VATICANO - “El nuevo diálogo entre fe y razón… debe partir de la actual situación concreta del hombre y desarrollar sobre ella una reflexión que recoja su verdad ontológico-metafísica”, afirma Benedicto XVI en el Simposio Europeo de Docentes Universitarios

lunes, 9 junio 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – El 7 de junio, reuniéndose en la Sala Clementina en el Vaticano a los participantes del VI Simposio Europeo de Docentes Universitarios, que se ha llevado a cabo en Roma sobre el tema “Ensanchar los horizontes de la racionalidad. Perspectivas para la filosofía”, el Santo Padre Benedicto XVI evidenció la “gran relevancia académica y cultural” del tema, que se encuadra en el décimo aniversario de la publicación de la Encíclica “Fides et ratio” de Juan Pablo II. “Los eventos que se han sucedido en los diez años transcurridos desde la publicación de la Encíclica – afirmó el Santo Padre – han delineado con mayor evidencia el escenario histórico y cultural en el que la investigación filosófica está llamada a adentrarse. En efecto la crisis de la modernidad no es sinónimo de decadencia de la filosofía; es más, la filosofía debe comprometerse en un nuevo recorrido de investigación para comprender la verdadera naturaleza de dicha crisis e individuar perspectivas nuevas hacia las cuales orientarse… La apertura de crédito que algunos autores proponen con respecto a las religiones y, en particular, al cristianismo, es un signo evidente del sincero deseo de hacer salir a la reflexión filosófica de su autosuficiencia”.
El Papa recordó su “propuesta de indagación” elaborada a partir de la escucha atenta de los hombres y de las mujeres de nuestro tiempo, con la finalidad de “suscitar interés por el relanzamiento de la filosofía y de su papel insustituible al interno del mundo académico y cultural”.
Partiendo de la convicción de que “la fe cristiana ha hecho su opción clara: contra los dioses de la religión por el Dios de los filósofos, es decir, contra el mito de la simple costumbre por la verdad del ser”, el Santo Padre recordó que “sólo a partir de dicha premisa, que es histórica y teológica al mismo tiempo, es posible salir al encuentro de las nuevas esperanzas de la reflexión filosófica… Desde siempre la fe cristiana no puede estar encerrada en el mundo abstracto de las teorías, sino que debe estar calada en una experiencia histórica concreta que alcance al hombre en la verdad más profunda de su existencia. Esta experiencia, condicionada por las nuevas situaciones culturales e ideológicas, es el lugar que la investigación teológica debe evaluar y sobre la cual es urgente comenzar un diálogo fecundo con la filosofía. La comprensión del cristianismo como real transformación de la existencia del hombre, si bien por un lado impulsa a la reflexión filosófica a una nueva aproximación hacia la religión, por otro la alienta a no perder la confianza en poder conocer la realidad. La propuesta de ‘ensanchar los horizontes de la racionalidad’ no debe ser, por lo tanto, considerada simplemente entre las nuevas líneas de pensamiento teológico y filosófico, sino que debe ser entendida como la exigencia de una nueva apertura hacia la realidad a la que la persona humana en su uni-totalidad está llamada, superando antiguos prejuicios y reduccionismos, para abrirse también así el camino hacia una verdadera comprensión de la modernidad”.
“La fe cristiana está llamada a hacerse cargo de esta urgencia histórica – prosiguió el Santo Padre – involucrando a todos los hombres de buena voluntad en una empresa semejante. El nuevo diálogo entre fe y razón, hoy exigido, no puede realizarse en los términos y en los modos en los que se ha desarrollado en el pasado. Si no quiere reducirse a estéril ejercicio intelectual, debe partir de la actual situación concreta del hombre, y desarrollar sobre ella una reflexión que recoja su verdad ontológico-metafísica”.
En la parte conclusiva de su discurso, el Papa subrayó que para alcanzar estos objetivos es necesario “promover centros académicos de alto nivel, en los que la filosofía pueda dialogar con las otras disciplinas”, confiando que “las instituciones académicas católicas sean disponibles a la realización de verdaderos laboratorios culturales”. Alentó asimismo a los jóvenes a comprometerse en los estudios filosóficos, y auguró que la inminente apertura del Año Paulino constituya “una ocasión propicia para redescubrir, siguiendo las huellas del gran Apóstol, la fecundidad histórica del Evangelio y sus extraordinarias potencialidades también para la cultura contemporánea”.(S.L.) (Agencia Fides 9/6/2008; líneas 47 palabras 694)


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