VATICANO - Benedicto XVI a los Obispos de Hong Kong y de Macao: “Cristo es, también para China, un Maestro, un Pastor, un Redentor amoroso: la Iglesia no puede callar esta buena noticia”

lunes, 30 junio 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “El Señor ha otorgado a todo hombre y mujer el derecho de oír el anuncio de que Jesucristo ‘me amó y se entregó a sí mismo por mí’ (Gál 2, 20). A este derecho corresponde un deber de evangelizar: ‘Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio!’ (1 Cor 9, 16; cf. Rm 10, 14). En la Iglesia toda actividad tiene una esencial dimensión evangelizadora y no debe ser nunca separada del compromiso por ayudar a todos a encontrar a Cristo en la fe, que es el objetivo primario de la evangelización”. Lo reafirmó el Santo Padre Benedicto XVI en el discurso a los Obispos de Hong Kong y de Macao, recibidos en audiencia con ocasión de la visita "ad Limina Apostolorum" el 27 de junio.
Subrayando cómo hoy la misión de la Iglesia se lleva a cabo en el contexto de la globalización, el Papa recordó que para contrastar los aspectos negativos de este fenómeno cultural – como la fragmentación, el individualismo en el que domina el secularismo, que empuja lo trascendente y el sentido de lo sagrado a los márgenes y eclipsa la fuente misma de armonía y unidad en el universo – es importante una sólida formación y un esfuerzo concertado para sostener el alma espiritual y moral de las poblaciones. Por lo tanto Benedicto XVI exhortó a los Obispos de Hong Kong y Macao “a pensar especialmente al joven clero que está cada vez más sometido a nuevos desafíos pastorales, conectados con las exigencias de la tarea de evangelizar una sociedad tan compleja como la actual”. Una análoga solicitud pastoral deberá considerar “también a todas las personas consagradas, hombres y mujeres, que están llamadas a hacer visibles en la Iglesia y en el mundo los rasgos característicos de Jesús, virgen, pobre y obediente”.
El Santo Padre recordó asimismo el notable aporte de las escuelas católicas “a la formación intelectual, espiritual y moral, de las nuevas generaciones”, motivo por el cual éstas son escogidas por muchos padres de familia, no sólo católicos. Por este motivo, es “de gran importancia permanecer cercanos a los estudiantes y a sus familias, cuidar la formación de los jóvenes a la luz de las enseñanzas del Evangelio y seguir con solicitud las necesidades espirituales de todos en la comunidad escolástica”. Las escuelas católicas de las dos Diócesis, que tanto contribuyeron al desarrollo social y al crecimiento cultural de la población, encuentran hoy nuevas dificultades, pero el Santo Padre aseguró su cercanía y su aliento “para que este precioso servicio no decaiga”.
Una exhortación particular fue expresada por el Papa acerca de los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades: invitó a los Obispos a salir a su encuentro “con mucho amor, ya que ellos son una de las novedades más importantes suscitadas por el Espíritu Santo en la Iglesia para la actuación del Concilio Vaticano II”, y al mismo tiempo aseguró su oración “para que también los movimientos pongan todo su esfuerzo en armonizar sus actividades con los programas pastorales y espirituales de las Diócesis”.
En la parte final de su discurso, el Pontífice expresó su satisfacción a los Obispos de Hong Kong y Macao por las múltiples realizaciones de sus eficientes comunidades diocesanas, exhortando “a un compromiso cada vez mayor por buscar los medios más adecuados para hacer más comprensible el mensaje cristiano de amor en el mundo en el cual viven”. Y continuó: “aliento a vuestras Diócesis a seguir dando su aporte a la Iglesia en China Continental, poniendo a disposición el personal para la formación y sosteniendo iniciativas benéficas de promoción humana y de asistencia. Sobre esto cómo no recordar el precioso servicio, ofrecido con generosidad y competencia por la Caritas de vuestras dos Diócesis. No os olvidéis, sin embargo, que Cristo es, también para China, un Maestro, un Pastor, un Redentor amoroso: la Iglesia no puede callar esta buena noticia”.
Al final de su discurso, Benedicto XVI expresó este deseo: “Espero, y ruego al Señor para que así sea, que llegue pronto el día en el que también vuestros Hermanos de China Continental puedan venir a Roma en peregrinación a las tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo, en signo de comunión con el Sucesor de Pedro y con la Iglesia universal. Acojo con alegría la ocasión para enviar a la Comunidad católica de China y a todo el pueblo de este gran país la certeza de mis oraciones y de mi afecto”. (S.L.) (Agencia Fides 30/6/2008; líneas 50, palabras 760)


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