AMERICA/VENEZUELA - Los católicos venezolanos invitados a una profunda conversión espiritual y renovación espiritual a la luz del Concilio Plenario de Venezuela y del Mensaje de Aparecida

lunes, 14 julio 2008

Caracas (Agencia Fides) -. “Con la convocatoria a la Misión Continental que nos ha hecho la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe y motivados por nuestro Concilio Plenario, invitamos a toda nuestra Iglesia a dejarnos guiar por el Espíritu Santo en un nuevo Pentecostés, inflamados del nuevo ardor apostólico y misionero que nos pedía el Papa Juan Pablo II, para la renovación espiritual y transformación de nuestra patria”: es la exhortación que realizan los Obispos de Venezuela a todo el pueblo católico invitando a una verdadera renovación espiritual, por medio de un documento de espiritualidad publicado al termino de su Asamblea Plenaria y que lleva por titulo “Renovemos la mente y el Corazón”. El texto está inspirado en los lineamientos pastorales del Concilio Plenario de Venezuela celebrado el año pasado y en el Documento final de Aparecida.
Señalan los Obispos en primer lugar algunos frutos recientes de conversión, solidaridad y reconciliación como son un mejor conocimiento de la Palabra de Dios y un mayor amor por ella, una renovación de la catequesis y en la vivencia de la liturgia, fortalecimiento de la unidad en la Iglesia, mayor orientación de las manifestaciones de la religiosidad popular hacia la piedad Eucarística y mariana... Sin embargo también existen graves fallas morales en el campo de lo social, familiar y económico, que se reflejan de diversas formas y afectan a los hijos de la Iglesia: relativismo ético, tendencia secularizante, disminución de la práctica religiosa y de la recepción de los santos sacramentos, creciente aumento de las sectas, ideologías y nuevas corrientes espiritualistas: new age, espiritismo, tarot, brujería, santería, esoterismo, además del clima de violencia que reina en el país que afecta a la paz moral y espiritual de la sociedad.
Por ello, los Obispos proponen vivir una autentica espiritualidad cristiana que nace del encuentro personal con Jesucristo y que es comunión con Dios y con los hermanos. Para ello realizan algunas propuestas, entre ellas la invitación a todos los agentes de la acción pastoral “a formarse en la espiritualidad de comunión con Dios y con los hermanos, cultivando en las familias, comunidades y parroquias la vida de oración, el diálogo fraterno, y la participación en la vida de la comunidad”. Piden además a los sacerdotes que propongan a los fieles la Palabra de Dios “como don del Padre para el encuentro con Jesucristo vivo”.
A las comunidades les recomiendan que sean auténticas escuelas de oración para lo cual deben “intensificar el culto eucarístico y el rezo de la liturgia de las horas, en especial los domingos y fiestas, como una forma de orar con la Palabra de Dios y unirse a la oración de toda la Iglesia”. Piden también a los sacerdotes y agentes de pastoral que animen al pueblo de Dios para que el domingo sea vivido como el “día especial de la fe, fiesta primordial cristiana y conmemoración semanal de la Pascua” incentivando a la participación de los fieles en ella. Y también a los sacerdotes como ministros del Sacramento de la Reconciliación, se les pide que “ofrezcan con generosidad a los fieles la práctica de este sacramento, fuente única del perdón y de la gracia afrontando de este modo la crisis del pecado” y junto a la confesión la dirección espiritual, que “es un medio eficaz para el crecimiento y maduración del creyente”.
Otro punto recomendado por los Obispos es la práctica penitencial de la Iglesia que “está orientada al seguimiento de Cristo, exige renuncia y esfuerzo constante”. Por ello invitan a los fieles “a vivir el espíritu penitencial, especialmente en los tiempos y días de penitencia señalados por la Iglesia a lo largo del año litúrgico, asimismo las prácticas del ayuno y la abstinencia, compartiendo con los pobres nuestro pan participando activamente en organismos humanitarios, organizaciones no gubernamentales y campañas de solidaridad”.
Los Obispos se comprometen además a promover las comunidades eclesiales, las agrupaciones juveniles, los círculos bíblicos, los grupos de oración y “todo aquello que favorezca el crecimiento espiritual y la piedad del Pueblo de Dios”. Y recomiendan a las familias que recen juntas el rosario, la bendición de los alimentos, la invocación de la presencia del Señor en momentos solemnes de la vida de sus miembros la santificación del trabajo y el ofrecimiento diario.
“En este momento de gracia para Venezuela, República consagrada al Santísimo Sacramento, ponemos en manos de Jesucristo a las personas, las instituciones y la nación entera y encomendamos la renovación moral y espiritual de nuestra patria a la intercesión de nuestra madre la Virgen María, que ha acompañado desde sus inicios la fe de nuestro pueblo y ha reafirmado su identidad católica”, concluyen los Obispos. (RG) (Agencia Fides 14/7/2008)


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