AFRICA/MALAWI - Vuelve el fantasma del hambre después de algunos años de cosechas excepcionales: el testimonio de un misionero

viernes, 5 diciembre 2008

Lilongwe (Agencia Fides) - “Después de tantas promesas de que el hambre era ya un recuerdo del pasado, he aquí que surge de nuevo la dura realidad de la vida cotidiana: al improviso el diario anuncia la tragedia subterránea que corre el riesgo de estallar en los largos meses que preceden a una nueva cosecha. Falta el alimento”, refiere a la Agencia Fides el P. Piergiorgio Gamba, misionero monfortiano que trabaja desde hace décadas en Malawi, desde Balaka, a mitad de camino entre las dos grandes ciudades de Blantyre y Lilongwe. “Es una emergencia ya desde diciembre, es decir anticipadamente respecto a los meses de enero-marzo, llamados frecuentemente los meses del hambre”.
“El 20 % de la población sobrevive porque los árboles de mango están cargados de fruta. Esto durará todavía otras dos o tres semanas hasta que el último árbol haya dado todos sus frutos. ¿Y después?”, se pregunta el misionero.
“Solamente en el distrito de Balaka 21 mil familias se ven actualmente afectadas por la crisis que involucra a cerca de un millón de habitantes”, afirma el P. Gamba. Se trata de un hecho preocupante porque Malawi, gracias a una precisa política de subsidios agrícolas, en los últimos dos años logró superar la grave carestía de los años 2002-2005, e incluso llegar a ser un exportador de mercancías agrícolas (ver Fides 4/12/2007). Pero dos condiciones ambientales opuestas, la sequedad y los aluviones, en los últimos meses han creado de nuevo una emergencia alimenticia, incluso por el hecho de que en Malawi no hay suficientes acueductos y represas para conservar y distribuir el agua.
“Una vez más el país debe rendirse y vérselas con una pobreza persistente que sigue frenando los tentativos de crecimiento y de autosuficiencia alimenticia”, comenta el P. Gamba. “Los precios siguen creciendo en modo descontrolado, el precio del grano es oficialmente de 2600 kwacha por un saco de 50 Kg, pero en realidad se encuentra sólo a 4000 kwacha, un precio imposible para la mayoría de la población”.
Se proyecta así una Navidad difícil para la población de Malawi. “La única esperanza que queda es la lluvia, que traiga rápidamente una cosecha que permita vencer el hambre. Porque el hambre es un desastre que hace literalmente retroceder a la gente a niveles de desesperación que se comprenden sólo al interno del pueblo que olvida los cantos y las fiestas para volver a la selva y buscar alguna hierba comestible”, concluye el P. Gamba. (L.M.) (Agencia Fides 5/12/2008 líneas 28 palabras 388)


Compartir: