OCEANÍA/AUSTRALIA - La ayuda a las víctimas de la violencia doméstica constituye una nueva frontera de compromiso misionero para las religiosas

viernes, 14 noviembre 2008

Canberra (Agencia Fides) – Sor Mary Buró, de las Franciscanas Misioneras de María (FMM), trabaja desde hace diez años en Australia en el apoyo a mujeres y niños víctimas de abusos y violencia dentro del ámbito doméstico. En 1998 Sor Mary comenzó trabajando en un centro de acogida femenino abierto en los años 70’, cuando el Instituto había decidido concentrar sus esfuerzos en el apostolado en favor de mujeres australianas con problemas familiares. Dos años después el centro fue incorporado al Family Service de las Hermanas del Buen Pastor, que hoy colaboran establemente con Sor Mary y otras voluntarias.
El centro tiene la función principal de acoger a mujeres y niños que fugan de sus casas en condiciones psíquicas muy graves. En otros casos se necesita sanar heridas del pasado que no permiten una reinserción en la vida social, lo que se busca a través de una red de colaboradores distribuidos en el territorio de proveniencia. El trabajo comprende también la búsqueda de un nuevo domicilio, la orientación con respecto a eventuales procedimientos judiciales y la colaboración con la policía. Las voluntarias del centro también están en contacto con fenómenos de violencia doméstica que no necesariamente se producen en la esfera sexual.
“En estos años –afirma Sor Mary en Meeting Space– he abierto los ojos a las maneras como una persona puede ejercer el control sobre otra persona, no necesariamente recurriendo a la violencia física. La violencia a veces se esconde en comportamientos como la agresión verbal, el aislamiento, la privación del sostén económico de parte del cónyuge, o el padecer frecuentes mortificaciones de diversa índole”. En diez años de experiencia el grupo de voluntarias ha desarrollado una serie de técnicas de escucha y de recuperación que permiten a las mujeres y a los niños vencer los miedos y contar su propia historia. En algunos casos la simple escucha y la acogida en un grupo de apoyo pueden alentar a las víctimas a resolver con propia determinación situaciones que todavía tienen solución. (A.M.) (Agencia Fides 14/11/2008)


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