VATICANO - "Trabajar por el Señor es ya una recompensa en esta tierra" recuerda Benedicto XVI en el ángelus; llamamiento por los Países caribeños y para que en la próxima reunión de la ONU se apliquen las medidas necesarias para desarraigar la pobreza, el hambre, la ignorancia y las pandemias

lunes, 22 septiembre 2008

Castel Gandolfo (Agencia Fides) - Antes de rezar la oración mariana del ángelus con los fieles reunidos en el Patio interior del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, el domingo 21 de septiembre, el Santo Padre Benedicto XVI ha comentado el Evangelio propuesto por la liturgia dominical, dónde Jesús narra " la parábola del dueño de la viña que, en diferentes horas del día llama a obreros a trabajar en su viña. Y al terminar el día da todos el mismo salario, un denario, suscitando la protesta de los obreros de la primera hora". "Está claro que el denario representa la vida eterna - ha explicado el Papa -, don que Dios reserva para todos… Un primer mensaje de esta parábola está en el mismo hecho de que el dueño no tolera, por así decir, el desempleo: quiere que todos trabajen en su viña. Y, en realidad, el ser llamados es ya la primera recompensa: poder trabajar en la viña del Señor, ponerse a su servicio, colaborar en su obra, constituye en sí un premio inestimable, que recompensa de todo cansancio. Pero lo comprende sólo quien ama al Señor y a su Reino; quien, por el contrario, sólo trabaja por el salario nunca se dará cuenta del valor de este tesoro inestimable”.
San Mateo, apóstol y evangelista, que narra esta parábola, él mismo vivó esta experiencia, ha recordado el Santo Padre. "Antes de que Jesús le llamara desempeñaba la profesión de publicano y por este motivo era considerado un pecador público, excluido de la "viña del Señor. Pero todo cambia cuando Jesús, al pasar junto a su despacho de impuestos, le dice: "Sígueme". Mateo se levantó y le siguió. De publicano se convirtió inmediatamente en discípulo de Cristo. De "último" se convirtió en "primero", gracias a la lógica de Dios que - ¡por suerte para él! - es diferente a la del mundo". Benedicto XVI ha citado a continuación a San Pablo, quien experimentó la alegría de sentirse llamado por el Señor a trabajar en su viña. ¡Y cuánto trabajo hizo! Pero como él mismo confiesa, fue la gracia de Dios la que actuó en él, esa gracia que de perseguidor de la Iglesia le transformó en apóstol de las gentes… Pablo comprendió bien que trabajar por el Señor es ya una recompensa en esta tierra”.
Después del ángelus el Santo Padre ha lanzado dos llamamientos: " En las semanas pasadas, los países caribeños, en particular Haití, Cuba, la República Dominicana y el sur de los Estados Unidos, en especial Texas, fueron duramente golpeados por violentos ciclones. Quisiera asegurar de nuevo a todas esas queridas poblaciones mi especial recuerdo en la oración. Espero que lleguen cuanto antes las ayudas a las zonas más afectadas. Que el Señor haga prevalecer, al menos en estas circunstancias, la solidaridad y la fraternidad por encima de cualquier otro motivo". A continuación Benedicto XVI ha recordado que el 25 de septiembre, en el ámbito de la 63 sesión de la Asamblea General de la ONU, se tendrá un encuentro de alto nivel para verificar el cumplimiento de los objetivos establecidos en la Declaración del Milenio, el 8 de septiembre de 2000. " Con motivo de esta importante reunión, que congregará a líderes de todos los países del mundo, quisiera renovar la invitación para que se tomen y se apliquen con valentía las medidas necesarias para desarraigar la pobreza extrema, el hambre, la ignorancia y el flagelo de las pandemias, que golpean sobre todo a los más vulnerables. Un compromiso así - ha concluido el Pontífice -, si bien exige en estos momentos de dificultad económica particulares sacrificios, no dejará de producir importantes beneficios ya sea para el desarrollo de las naciones que tienen necesidad de ayuda del exterior ya sea para la paz y el bienestar de todo el planeta" (S.L) (Agencia Fides 22/9/2008)


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