AMERICA/VENEZUELA - Mensaje de los Obispos a los 40 años de la II Conferencia General de Medellín de donde surgió “un compromiso de renovación profunda y la necesidad de una mayor presencia y diálogo con el mundo”

miércoles, 16 julio 2008

Caracas (Agencia Fides) - En un mensaje titulado "Los cuarenta años de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano de Medellín", que ha sido publicado al termino de la celebración de la Asamblea Plenaria celebrada la semana pasada, la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) ha realizado un llamamiento a recuperar el verdadero espíritu del Documento de Medellín, cuyas propuestas pastorales siguen siendo vigentes en la actual realidad del continente. Los Obispos consideran que dicha Conferencia de Medellín “constituye un hito fundamental en la historia y en la pastoral de la Iglesia en nuestra región, pues los obispos se propusieron encaminar a la Iglesia hacia la búsqueda de una nueva y más intensa presencia en la actual transformación de América Latina, a la luz del Concilio Vaticano II”. Y de allí surgió “un compromiso de renovación profunda y la necesidad de una mayor presencia y diálogo con el mundo”.
En el documento se recuerda la génesis y preparación de de la II Conferencia General de Medellín que tuvo lugar del 26 de agosto al 7 de septiembre de 1968. Medellín nació, se preparó y realizó como fruto de dos hechos significativos: el impacto histórico, renovador, del Concilio Vaticano II que acababa de clausurarse el 7 de diciembre de 1965 y los comienzos del Consejo Episcopal Latinoamericano, CELAM, que había sido creado en 1955. Y también influyó según recueradan los Obispos de Venezuela la situación social, política y económica de los pueblos de América Latina en ese entonces, caracterizados por “la miseria y la marginación de grandes masas que se consideraba fruto de las injusticias y desigualdades, y producía serios interrogantes a la acción pastoral de la Iglesia y demandaba respuestas decisivas”.
Las tres ideas fundamentales que surgieron de dicha Conferencia son: “La vocación del hombre a su desarrollo integral”, es decir todo hombre tiene una 'semilla divina' que ha sido plantada en él desde el comienzo. Debe desarrollarla hasta la plenitud final en el encuentro definitivo con el Señor de la gloria", lo cual exigen fidelidad a la llamada divina a la vez que ciertas condiciones de vida que hagan posible su desarrollo integral. La segunda idea es la “una salvación integral que abarca la totalidad del hombre y del mundo”, salvación que “exige la liberación total del hombre de la servidumbre del pecado y sus consecuencias (ignorancia, opresión, miseria, hambre y muerte) y la incorporación de la vida nueva por la gracia, principio y germen de eternidad”. Y por último la certeza de que “la Iglesia se manifiesta como sacramento de unidad y al servicio del pueblo de Dios”.
Además según se lee en el Mensaje la II Conferencia de Medellín “la Iglesia asumió su misión salvadora en orden a la promoción integral del hombre latinoamericano. Analizó sus formas de evangelización y decidió revisar sus estructuras visibles y promover una pastoral coordinada”. Dio también un gran impulso al concepto y la vivencia de la colegialidad episcopal en América Latina. Por otro lado “Medellín hizo posible que la Iglesia en América Latina tuviera un mayor reconocimiento, particularmente desde Europa, en cuanto a su propia identidad”. También llamó la atención sobre “la pobreza injusta como uno de los hechos más resaltantes de la realidad latinoamericana afirmando que “la miseria es una injusticia que clama al cielo, por lo tanto, es pecado, y la liberación de la pobreza es salvación”. Fomentó además “la participación amplia de los fieles en la tarea evangelizadora de la Iglesia y en la promoción humana”. Produjo también “una gran renovación en el ámbito de la educación católica en América Latina, en su concepción y praxis, al afirmar que la educación es el medio clave para liberar a los pueblos de toda servidumbre”, de donde surgió “un mayor compromiso de la Iglesia y de los educadores católicos con la educación de los más pobres”. Medellín se preocupo de la juventud al constatar que son mayoría en el continente latinoamericano llevando a “una profunda transformación de la pastoral juvenil”. Por último, “consideró necesaria una profunda renovación de la catequesis, a fin de educar eficazmente la fe de los niños, de los jóvenes y de los adultos, en todos los ambientes”. (RG) (Agencia Fides 16/7/2008)


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