocesanos y parroquiales, los institutos de vida consagrada, “todos tienen el deber de ofrecer su contribución específica” para ayudar a los fieles a sentir su pertenencia a la Iglesia.
Al término de la misa, el Arzobispo de Asunción y Presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, Mons. Pastor Cuquejo, lanzó la misión continental que tendrá lugar en el país en el 2009.
El Día de la Virgen de Caacupé es considerado la mayor celebración religiosa de Paraguay, cuyo origen data del siglo XVII cuando, según la leyenda, "cierta mañana un grupo de indios Mbayaes perseguía a un guaraní con intención de darle muerte. Acorralado y desesperado, el indígena se refugió detrás de un gran árbol" y pidió a la virgen de la Inmaculada Concepción que lo salvara, y le prometió a cambio que le haría una imagen de la misma madera de aquel árbol. Los perseguidores perdieron entonces el rastro de aquel joven que volvió tiempo después a cumplir su promesa y esculpió dos estatuas: una para una iglesia cercana y otro, más pequeña, para devoción particular. Esta pequeña obra de la llamada "Virgen de los Milagros" es la que se venera en la ciudad de Caacupé. (RG) (Agencia Fides 10/12/2008)


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