EUROPA/ESPAÑA - El Presidente de la Conferencia Episcopal, Card. Rouco Varela, alerta sobre el peligro de un deterioro de la convivencia serena y reconciliada en el país y sobre la responsabilidad y las exigencias morales en la crisis económica. Estudio del documento “Actualidad de la misión Ad gentes en España”

martes, 25 noviembre 2008

Madrid (Agencia Fides) – Comenzó ayer en Madrid la 92º Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE) que se extenderá hasta el viernes 28. Entre los temas en agenda la Asamblea estudiará y en su caso aprobará Versión oficial de Conferencia Episcopal Española de la Sagrada Biblia. Asimismo, la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias presentará a la Asamblea, para su estudio y posible aprobación, el documento Actualidad de la misión ad gentes en España. Por otra parte, la Plenaria elegirá la sede del Congreso Eucarístico Nacional que se celebrará en 2010 como colofón al vigente Plan Pastoral de la CEE (2006-2010). Las sedes candidatas son: Barcelona, Granada, Lugo y Toledo.
En su discurso inaugural el Presidente de la Conferencia Episcopal el Cardenal Antonio Mª Rouco Varela, Arzobispo de Madrid recordó en primer lugar la reciente celebración del Sínodo de los Obispos sobre La Palabra de Dios destacando como precisamente “cuando ha tenido lugar la Asamblea Sinodal sobre la Palabra de Dios y cuando esperamos una Exhortación del Papa sobre este mismo tema, en pleno Año Paulino, estemos a punto ya de aprobar la versión oficial de la Biblia de la Conferencia Episcopal”. Según el Card. constituye una ocasión excelente “para promover en los próximos años una renovada pastoral de la Palabra de Dios en todos los ámbitos: en la predicación, la catequesis, la enseñanza, la familia, la celebración de los sacramentos y de la liturgia de las horas y en la comunión fraterna, que se alimenta y fortalece con la Palabra. De tal renovación se puede esperar, sin duda ninguna, el fortalecimiento de la misión de la Iglesia en todos los ámbitos de la vida personal y social, para que la gracia salvadora de Jesucristo inunde de su luz a todos los hombres”.
En segundo lugar el Presidente de la CEE ha recordado la próxima Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará precisamente en Madrid en el 2011. “A nadie se le escapa que nos encontramos ante una gran oportunidad, una verdadera hora de gracia – continua el Card- . Dentro de poco Madrid y toda España recibirán a centenares de miles de jóvenes católicos, procedentes de todo el mundo. Su misma presencia nos hablará de que la Iglesia es joven, de que Jesucristo representa la novedad del amor de Dios que salva a una humanidad envejecida por el pecado. Es la hora de la evangelización de España por la juventud y para la juventud”. En este sentido recuerda que el próximo Domingo de Ramos acudirán a Roma para recibir de manos del Papa la Cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud y llevarla a España. Durante estos años previos a la Jornada de Madrid 2011, la Cruz peregrinará por todas la diócesis de España, portada por jóvenes. “Será la ocasión para acoger con ella la llamada de Jesucristo que se dirige a cada joven invitándole a seguirle, a abrir su existencia a la amistad que Él le ofrece, abrazándose con él a la cruz del amor que da la vida en plenitud. Será la ocasión para que, por todas partes, siguiendo un calendario preciso, pueda revitalizarse la atención de la Iglesia hacia los jóvenes”.
Continuando con su discurso el Card. Rocuo habla sobre dos problemas que se sienten de manera particular en estos momentos en la sociedad española. En primer lugar la justificada inquietud “ante el peligro de un deterioro de la convivencia serena y reconciliada, que hemos logrado ya en nuestra sociedad”. Según recuerda “la historia de España de los dos últimos siglos ha estado, por desgracia, jalonada por tensiones que más de una vez han desembocado en enfrentamientos fratricidas”, la ultima de las cuales durante los años treinta del siglo pasado. Por ello, considera que es necesario “vigilar para evitar de raíz actitudes, palabras, estrategias y todo lo que pudiera dar pábulo a las confrontaciones que puedan acabar siendo violentas” y al mismo tiempo “es necesario cultivar el espíritu de reconciliación, sacrificado y generoso, que presidió la vida social y política en los años llamados de la transición a la democracia”. A veces también, continua el Card. “es necesario saber olvidar” según lo que puede llamarse “una auténtica y sana purificación de la memoria” para poder liberar a los jóvenes de los lastres del pasado “ayudándoles a fortalecer la voluntad de plena concordia y de amistad”.
El segundo motivo de preocupación es la crisis económica actual. Esta crisis, según el Prelado “tiene sin duda, causas de orden técnico que los especialistas tratan de diagnosticar en orden a ofrecer las soluciones más adecuadas ciertamente algunas”. Pero esto no puede hacer que olvidemos las responsabilidades morales de los actores sociales. Precisamente es el momento de reflexionar sobre los orígenes morales de la crisis “examinando si el relativismo moral no ha fomentado conductas no orientadas por criterios objetivos de servicio al bien común y al interés general; si la vida económica no se ha visto dominada por la avaricia de la ganancia rápida y desproporcionada a los bienes producidos; si el derroche y la ostentación, privada y pública, no han sido presentados con demasiada frecuencia como supuesta prueba de efectividad económica y social”. Así mismo es el momento de reflexionar también sobre las exigencias morales que la crisis nos impone para lo cual “se precisa un fortalecimiento de las personas como sujetos morales, capaces de orientar su vida y su conducta según el verdadero bien personal y social, que no puede confundirse nunca con los propios gustos o intereses”.
Por último el Card. ha recordado el documento sobre la evangelización de los pueblos elaborado por la Comisión Episcopal de Misiones que será estudiado y aprobado por la Asamblea Plenaria. En este sentido ha recordado que “la Iglesia en España ha sido y es intensamente misionera” y que “la labor de los misioneros ha sido siempre promotora de la cultura humanística y de la dignidad de cada ser humano”. Precisamente este documento “desea ayudar el discernimiento necesario en esta materia para animar a nuestras comunidades en el empeño misionero, prueba decisiva del vigor de la fe y de la profundidad que alcanza entre nosotros la evangelización”. (RG) (Agencia Fides 25/11/2008)


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