VATICANO - El Papa en la Plenaria del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes: “No podemos olvidarnos que la familia, también la emigrante e itinerante, es la célula originaria de la sociedad, que no se puede destruir, sino que hay que defender con valentía y paciencia”

jueves, 15 mayo 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “La solicitud de la Iglesia por la familia emigrante no disminuye el interés pastoral por aquella itinerante, por el contrario este esfuerzo por mantener una unidad de visión y de acción entre las dos ‘alas’ (migración e itinerancia) de la movilidad humana puede ayudar a comprender la vastedad del fenómeno y ser, al mismo tiempo, un estímulo a todos en esta pastoral específica”. Lo subrayó el Santo Padre Benedicto XVI en la audiencia de esta mañana, 15 de mayo, a los participantes en la Plenaria del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes.
En el discurso el Papa recordó su reciente visita a los Estados Unidos de América donde alentó a ese gran país a “seguir en su compromiso de acogida de aquellos hermanos y hermanas que llegan allí, procedentes normalmente, de países pobres” y su Mensaje por la 93º Jornada Mundial del Emigrante e Itinerante dedicado al tema de la familia emigrante. “En más de una ocasión he presentado el icono de la Sagrada Familia como modelo de familia emigrante —afirmó Benedicto XVI—, refiriéndome a la imagen propuesta por mi venerable Predecesor, el Papa Pío XII, en la Constitución apostólica Exsul Famiglia... Además, en los Mensaje de los años 1980, 1986 y 1993, mi venerable Predecesor Juan Pablo II ha querido destacar el compromiso eclesial en favor no sólo de la persona emigrante sino también de su familia, comunidad de amor y factor de integración”.
“No podemos olvidarnos —prosiguió el Santo Padre— que la familia, también la emigrante e itinerante, es la célula originaria de la sociedad, que no se puede destruir, sino que hay que defender con valentía y paciencia. Representa la comunidad en la que uno se forma desde la infancia para adorar y amar a Dios, aprendiendo a hacer buen uso de la libertad en la verdad. Por desgracia en muchas situaciones esto se da con dificultad, especialmente en el caso de quien está implicado en el fenómeno de la movilidad humana”.
El Santo Padre evidenció a continuación el vínculo profundo entre los Sacramentos de la Eucaristía y del Matrimonio: “Los esposos en su vida cotidiana deben inspirar su comportamiento según el ejemplo de Cristo, que ‘amó a la Iglesia, y se entregó a sí mismo por ella’. Este supremo gesto de amor se repite en cada celebración eucarística. Por eso, convenientemente, la pastoral familiar tendrá en consideración este sacramento como referencia de fundamental importancia. Quien va a Misa —y hay que facilitar la celebración también para los emigrantes e itinerantes— halla en la Eucaristía un fuerte vínculo con la propia familia, con el propio matrimonio, y se siente animado a vivir su situación en perspectiva de fe, buscando en la gracia divina la fuerza necesaria para lograrlo”.
El Santo Padre terminó poniendo de relieve que “la movilidad humana representa, en el actual mundo globalizado, una frontera importante para la nueva evangelización” y en este sentido alentó a los presentes a “seguir con renovado empeño su tarea pastoral” asegurando su oraciones. (S.L.) (Agencia Fides 15/5/2008; líneas 39, palabras 554)


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