VATICANO - Concepción islámica y concepción cristiana de la unión entre el hombre y la mujer: jornada de estudio

jueves, 13 marzo 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La jornada de estudio promovida por el Pontificio Instituto Juan Pablo II para el Matrimonio y la Familia el 12 de marzo se concluyó con un coloquio público sobre la concepción islámica y la concepción cristiana de la unión entre el hombre y la mujer, presentadas por el expositor islámico, el Prof. Hmida Ennaifer, de la Universidad de Zeituna (Túnez) y, por parte cristiana, el Prof. Eduardo Ortiz de la Universidad Católica San Vicente Mártir (Valencia).
Mons. Livio Melina, Presidente del Pontificio Instituto, explicó en su saludo inicial que se trata de un gesto y de un intento de recíproca comprensión, que se coloca dentro de otras iniciativas de diálogo como la de la Carta de los 138 (después 216) sabios islámicos al Papa Benedicto XVI. Esta carta, como cualquier intento de conocerse, presupone estima y disponibilidad para comprenderse y entenderse, es decir, amistad, mutua exposición y búsqueda sincera de una vida buena. ¿Y dónde se encuentra el fundamento de la vida buena sino es en la relación originaria entre un hombre y una mujer?
En el Islam, afirmó el Prof. Ennaifer, la familia es una cuestión que muchos creen que ha sido demasiado estudiada y profundizada cuando, en verdad, sobre todo en tiempos recientes, se trata más bien de una realidad muy criticada y discutida pues, también para el Islam, la familia es la célula esencial de la vida civil. Esta característica manifiesta un principio de cercanía existente en el diálogo entre las dos grandes religiones monoteístas. El matrimonio islámico es un contrato bilateral, pero fundamenta toda su fuerza en el amor que genera, por eso, si bien es posible, el divorcio es una de las cosas más detestadas por Allah, porque “sacude el Trono del Señor”. No hay institución más importante que la de la familia.
Actualmente todos los estudios islámicos sobre el tema de la familia tienden a resaltar únicamente las indiscutibles contradicciones, sobre todo en relación a la diferencia entre los sexos y la supremacía del hombre sobre la mujer. Las dicotomías existen pero, para entender el concepto de amor y de familia en el mundo islámico, es importante no detenerse en las anomalías de algunas tradiciones de nuestros antepasados, sino profundizar la propia fe para construir “un Islam orientado a la paz y al progreso”, concluyó el Prof. Ennaifer.
El Dios de la tradición judeo-cristiana es un Dios que no está solo, a diferencia de como aparece, sino que es una comunidad de individuos, “un amor de amistad que une a las personas de la comunión trinitaria” comentó el Prof. Ortiz. En el amor cristiano el don de uno mismo ocupa un lugar central, siguiendo el ejemplo de Aquel que “habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin” (Jn 13, 1). La esperanza es que este amor se mantenga firme y se haga verdadero el rol de la familia, sin el cual no puede haber orden social ni bien común. (P.C.) (Agencia Fides 13/3/2008; líneas 36, palabras 517)


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