AMERICA/MEXICO - Concluye la Asamblea de los Obispos con un llamamiento a los laicos a “desarrollar con creatividad nuevos y más eficientes métodos y formas de presencia cristiana en el mundo”.

viernes, 14 noviembre 2008

Ciudad de México (Agencia Fides) – “La presente Asamblea puede ser calificada como históricamente inédita por su temática, por su metodología y por sus participantes. Juntos, obispos y laicos, hemos logrado profundizar en la naturaleza y trascendencia de los desafíos más relevantes que reclaman la atención de la conciencia cristiana en el ámbito de la política, la economía, la cultura y los medios de comunicación, en esta dramática hora de la vida nacional”. Se lee en el Mensaje de los Obispos de México al termino de la celebración de la 86 Asamblea Plenaria en la que han participado junto a los Obispos, 118 laicos procedentes de sesenta y siete diócesis y de algunos organismos nacionales, todos empeñados en la transformación del mundo y en la que se ha reflexionado sobre la necesidad de “impulsar un nuevo y valiente protagonismo laical”.
En el Mensaje los Obispos constatan que en estos momentos “vivimos en un auténtico cambio de época que comporta crisis profundas en diversas dimensiones de la vida personal y social, y grandes oportunidades para construir el Reino de Dios”. Asi por ejemplo recuerdan el problema del narcotráfico, la violencia y la delincuencia, realizando un llamamiento al Gobierno Federal, a los Gobiernos de los Estados y a los Partidos Políticos para hacer “un pacto de unidad en la lucha contra la delincuencia organizada, para erradicar la corrupción de las estructuras del Estado Mexicano, en todos los niveles”, pues consideran que “un acuerdo político es más necesario que nunca, ya que los bienes que están en juego no admiten la falta de colaboración solidaria entre todos”.
Así mismo manifiestan su pesar por “un México herido y desencantado por los problemas de inseguridad, secuestros, sobrepoblación en las cárceles, corrupción general, hambre y marginación, desintegración familiar, rezago educativo, ineficacia en la búsqueda y aplicación de la justicia, narcotráfico, violación a los derechos humanos y crimen organizado que ponen en evidencia una falla en la conciencia personal y social al momento de reconocer la inalienable dignidad de la persona humana en todas sus fases de desarrollo”. A este respecto consideran también la despenalización del aborto, en algunas entidades federativas, como “el momento en que, de manera más explícita, se corrompe el fundamento del auténtico Estado de Derecho y se lastima la dignidad de los seres humanos más vulnerables e indefensos”. Por otro lado las deficiencias en el modelo educativo nacional ha hecho que muchos jóvenes y niños estén expuestos “a un proyecto cultural con graves deformaciones éticas, antropológicas y cívicas”. A todos estos problemas se añade además la crisis financiera global “que coloca a México en una difícil situación”.
La preocupación de Obispos y laicos por esta situación, continua el Mensaje, “nos urge a todos como Iglesia a una vivencia más decidida y coherente de nuestra identidad cristiana” y a una mayor conciencia de la necesidad de evangelizar que es siempre “civilizar, es decir, promover el auténtico desarrollo humano de las personas y de los pueblos”.
“Estamos convencidos de que los fieles laicos no sólo son miembros de la Iglesia a título pleno, sino que constituyen una verdadera expresión sacramental del servicio de la Iglesia al mundo”, continua el texto. Por ello los Obispos realizan un llamamiento a todos los laicos a “desarrollar con creatividad nuevos y más eficientes métodos y formas de presencia cristiana en el mundo”. A continuación los Obispos recuerdan a los fieles laicos, dentro de toda la gama de actividades que pueden realizar, los ámbitos, donde más urge un renovado y valiente compromiso, entre ellos: la promoción y defensa valiente y eficaz del reconocimiento del derecho a la vida; la promoción y defensa de la dignidad y vocación de la mujer; el fortalecimiento de la familia basada en el matrimonio; la promoción de un modelo educativo que construya personalidades maduras tanto en el ámbito de la fe como en el campo del desarrollo humano integral; el compromiso solidario con todos; la formación en Doctrina Social de la Iglesia de los diversos agentes que participan en las actividades productivas; la reconstrucción positiva de las relaciones entre fe y razón, entre cristianismo y cultura; la promoción y defensa de los derechos humanos fundamentales; la formación de una nueva ciudadanía, más responsable, más participativa y más capaz de comprometerse activamente con la gestión del bien común.
Respecto a la necesidad e un renovado impulso misionero constatado por los Obispos, estos se comprometen a “hacer todo lo que esté de nuestra parte para reconocer y promover activamente un nuevo protagonismo de los fieles laicos en la Iglesia y en la sociedad, particularmente en lo que toca en la participación cívica y política”.
Concluyen los Obispos recomendado superar todas las desconfianzas que “algunas veces han marcado las relaciones entre jerarquía y laicado, y, recomenzando desde Cristo, dar un paso nuevo en el camino para la construcción de una sociedad más justa, solidaria y reconciliada mediante la reconstrucción del tejido social, en la que se verifique el aporte y novedad del acontecimiento cristiano para todos los mexicanos”. (RG) (Agencia Fides 14/11/2008)


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