VATICANO - El Papa subraya la importancia la cooperación interreligiosa y exhorta a los Obispos de Tailandia “a un esfuerzo concertado para sostener el alma espiritual y moral del pueblo tailandés”

martes, 20 mayo 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “Hoy, la coexistencia de diferentes comunidades religiosas se desarrolla sobre el fondo de la globalización… los aspectos negativos de este fenómeno cultural, que causa asombro a vosotros y a otros responsables religiosos en vuestro país, evidencian la importancia de la cooperación interreligiosa. Exhortan a un esfuerzo concertado por sostener el alma espiritual y moral de vuestro pueblo. En acuerdo con los budistas, podéis promover la comprensión recíproca sobre la transmisión de las tradiciones a las próximas generaciones, la articulación de valores éticos que la razón puede discernir, el temor reverencial por lo trascendente, la oración y la contemplación”. Son palabras del Santo Padre Benedicto XVI a los Obispos de Tailandia, recibidos en audiencia para la visita quinquenal Ad Limina Apostolorum el 16 de mayo.
Al comienzo de su discurso el Papa recordó que en Tailandia la misión de la pequeña comunidad católica “se desarrolla en un contexto de relaciones, en particular con los budistas”, de quienes los Obispos aprecian el aporte a la vida social y cultural. Asimismo “el noble pueblo tailandés llega a reconocer y a conocer el rostro de Jesucristo” a través de las clínicas médicas, las obras sociales y las escuelas de la Iglesia católica. “Las escuelas y los colegios católicos - prosiguió el Santo Padre - dan un aporte notable a la formación intelectual de numerosos jóvenes tailandeses. Deberían asimismo dar un aporte excepcional a la educación espiritual y moral de los jóvenes. En efecto, es por este aspecto crucial de la formación de la persona que los padres, tanto católicos como budistas, se dirigen a las escuelas católicas”. Asimismo, dirigiéndose en particular a los numerosos religiosos que trabajan en los institutos escolásticos católicos, Benedicto XVI subrayó: “Su papel no debe ser primariamente administrativo, sino misionero. En cuanto personas consagradas, están llamados a ser ‘testigos de Cristo, epifanía del amor de Dios en el mundo’ y a poseer ‘el coraje del testimonio y la paciencia del diálogo’… Es de máxima importancia, por lo tanto que los religiosos permanezcan cerca de los estudiantes y de sus familias, en particular mediante la enseñanza del catecismo a los católicos y a quien esté interesado, y mediante la formación moral y la solicitud por las necesidades espirituales de todos en la comunidad”.
Complacido por el trabajo de los catequistas, que llevan a cabo su servicio “con gran celo y generosidad”, Benedicto XVI destacó que “esta tarea no puede ser dejado sólo a ellos”, exhortando a los sacerdotes a cumplir el ministerio “de la Palabra divina en la Predicación del Evangelio y en la enseñanza de la Fe Católica”. “Este fundamental rol sacerdotal que, para ser efectivo, requiere de una adecuada formación filosófica y teológica, no puede ser delegado a otros”.
En la última parte de su discurso, el Pontífice se detuvo en el drama del tráfico de mujeres y niños y en el drama de la prostitución, señalando con aprecio “los esfuerzos de toda la comunidad católica de Tailandia por defender la dignidad de toda vida humana, sobre todo de aquella más vulnerable… Sin duda la pobreza es un factor a la base de este fenómeno y, acerca de esto, sé que se está haciendo mucho mediante los programas eclesiales de desarrollo. Sin embargo, hay otro aspecto que debe ser reconocido y afrontado colectivamente si se quiere poner fin en modo eficaz a esta odiosa explotación humana. Me refiero a la banalización de la sexualidad realizada por los medios de comunicación social y la industria del entretenimiento, que alimenta una decadencia de los valores morales y conduce a la degradación de las mujeres, a la debilitación de la fidelidad conyugal y también al abuso de los niños”. (S.L.) (Agencia Fides 20/5/2008; líneas 41, palabras 617)


Compartir: