VATICANO - Benedicto XVI a la Fundación “Centesimus Annus-Pro Pontifice”: “Al centro de todo programa económico... es necesario que esté siempre la persona, creada a imagen y semejanza de Dios y por Él querida para custodiar y administrar los inmensos recursos de la creación”

lunes, 2 junio 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “El desarrollo económico es posible si las decisiones económicas y políticas tienen en cuenta aquellos principios fundamentales que lo hacen accesible a todos; los principios de subsidiariedad y solidaridad. Al centro de todo programa económico, teniendo en cuenta particularmente la basta y compleja red de relaciones que caracterizan la época post-moderna, es necesario que esté siempre la persona, creada a imagen y semejanza de Dios y por Él querida para custodiar y administrar los inmensos recursos de la creación. Sólo una cultura compartida de la participación responsable y activa permite que el ser humano no se sienta un testigo pasivo en el proceso de desarrollo mundial, sino un colaborador activo”. Destacó el Santo Padre Benedicto XVI dirigiéndose a los miembros de la Fundación “Centesimus Annus-Pro Pontifice” recibidos en audiencia el 31 de mayo por la mañana.
Después de haber expresado su reconocimiento a la Fundación por los servicios que le da a la Iglesia con su “apoyo generoso a las varias iniciativas de la Santa Sede al servicio de los pobres en tantos lugares del mundo”, el Papa recordó el tema del encuentro de este año, “El capital social y el desarrollo humano” y destacó que “con el ánimo de un fiel administrador el hombre debe administrar los recursos que Dios le confía poniéndolos a disposición de todos. En otras palabras, hay que evitar que el provecho sea solamente individual o que formas de colectivismo opriman la libertad personal. El interés económico o comercial nunca debe ser exclusivo, porque acabaría por ofender a la dignidad humana”.
Refiriéndose a continuación al actual proceso de globalización mundial Benedicto XVI evidenció que “el gran desafío actual es ‘globalizar’ no sólo los intereses económicos o comerciales, sino también las expectativas de solidaridad, respetando y valorando los aportes de cada miembro de la sociedad... el crecimiento económico no debe ser nunca separado de la búsqueda del desarrollo integral humano y social. Al respecto, la Iglesia con su doctrina social evidencia la importancia del aporte de los cuerpos intermedios según el principio de una sana subsidiariedad, para contribuir libremente a orientar los cambios culturales y sociales según el auténtico progreso del hombre y de la colectividad”.
Al final del discurso el Santo Padre exhortó a los miembros de la Fundación a ofrecer el aporte de su reflexión “también para la realización de un orden económico mundial justo” y a continuar con su acción a favor de tantos hermanos. Concluyó afirmando: “En el último día, en el día del Juicio universal, se nos pedirá cuentas sobre si hemos usado lo que Dios ha puesto a nuestra disposición para responder a las esperanzas legítimas y a las necesidades de nuestros hermanos, especialmente de los más pequeños y necesitados. La Virgen María, que hoy contemplamos en su visita a su anciana prima Isabel, os conceda a cada uno de vosotros estar siempre atentos al próximo” (S.L.) (Agencia Fides 2/6/2008)


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