VATICANO - El Papa a los Obispos de El Salvador en visita Ad Limina: "es preciso impulsar un ambicioso y audaz esfuerzo de evangelización en vuestras comunidades diocesanas, orientado a facilitar en todos los fieles ese encuentro íntimo con Cristo vivo que está a la base y en el origen del ser cristiano”

viernes, 29 febrero 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "El pueblo salvadoreño se caracteriza por tener una fe viva y un profundo sentimiento religioso. El Evangelio, llevado allí por los primeros misioneros y predicado también con fervor por pastores llenos de amor de Dios, como Mons. Óscar Arnulfo Romero, ha arraigado ampliamente en esa hermosa tierra, dando frutos abundantes de vida cristiana y de santidad". Lo ha recordado el Santo Padre Benedicto XVI, al recibir en audiencia el 28 de febrero a la Conferencia Episcopal de El Salvador, con ocasión de la visita Ad Limina Apostolorum.
El Papa ha citado las preocupaciones de los Pastores de la Iglesia local, ante todo la situación de pobreza, que obliga muchos a emigrar con consecuencias negativas para la estabilidad del matrimonio y la familia. Luego el empeño para promover la reconciliación y la paz y para superar los acontecimientos dolorosos del pasado. Otro problema, considerado "el más grave" de la nación, es la violencia. En la carta pastoral del 2005 los Obispos, analizando las causas del fenómeno, reconocían que " el incremento de la violencia es consecuencia inmediata de otras lacras sociales más profundas, como la pobreza, la falta de educación, la progresiva pérdida de aquellos valores que han forjado desde siempre el alma salvadoreña y la disgregación familiar”.
Subrayando que "la familia es un bien indispensable para la Iglesia y para la sociedad, y también un factor fundamental para construir la paz", el Papa ha alabado el compromiso de los Obispos para revitalizar y reforzar en todas las diócesis "una adecuada y eficaz pastoral familiar, que ofrezca a los jóvenes una sólida formación espiritual y afectiva, que les ayude a descubrir la belleza del plan de Dios sobre el amor humano, y les permita vivir con coherencia los auténticos valores del matrimonio y de la familia, como la ternura y el respeto mutuo, el dominio de sí, la entrega total y la fidelidad constante”.
Respecto a la situación de pobreza de muchas personas y a la necesidad de mejorar sus condiciones económicas, Benedicto XVI ha afirmado: "no se ha de olvidar que el hombre no es un simple producto de las condiciones materiales o sociales en que vive. Necesita más, aspira a más de lo que la ciencia o cualquier iniciativa humana puede dar. Hay en él una inmensa sed de Dios… los hombres anhelan a Dios en lo más íntimo de su corazón, y Él es el único que puede apagar su sed de plenitud y de vida, porque sólo Él nos puede dar la certeza de un amor incondicionado, de un amor más fuerte que la muerte … Por ello es preciso impulsar un ambicioso y audaz esfuerzo de evangelización en vuestras comunidades diocesanas, orientado a facilitar en todos los fieles ese encuentro íntimo con Cristo vivo que está a la base y en el origen del ser cristiano”.
Es necesario con este fin una pastoral basada "en Cristo mismo, al que hay que conocer, amar e imitar, para vivir en él la vida trinitaria y transformar con él la historia hasta su perfeccionamiento en la Jerusalén celeste". Además hay que ayudar a los fieles laicos "a que descubran cada vez más la riqueza espiritual de su bautismo… que iluminará su compromiso de dar testimonio de Cristo en medio de la sociedad humana". Para cumplir "esta altísima vocación" es necesaria una intensa vida de oración, escuchar asidua y humildemente la Palabra de Dios y participar frecuentemente en los sacramentos, así como adquirir un fuerte sentido de pertenencia eclesial y una sólida formación doctrinal, especialmente en cuanto se refiere a la doctrina social de la Iglesia.
A continuación Benedicto XVI ha recomendado a los Obispos que muestren una particular solicitud hacia los sacerdotes - "Merecen vuestros mejores desvelos y vuestra cercanía a cada uno, conociendo su situación personal, atendiéndolos en todas sus necesidades espirituales y materiales y animándoles a proseguir con gozo su camino de santidad sacerdotal" - y también seguir con atención los institutos religiosos, "estimando y promoviendo en vuestras comunidades diocesanas la vocación y misión específicas de la vida consagrada y alentándolos a colaborar en la actividad pastoral diocesana”.
"Si bien los desafíos que tenéis ante vosotros son enormes y parecen superiores a vuestras fuerzas y capacidades - ha concluido el Santo Padre -, sabéis que podéis acudir con confianza al Señor, para quien nada hay imposible y abrir vuestro corazón al impulso de la gracia divina. En ese contacto constante con Jesús, el Buen Pastor, en la oración, madurarán los mejores proyectos pastorales para vuestras comunidades y seréis verdaderamente ministros de esperanza para todos vuestros hermanos”. (S.L) (Agencia Fides 29/2/2008; Líneas: 58 Palabras: 818)


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