VATICANO - En la audiencia general Benedicto XVI retoma las catequesis sobre San Pablo: “Nuestra fe no nace de un mito, ni de una idea, sino del encuentro con el Resucitado, en la vida de la Iglesia”

jueves, 25 septiembre 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – El Santo Padre Benedicto XVI, viniendo de su residencia de verano en Castel Galdonfo, encontró a peregrinos y fieles en la Plaza San Pedro para la audiencia general del miércoles 24 septiembre. En su catequesis el Papa ha retomado el ciclo dedicado a San Pablo, con ocasión del Año Paulino, deteniéndose en particular en sus relaciones con los Apóstoles. “Estas relaciones estuvieron siempre marcadas por el profundo respeto por aquella franqueza que le venía a Pablo de la defensa de la verdad del Evangelio – explicó el Pontífice durante la audiencia –. Aunque él fuese, en la práctica, contemporáneo de Jesús de Nazaret, no tuvo nunca la oportunidad de encontrarlo durante su vida pública. Por esto, después de la iluminación en el camino a Damasco, sintió la necesidad de consultar a los primeros discípulos del Maestro, que habían sido elegidos por Él para que llevasen su Evangelio hasta los límites del mundo”.
Benedicto XVI recordó asimismo que Pablo mismo, en la Carta a los Gálatas, “redacta un importante resumen sobre contactos tenidos con algunos de los Doce”, ante todo con Pedro, luego con Santiago y con Juan, que Pablo reconoce como “las columnas” de la Iglesia. Acerca del tipo de informaciones que Pablo tuvo sobre Jesucristo en los tres años siguientes al encuentro de Damasco, el Santo Padre subrayó que Pablo insiste “en la fidelidad a cuanto él mismo recibió y que fielmente transmite a los nuevos cristianos. Son elementos constitutivos y conciernen la Eucaristía y la Resurrección… Las palabras de Jesús en la Última Cena son realmente para Pablo centro de la vida de la Iglesia: la Iglesia se edifica a partir de este centro, llegando así a ser ella misma. Más allá de este centro eucarístico, en el que nace siempre de nuevo la Iglesia – también para toda la teología de San Pablo, para todo su pensamiento – estas palabras han tenido un notable impacto en la relación personal de Pablo con Jesús. Por una parte atestan que la Eucaristía ilumina la maldición de la cruz, haciéndola bendición, y por otra explican el alcance de la misma muerte y resurrección de Jesús”. También en el otro texto sobre la Resurrección (1Cor 15,3-5), Pablo “pone el acento en el don que Jesús hizo de sí al Padre, para liberarnos de los pecados y de la muerte. De este don de sí, Pablo sacará las expresiones más comprometidas y fascinantes de nuestra relación con Cristo”.
El Papa evidenció luego que en el anuncio original, transmitido de boca en boca, era usado el verbo “ha resucitado”, en vez del “fue resucitado” que sería más lógico usar, en cuanto dicha forma verbal subraya “que la resurrección de Cristo incide hasta el presente de la existencia de los creyentes: podemos traducirlo con ‘ha resucitado y sigue viviendo’ en la Eucaristía y en la Iglesia”.
Enumerando las apariciones del Resucitado a Cefas, a los Doce, a más de quinientos hermanos, y a Santiago, Pablo menciona finalmente su personal aparición, recibida en el camino de Damasco. “Y en último término se me apareció también a mí, como a un abortivo” (1Cor 15,8). “Ya que él ha perseguido a la Iglesia de Dios – explicó el Papa –, en esta confesión expresa su indignidad de ser considerado apóstol, al mismo nivel de aquellos que lo han precedido: pero la gracia de Dios en él no ha sido vana. Por lo tanto la afirmación prepotente de la gracia divina acomuna a Pablo a los primeros testigos de la resurrección de Cristo: ‘Tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído’ (1Cor 15,11). Es importante la identidad y la unicidad del anuncio del Evangelio: tanto ellos como yo predicamos la misma fe, el mismo Evangelio de Jesucristo muerto y resucitado que se dona en la Santísima Eucaristía”.
En la parte conclusiva de la catequesis, el Santo Padre subrayó que la importancia atribuida por Pablo a la Tradición viva de la Iglesia, que transmite a sus comunidades, “demuestra cuanto es equivocada la visión de quien atribuye a Pablo la invención del cristianismo: antes de evangelizar a Jesucristo, su Señor, él lo ha encontrado en el camino de Damasco y lo ha frecuentado en la Iglesia, observando su vida en los Doce y en aquellos que lo han seguido por los caminos de la Galilea… Cuanto más tratamos de encontrar las huellas de Jesús de Nazaret por los caminos de la Galilea, tanto más podemos comprender que Él se hizo cargo de nuestra humanidad, compartiéndola en todo, menos en el pecado. Nuestra fe no nace de un mito, ni de una idea, sino del encuentro con el Resucitado, en la vida de la Iglesia”.
Al final de la audiencia, saludando a los peregrinos de lengua italiana, el Papa se dirigió en particular a los jóvenes de la Asociación “Golondrina-Ciudadela de la Paz” de Arezzo, entre los que se encontraban algunos provenientes del Cáucaso, con este deseo: “Queridos amigos, espero que vuestro encuentro contribuya a afirmar una justa cultura de la convivencia pacífica entre los pueblos y a promover el entendimiento y la reconciliación”. (S.L.) (Agencia Fides 25/9/2008)


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