VATICANO - El Papa a los jóvenes: “esta ciudad de Roma está en vuestras manos. A vosotros os toca la tarea de hacerla bella también espiritualmente con vuestro testimonio de vida vivido en la gracia de Dios y alejados del pecado”

viernes, 14 marzo 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “Queridos jóvenes, esta ciudad de Roma está en vuestras manos. A vosotros os toca la tarea de hacerla bella también espiritualmente con vuestro testimonio de vida vivido en la gracia de Dios y alejados del pecado, adhiriéndoos a todo lo que el Espíritu os llama a ser, en la Iglesia y en el mundo. De este modo, haréis visible la gracia de la misericordia abundante de Cristo, que brota de su costado traspasado por nosotros en la Cruz.” Es la exhortación que el Papa Benedicto XVI dirigió a los jóvenes reunidos en la Basílica Vaticana el jueves 13 de marzo por la tarde. El Santo Padre presidió el Rito de la Reconciliación de varios penitentes con la confesión y absolución individual, en la que participaron en particular los jóvenes de la Diócesis de Roma, como preparación a la XXIII Jornada Mundial de la Juventud, que se celebra el Domingo de Ramos con el tema: “Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo y seréis mis testigos” (Hch 1,8) y que culminará en julio próximo con el gran encuentro de Sydney.
En la homilía el Santo Padre citó su primera Encíclica: “En ella puse de relieve que al inicio del ser cristiano está el encuentro con un hecho, con una Persona que da a la vida un nuevo horizonte, una dirección definitiva (cf. Deus caritas est, 1). Precisamente para favorecer este encuentro os aprestáis a abrir vuestros corazones a Dios confesando vuestros pecados y recibiendo a través de la acción del Espíritu Santo y mediante el ministerio de la Iglesia el perdón y la paz. Se hace espacio así en nosotros a la presencia del Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad, que es "el alma" y "el respiro vital" de la vida cristiana”. A continuación Benedicto XVI ha subrayado que si al hombre le falta el alma, “le falta todo”.
Recordando una meditación suya sobre Pentecostés de cuando era Arzobispo de Mónaco-Frisinga, el Papa ha proseguido: “Es obvio que El ser humano no puede tirar su alma en sentido literal, dado que es la que lo hace persona. De un modo o de otro continúa siendo siempre persona humana. Sin embargo, tiene la espantosa posibilidad de ser inhumano, de seguir siendo persona vendiendo y perdiendo al mismo tiempo su propia humanidad. La distancia entre la persona humana y el ser inhumano es inmensa y, no obstante, no se puede demostrar”. Así también el Espíritu Santo “no se ve a simple vista. Si penetra o no en la persona, no se puede ver ni demostrar, pero cambia y renueva la entera perspectiva de la existencia. El Espíritu Santo no cambia las situaciones exteriores de la vida, sino las internas... También esta tarde el Espíritu Santo descenderá a nuestros corazones, para perdonar los pecados y renovarnos interiormente revistiéndonos de una fuerza que nos hará también a nosotros, como sucedió con los apóstoles, audaces en el anuncio de que “¡Cristo ha muerto y ha resucitado!”.
El Papa ha invitado a continuación a los jóvenes a prepararse bien para la confesión, para poder así experimentar “la verdadera alegría: la que se deriva de la misericordia de Dios, llega a nuestros corazones y nos reconcilia con Él”, alegría de la que los jóvenes deben luego hacerse portadores, dando testimonio con su vida de los frutos del Espíritu. “Acordaos de que sois "templos del Espíritu", dejad que viva en vosotros y obedeced a sus indicaciones para aportar vuestra contribución a la edificación de la Iglesia y discernir cual es el tipo de vocación a la que el Señor os llama”.
Finalmente, Benedicto XVI ha recordado el XXV aniversario del Centro Internacional Juvenil San Lorenzo, querido e inaugurado por el Siervo de Dios Juan Pablo II, “para favorecer la acogida de los jóvenes, el intercambio de experiencias y de testimonios de fe y sobre todo la oración, que nos hace descubrir el amor de Dios”. Concluyó pues su homilía exhortando a los jóvenes con estas palabras: “Mirad la Cruz. Acoged el amor de Dios que nos otorga la Cruz, el Espíritu Santo, el costado abierto del Señor y como dijo Juan Pablo II: "Transformaos, vosotros mismos, en redentores de los jóvenes del mundo.” (S.L.) (Agencia Fides 14/3/2008; Líneas: 49 Palabras: 741)


Compartir: