OCEANÍA - A diez años del a Asamblea especial del Sínodo de los Obispos, la Iglesia de Oceanía prosigue el camino hacia la Nueva Evangelización

viernes, 16 mayo 2008

Sydney (Agencia Fides) - Este año se celebra el décimo aniversario de la primera Asamblea Especial para Oceanía del Sínodo de los Obispos, celebrada del 22 de octubre al 12 de diciembre de 1998. En febrero el Consejo Especial para Oceanía del Sínodo de los Obispos se reunió nuevamente y, entre otras materias, se conversó sobre la Jornada Mundial de la Juventud de Sydney, un evento muy esperado por toda la Iglesia continental.
Oceanía cubre un tercio de la superficie terrestre pero acoge a tan sólo 30 millones de habitantes. Está formada por tres islas mayores (Australia, Nueva Zelanda, Papua Nueva Guinea) más varios miles de islas pequeñas (10 a 25 mil, según los criterios de catalogación), separadas por enormes espacios de agua. A Europa, las primeras noticias llegaron a través de los navegantes holandeses y los misioneros católicos. Fue el padre Vittorio Riccio, prior del convento dominicano de Manila, quien diseñó y envió a la Congregación de Propaganda Fide el primer mapa de Australia y de las principales islas de Oceanía, en 1676. Desde entonces habría que esperar hasta los primeros años del 1800 para que la Congregación dividiese el continente en los primeros vicariatos apostólicos para las misiones de Picpusianos y Maristas.
El camino de las Iglesias locales estuvo con frecuencia condicionado por políticas de colonización de algunas potencias europeas. El primer Vicario Apostólico de Tahití, desde 1848 hasta 1884, Mons. Florentin Etienne Jaussen, fue un decidido defensor de los derechos de los habitantes frente al gobierno francés. Otro Obispo, Jean-Baptiste-François Pompallier, denunció en Nueva Zelanda los planes coloniales del gobierno británico. Luego de la II Guerra Mundial la descolonización estuvo acompañada por una nueva atención a los problemas de los indígenas, y sociedades como la australiana, un tiempo profundamente anglosajona, puso las bases para el pluralismo y la integración de los aborígenes.
La Asamblea Sinodal celebrada en 1998, en preparación para el Gran Jubileo del Año 2000, fue un momento de reflexión y de unidad para la Iglesia en Oceanía. Los 80 Obispos del Continente reunidos en Roma dieron testimonio de las dificultades y las esperanzas de las poblaciones diseminadas en Oceanía. El problema de la inculturación del Evangelio sigue siendo hasta hoy el gran desafío, en un contexto de marginación e ignorancia, terreno ideal para la proliferación de las sectas.
En los países más desarrollados, que han crecido según el modelo occidental, como Australia o Nueva Zelanda, el problemas es más bien la secularización y la dificultada para los católicos de entrar en el debate público. Pero no faltan indicadores alentadores como el alto nivel alcanzado por las escuelas en todas partes del continente y el esfuerzo de numerosos católicos en actividades de asistencia social.
Resumiendo los esfuerzos del Sínodo de Oceanía en la Exhortación Apostólica “Ecclesia in Oceania”, el Papa Juan Pablo II escribió que “la nueva evangelización es una prioridad para la Iglesia en Oceanía”. Ella debe empuñar las preguntas sobre el sentido del hombre moderno y actuar en todo ámbito social y cultural. En estos diez años la Iglesia en Oceanía ha actuado en sus planes pastorales las líneas contenidas en el documento final del Sínodo. En la reunión, el pasado febrero, del Consejo Especial para Oceanía de la Secretaría General del Sínodo, se resaltó el esfuerzo en algunas prioridades como los derechos humanos, la bioética, la familia, la ecología, el relativismo, la inculturación, el diálogo ecuménico e interreligioso. Una gran expectativa, además, está suscitando la JMJ de Sydney, que en julio acogerá a más de 200 mil jóvenes de todo el mundo. La Iglesia en Oceanía espera de la JMJ una inyección de alegría y de fe en el Evangelio que refuerce su testimonio en las diversas realidades. (A.M.) (Agencia Fides 16/5/2008; líneas 47, palabras 639)


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