OCEANÍA/AUSTRALIA - El Card. George Pell durante la vigilia de la JMJ: volver a poner a la familia en el centro para dar una esperanza a los jóvenes

martes, 15 julio 2008

Sydney (Agencia Fides) – Para tener una juventud animada por valores sanos, con ideales y responsabilidad, es esencial para la sociedad recrear condiciones para el crecimiento y el desarrollo armónico de la familia, colocándola nuevamente al centro, tanto de la Pastoral de la Iglesia como de las políticas sociales de la nación. Fueron las declaraciones a través de una nota enviada a la Agencia Fides, del Card. George Pell, Arzobispo de Sydney, durante la vigilia de la Jornada Mundial de la Juventud, destacando que es esencial poner a Dios en el centro si se quiere construir la felicidad del propio núcleo familiar.
El Cardenal se dirigió sobretodo a la sociedad australiana, hoy atenta al gran evento de la JMJ, pero atravesada por una crisis de valores, de materialismo, hedonismo y consumismo que erosionan la fe y crean personas que piensan sólo en el éxito, el poder y el dinero.
El Cardenal hizo un elenco de los males con los que la institución familiar se está confrontando hoy en Australia: carencia de hijos (tasa demográfica en descenso, envejecimiento de la población); divorcios, con graves repercusiones para la tranquilidad y el crecimiento de los hijos; cambios frecuentes de pareja, donde prevalece una mentalidad egoísta e individualista.
Según el Arzobispo de Sydney, hoy la familia afronta dos principales tentaciones: “La primera es creer que se puede tener una vida feliz prescindiendo de Dios; la segunda tiene que ver con el concepto mismo de sexualidad, matrimonio y familia. La mentalidad presente dice a los jóvenes que se puede vivir con un estilo consumista también en las relaciones humanas, pues así es la mentalidad ‘moderna’, sin revelar los daños que esta aproximación produce en la vida de cada uno”.
El Cardenal recordó también la alta tasa de suicidios juveniles en Australia, definiéndola como “señal peligrosa y muy paradójica, en una sociedad considerada maravillosa y con un alto nivel de bienestar”.
A todo esto responde el mensaje de Cristo: “nuestros jóvenes necesitan de la fe, la esperanza y el amor. Si les proponemos la promiscuidad, las drogas y el alcohol, estamos destruyendo sus vidas”, subrayó, expresando su deseo que la JMJ pueda ser un momento de verdadera reflexión y conversión para muchos jóvenes australianos. (PA) (Agencia Fides 15/7/2008; líneas 26, palabras 367)


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