AMERICA/MEXICO - La Iglesia exige acabar con la ola de violencia y asesinatos “que pone en grave riesgo la paz de México y deja en evidencia la descomposición del tejido social”

jueves, 15 mayo 2008

Culiacán (Agencia Fides) - Mons. Benjamín Jiménez Hernández, Obispo de Culiacán (México) ha enviado un comunicado urgente a todos los sacerdotes, religiosos y fieles de la diócesis con un mensaje a favor de la paz social ante el aumento de los enfrentamientos armados que se están registrando desde el pasado 30 de abril en todo el Estado y en particular en la ciudad de Culiacán y que está dejando un saldo impresionante de ejecuciones y violencia. “Esta lamentable situación - afirma el Obispo - está atentando fuertemente contra la tranquilidad ciudadana y la paz social. Es necesario fortalecer la conciencia de la dignidad de cada persona humana, su derecho a vivir y trabajar en armonía fraterna; así como a convivir en un ambiente de respeto y estabilidad comunitaria”.
El Prelado muestra su preocupación ante el hecho de que “la cultura de violencia y muerte va ganando terreno en nuestra sociedad, debido a que los valores familiares se van deteriorando cada vez más”. Efectivamente “los padres de familia se declaran derrotados en su importante misión formativa en el seno del hogar, presionados por el imperante ambiente permisivo y materialista que socava la fortaleza de la institución familiar”. Además en muchas instituciones educativas “se ha abandonado la promoción de los auténticos valores que están a la base de una sana convivencia social”.
“En este contexto - recuerda el Obispo - la Iglesia está llamada a testimoniar, a todos los niveles, los valores propios del Evangelio, como su aporte específico al desarrollo de los pueblos y la paz social”. Por ello como Obispo y Pastor de la diócesis, Mons. Benjamín realiza un urgente llamamiento a toda la comunidad diocesana y a la sociedad en general “a intensificar confiadamente nuestra oración a Dios nuestro Padre, como el recurso más importante de nuestra fe en los momentos más difíciles de nuestro caminar histórico”. Y para ello ha decretado una serie de disposiciones para realizar durante este mes de mayo, entre ellas que todos los días se aplique la eucaristía en cada Parroquia y comunidad para pedir por el cese de violencia en nuestra Entidad y suplicar el don precioso de la paz en el seno de nuestras familias y de la sociedad y que se incluya siempre en las preces de la oración universal una oración especifica pidiendo por esta intención.
Así mismo ha pedido que se realice en la Catedral todos los días durante el mes de mayo, una Hora Santa de la Divina misericordia a las tres de la tarde y se organicen en cada Parroquia jornadas de oración y desagravio “que fomenten entre los fieles, los valores de la vida, la dignidad de la persona humana, la corresponsabilidad ciudadana, la honestidad, la justicia y la paz”. Por último ha dispuesto que en los colegios católicos y en el seminario diocesano “se suscite la toma de conciencia de los valores del Evangelio, enfatizando, el respeto por las personas, el orden, la responsabilidad, la justicia y la paz”.
“Hemos sobrevivido a muchas crisis, también podemos sobrevivir y superar las actuales circunstancias con la ayuda del Señor”, concluye el Obispo.
También el Arzobispado de México preocupado por la ola de violencia ha realizado un
enérgico llamamiento “a frenar este deplorable embate de violencia que pone en grave riesgo la paz de México y deja en evidencia la descomposición del tejido social, desgarrado, en gran medida, por las fuerzas de la corrupción y del narcotráfico”. El texto reconoce los esfuerzos del Estado por combatir al crimen organizado y brindar protección a los mexicanos. "Sin embargo, también sabe que esta ardua empresa será una batalla perdida si los diferentes actores sociales y políticos no hacen lo propio".
Por ello, la Arquidiócesis hace un llamado hace un llamado “a todos los actores sociales, principalmente a los medios de comunicación, para que fomenten de forma urgente el respeto a la vida; a las instituciones educativas para que brinden una mejor formación en todos los niveles, impulsando, máximamente, la promoción de los valores; a la familia para que se fortalezca como el lugar privilegiado donde se comunica y se vive el amor al prójimo, y por supuesto, a la misma Iglesia para que, mediante su tarea propia de la evangelización, deje en claro la total incompatibilidad de la vivencia de la fe cristiana con la participación en el crimen organizado”. (RG) (Agencia Fides 15/572008)


Compartir: