VATICANO - Mensaje del Papa a la XIII Sesión pública de las Academias Pontificias: “nuestro anuncio del Evangelio debe ser percibido en su belleza y novedad, nuestra misión cotidiana debe hacerse elocuente transparencia de la belleza del amor de Dios”

miércoles, 26 noviembre 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “La necesidad y la urgencia de un renovado diálogo entre estética y ética, entre belleza, verdad y bondad” ha sido reafirmada por el Santo Padre Benedicto XVI en el Mensaje enviado al Presidente del Pontificio Consejo de la Cultura, Su Exc. Mons. Gianfranco Ravasi, y a los participantes a la XIII sesión pública de las Academias Pontificias sobre el tema: “Universalidad de la belleza: estética y ética en diálogo”, que se llevó a cabo el 25 de noviembre.
“En niveles distintos – prosigue el Papa en su Mensaje – se manifiesta dramáticamente la división, y a veces el contraste entre las dos dimensiones, la de la búsqueda de la belleza, comprendida sin embargo reductivamente como forma exterior, como apariencia que debe ser buscada a toda costa, y la de la búsqueda de la verdad y bondad de las acciones que se llevan a cabo para realizar una cierta finalidad. En efecto, una búsqueda de la belleza ajena o separada de la humana búsqueda de la verdad y de la bondad se transformaría, como lamentablemente sucede, en mero estetismo, y, sobre todo para los más jóvenes, en un itinerario que desemboca en lo efímero, en la apariencia banal y superficial o incluso en una fuga hacia paraísos artificiales, que enmascaran y esconden el vacío y la inconsistencia interior”.
El Santo Padre reafirma luego “la necesidad y el compromiso de un ensanchamiento de los horizontes de la razón”, ya que “una razón que quisiese despojarse de la belleza resultaría disminuida, como también una belleza priva de razón se reduciría a una máscara vacía e ilusoria”. Recordando asimismo el encuentro con el Clero de la Diócesis de Bressanone, el pasado 6 de agosto, Benedicto XVI afirmó: “hacía notar que debemos apuntar a una razón bastante ampliada, en la que corazón y razón se encuentran, belleza y verdad se tocan. Si este compromiso es válido para todos, lo es aún más para el creyente, para el discípulo de Cristo, llamado por el Señor a ‘dar razón’ a todos de la belleza y de la verdad de la propia fe”.
En el Evangelio de Mateo, Jesús se dirige a sus discípulos con estas palabras: “Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mt 5,16). El Papa explicó que en el texto griego se habla de “obras bellas y buenas al mismo tiempo, porque la belleza de las obras manifiesta y expresa, en una síntesis excelente, la bondad y la verdad profunda del gesto, como también la coherencia y la santidad de quien lo realiza. La belleza de las obras de la que nos habla el Evangelio lleva más allá, a otra belleza, verdad y bondad que solo en Dios tienen su perfección y su fuente última”.
De estas consideraciones se sigue que “nuestro testimonio debe nutrirse de esta belleza, nuestro anuncio del Evangelio debe ser percibido en su belleza y novedad, y por esto es necesario saber comunicar con el lenguaje de las imágenes y de los símbolos; nuestra misión cotidiana debe hacerse elocuente transparencia de la belleza del amor de Dios para alcanzar eficazmente a nuestros contemporáneos, muchas veces distraídos y absortos por un clima cultural no siempre propenso a acoger una belleza en plena armonía con la verdad y la bondad, pero con todo siempre deseosos y nostálgicos de una belleza auténtica, no superficial y efímera”.
Benedicto XVI sugiere retomar la Carta a los Artistas del Siervo de Dios Juan Pablo II, a diez años de su publicación, “para hacerla objeto de una renovada reflexión sobre el arte, sobre la creatividad de los artistas, y sobre el fecundo cuanto problemático diálogo entre éstos y la fe cristiana, vivida en la comunidad de los creyentes”. Después de haber manifestado su aprecio a todos los Académicos por la actividad realizada, el Pontífice concluye su mensaje con el augurio “de un compromiso apasionado y creativo, sobre todo en campo artístico, para promover en las culturas contemporáneas un nuevo humanismo cristiano, que sepa recorrer con claridad y decisión la vía de la auténtica belleza”. (S.L.) (Agencia Fides 26/11/2008; líneas 45 palabras 687)


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