VATICANO - El Papa Benedicto XVI en París y Lourdes (1) - "Mi peregrinación a Lourdes debía pasar por París. Vuelvo con alegría, feliz por la oportunidad que se me presenta de homenajear el imponente patrimonio de cultura y de fe que ha fraguado su país de manera espléndida durante siglos y que ha dado al mundo grandes figuras de servidores de la Nación y de la Iglesia”

lunes, 15 septiembre 2008

París (Agencia Fides) - Después de la llegada al aeropuerto de París-Orly, alrededor de las 11horas del 12 de septiembre, el Santo Padre Benedicto XVI se trasladó a la Nunciatura Apostólica de París y después al Eliseo para la Ceremonia de bienvenida. Después del coloquio privado del Papa con el Presidente de la República, se pronunciaron los discursos oficiales en el Salón de las Fiestas.
"La razón primera de mi viaje - ha dicho el Santo Padre en su discurso - es la celebración del ciento cincuenta aniversario de las apariciones de la Virgen María, en Lourdes. Deseo unirme a la incontable muchedumbre de peregrinos de todo el mundo que llegan a lo largo de este año al santuario mariano, animados por la fe y el amor… Mi peregrinación a Lourdes debía pasar por París. Su capital me es familiar y la conozco bastante bien.… Vuelvo con alegría, feliz por la oportunidad que se me presenta de homenajear el imponente patrimonio de cultura y de fe que ha fraguado su país de manera espléndida durante siglos y que ha dado al mundo grandes figuras de servidores de la Nación y de la Iglesia … Durante su visita a Roma, Señor Presidente, Usted ha recordado que las raíces de Francia, como las de Europa, son cristianas. Basta la historia para demostrarlo: desde sus orígenes, su País ha recibido el mensaje del Evangelio … Implantada en época antigua en vuestro país, la Iglesia ha jugado un papel civilizador que me es grato resaltar en este lugar … Transmisión de la cultura antigua a través de monjes, profesores y amanuenses, formación del corazón y del espíritu en el amor al pobre, ayuda a los más desamparados mediante la fundación de numerosas congregaciones religiosas, la contribución de los cristianos a la organización de instituciones de las Galias, posteriormente de Francia, es sabido más que de sobra para no tener que recordarlo”.
Centrándose después en las relaciones entre Iglesia y Estado, Benedicto XVI, después de haber recordado que "en torno a las relaciones entre campo político y campo religioso, Cristo ya ofreció el criterio para encontrar una justa solución a este problema al responder a una pregunta que le hicieron afirmando: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mc 12,17), ha subrayado que "La Iglesia en Francia goza actualmente de un régimen de libertad". El Papa ha citado la expresión usada por el Presidente de la República de "laicidad positiva" para indicar el diálogo "sereno y positivo" entre Iglesia y Estado en muchos campos, y ha afirmado: " En este momento histórico en el que las culturas se entrecruzan cada vez más entre ellas, estoy profundamente convencido de que una nueva reflexión sobre el significado auténtico y sobre la importancia de la laicidad es cada vez más necesaria. En efecto, es fundamental, por una parte, insistir en la distinción entre el ámbito político y el religioso para tutelar tanto la libertad religiosa de los ciudadanos, como la responsabilidad del Estado hacia ellos y, por otra parte, adquirir una más clara conciencia de las funciones insustituibles de la religión para la formación de las conciencias y de la contribución que puede aportar, junto a otras instancias, para la creación de un consenso ético de fondo en la sociedad”.
El Papa “se esfuerza por ser sembrador de caridad y esperanza", ha continuado Benedicto XVI, tan necesaria en el mundo de hoy, y ha expresado su particular preocupación por los jóvenes, que "marginados y a menudo abandonados a sí mismos, son frágiles y tienen que hacer frente solos a una realidad que les sobrepasa", y por el crecimiento de la diferencia entre ricos y pobres en el mundo occidental. "A través de numerosas instituciones y actividades, la Iglesia, igual que numerosas asociaciones en vuestro país, trata con frecuencia de remediar lo inmediato, pero es al Estado al que compete legislar para erradicar las injusticias". Ampliándola mirada a nuestro planeta, el Santo Padre ha observado que "con gran generosidad Dios nos ha confiado el mundo que Él ha creado. Hay que aprender a respetarlo y protegerlo aún más”.
El último tema tocado por el Santo Padre ha concernido a Europa: a Francia, a quien ha sido confiado el semestre de Presidencia de la Unión Europea, el Papa ha confiado su compromiso de acuerdo a su tradición, "con los derechos humanos y su promoción para el bien de la persona y la sociedad". Sólo cuando el ciudadano europeo “entienda que estos derechos, que constituyen una unidad indisociable, están siendo promovidos y respetados, entonces comprenderá plenamente la grandeza de la construcción de la Unión y llegará a ser su artífice activo". En los tiempos actuales, particularmente inciertos, y en particular "frente al peligro del resurgir de viejos recelos, tensiones y contraposiciones entre las Naciones, de las que hoy somos testigos con preocupación, Francia, históricamente sensible a la reconciliación entre los pueblos, está llamada a ayudar a Europa a construir la paz dentro de sus fronteras y en el mundo entero. A este respecto, es importante promover una unidad que no puede ni quiere transformarse en uniformidad, sino que sea capaz de garantizar el respeto de las diferencias nacionales y de las tradiciones culturales, que constituyen una riqueza en la sinfonía europea”. (S.L) (Agencia Fides 15/9/2008)


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