OCEANÍA/TAHITÍ - El monasterio de Santa Clara en Tahití: centro de oración y de reflexión que acoge a hombres y mujeres de culturas y religiones distintas

martes, 22 julio 2008

Punaauia (Agencia Fides) - Fue el 7 de junio de 1981, cuando las primeras Hermanas Clarisas llegaron de Canadá a la polinesia, a Tahití. Ya en 1972 el monasterio de Lennoxville, en Canadá, había pensado en fundar una nueva comunidad contemplativa en tierra de misión, sobre todo por el impulso del Obispo de Papeete, Mons. Michel Coppenrath. En 1973 se organizó un primer viaje para conocer el país y preparar la misión. Las primeras Clarisas fueron acogidas en la Diócesis de Papeete con gran afecto el Domingo de Pentecostés.
Al inicio las Hermanas de San José de Cluny pusieron a disposición de las recién llegadas la casa de novicias, que había sido construida recientemente. La inserción en la cultura de la isla se vio favorecida por hecho de compartir el mismo idioma, el francés, y por el lema “fraternité et joie” (fraternidad y alegría) que guió las relaciones con los habitantes, deseosos de conocer el carisma de Santa Clara de Asís. Después de dos años las Clarisas recibieron las primeras postulantes de Tahití. El 8 de diciembre de 1984 se abrió el primer Monasterio provisorio en las alturas de Pureora permitiendo un camino de inculturación en el servicio de la oración además de distintas actividades agrícolas.
En 1990 algunas Clarisas provenientes de Filipinas llegaron al país para colaborar con la fundación de una nueva misión. La construcción de un segundo Monasterio en Punaauia duró un año y el 11 de agosto de 1993 se abrió finalmente la nueva casa, más grande y acogedora, en coincidencia con el octavo centenario del nacimiento de Santa Clara. En noviembre del mismo año se aprobó en Roma el decreto de erección canónica del Monasterio.
Hoy, después de 27 años en Tahití, la comunidad cuenta con 12 religiosas (2 canadienses, 2 filipinas y 8 de polinesia). El Monasterio se ha convertido en un centro capaz de unir a hombres y mujeres de distintas culturas y religiones, un lugar de silencio y soledad que atrae también a los jóvenes que llegan después de un camino de fe o impulsados por una búsqueda personal. (A.M.) (Agencia Fides 22/7/2008 líneas 26 palabras 371)


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