VATICANO - El Papa invita en el ángelus "a renovar en el mes de junio la devoción al Corazón de Cristo", que expresa de modo sencillo y autentico la "buena nueva" del amor, y lanza de nuevo el llamamiento por las poblaciones de China y Myanmar

lunes, 2 junio 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - En el primer domingo y en el primer día del mes de junio, el Santo Padre Benedicto XVI ha dedicado su discurso antes del rezo del ángelus con los fieles reunidos en la plaza de San Pedro, a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, al que tradicionalmente está dedicado el mes de junio. El Corazón de Cristo, ha dicho el Papa, es "símbolo de la fe cristiana particularmente querida sea al pueblo como a los místicos y teólogos, porque expresa de modo sencillo y autentico la "buena nueva" del amor, resumiendo en si el misterio de la encarnación y de la Redención". Después de haber recordado las fiestas litúrgicas que se han celebrado hace poco y que responden al Tiempo Pascual, Benedicto XVI ha subrayado que "esta sucesión hace pensar en un movimiento hacia el centro: un movimiento del espíritu que es el mismo Dios quien lo conduce. En efecto, desde el horizonte infinito de su amor, Dios ha querido entrar en los límites de la historia y de la condición humana, ha tomado un cuerpo y un corazón; así nosotros podemos contemplar y encontrar el infinito en lo finito, el Misterio invisible e inefable en el Corazón humano de Jesús, el Nazareno". El "centro de la fe” es el costado traspasado de Cristo, que es también "la fuente de la esperanza en la que hemos sido salvados": este son los temas profundizados en las dos Encíclicas de Benedicto XVI.
A continuación el Papa ha dicho: "toda persona necesita un 'centro' para su propia vida, una fuente de verdad y de bondad a la que acudir en las diversas vicisitudes de la vida y en la fatiga de cada día. Cada uno de nosotros, cuando se para en silencio, necesita sentir no sólo el latido del propio corazón, sino, allá en lo profundo, el pulso de una presencia en la que confiar, perceptible con los sentidos de la fe y sin embargo mucho más real: la presencia de Cristo, corazón del mundo. Invito por tanto a todos a renovar en el mes de junio la devoción al Corazón de Cristo, valorizando también la oración tradicional de ofrecimiento del día y teniendo presentes las intenciones que he propuesto a toda la Iglesia”.
Antes de recitar el ángelus, el Papa ha confiado de nuevo a la materna intercesión de la Virgen "las poblaciones de China y Myanmar afectadas por las calamidades naturales, y a cuantos se encuentran en alguna de las muchas situaciones de dolor, enfermedad y miseria material o espiritual que caracterizan el camino de la humanidad". (S.L) (Agencia Fides 2/6/2008)


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