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Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La víspera de la fiesta de la Virgen de la Confianza, Patrona del Seminario Romano Mayor, el Santo Padre ha realizado una visita al Seminario del Laterano la tarde del 1° de febrero: después de haber presidido la celebración de las Vísperas se reunió con la Comunidad del Seminario. Después de haber expresado su "gran alegría" por encontrarse en su Seminario, el Papa se dirigió a los seminaristas y después a sus padres. A los "queridos seminaristas" el Papa ha dicho: "precisamente porque el don de ser hijos adoptivos de Dios ha iluminado vuestra vida, habéis sentido el deseo de hacer partícipes también a los otros. Estáis aquí por esto, para dar desarrollo a vuestra vocación filial y para prepararos a la futura misión de apóstoles de Cristo. Se trata de un único crecimiento, que, a la vez que os permite saborear la alegría de la vida con Dios Padre, os hace sentir con fuerza la urgencia de convertiros en mensajeros del Evangelio de su Hijo Jesús. Es el Espíritu Santo quien os hace estar atentos a esta realidad profunda y os la hace amar”.
Dirigiendo después a los padres de los seminaristas, Benedicto XVI ha continuado con estas palabras: "Queridos padres, probablemente vosotros sois los más sorprendidos por todo lo que ha sucedido y está sucediendo a vuestros hijos. Quizá habíais imaginado para ellos una misión diferente de aquella para la que se están ahora preparando. Quien sabe cuántas veces os encontráis pensando en ellos: pensáis en cuando eran niños y luego jóvenes; a veces en los que han mostrado las primeras señales de la vocación; o bien, en algunos caso, al contrario, en los años en los que la vida de vuestro hijo estaba lejos de la Iglesia… Es inevitable que la vocación de los hijos de algún modo también se convierta en vocación de los padres… Os encontráis que sois partícipes de la aventura maravillosa de vuestros hijos. En efecto, aunque puede parecer que la vida del sacerdote no atrae el interés de la mayoría de la gente, en realidad se trata de la aventura más interesante y más necesaria para el mundo, la aventura de mostrar y hacer presente la plenitud de vida a la que todos aspiran".
Volviendo a hablar a los seminaristas, el Santo Padre ha querido subrayar dos aspectos que caracterizan estos años de su formación: "ante todo cierta separación de la vida común, un cierto 'desierto', para que pueda hablar el Señor a vuestro corazón. Su voz en efecto no es ruidosa, sino sumisa, es voz del silencio. Para poder escucharla se necesita un clima de silencio. Por ello, el Seminario ofrece espacios y tiempos de oración cotidiana… Al mismo tiempo, os pide dedicar largas horas al estudio: rezando y estudiando, podéis construir en vosotros el hombre de Dios que tenéis que llegar a ser y que la gente espera del sacerdote. Hay luego un segundo aspecto en vuestra vida: durante los años de Seminario, vosotros vivís juntos; vuestra formación al sacerdocio comporta también este aspecto comunitario, que es de gran importancia. Los Apóstoles se formaron juntos, siguiendo a Jesús. Vuestra comunión no se limita al presente, sino que también concierne al futuro: la acción pastoral que os espera os pedirá actuar unidos como en un cuerpo, en un ordo, el de los presbiterios, que con el Obispo atienden la comunidad cristiana".
El Papa ha concluido la homilía con una exhortación a la santidad: "Todo esto recuerda que Dios os llama a ser santos, que la santidad es el secreto del verdadero éxito de vuestro ministerio sacerdotal. Desde ahora la santidad debe constituir el objetivo de cada una de vuestras elecciones y decisiones. Confiad este deseo y este compromiso cotidiano a Maria, Madre de la Confianza!... recorred el camino del Seminario con el ánimo abierto a la verdad, a la transparencia, al diálogo con quién os conduce y esto os permitirá responder de modo sencillo y humilde a Aquel que os llama, liberándoos del peligro de realizar tan sólo vuestro proyecto personal". (S.L) (Agencia Fides 4/2/2008; Líneas: Palabras:
