VATICANO - Benedicto XVI a la Plenaria de la Congregación de la Doctrina de la Fe: "la Iglesia oye el deber de iluminar las conciencias de todo, para que el progreso científico sea realmente respetuoso de cada ser humano, a cuyo debe ser reconocida la dignidad de persona"

viernes, 1 febrero 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Recibiendo en audiencia, el 31 de enero, a los participantes en la Sesión Plenaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Santo Padre Benedicto XVI ha expresado ante todo su sentimiento "de profunda gratitud y cordial aprecio" por el trabajo desarrollado por el Dicasterio "al servicio del ministerio de unidad, confiado de modo especial al Romano Pontífice". A continuación ha subrayado la importancia de dos documentos publicada por la Congregación para la Doctrina de la Fe el año pasado, "que han ofrecido algunas aclaraciones doctrinales sobre aspectos esenciales de la doctrina sobre la Iglesia y sobre la evangelización. Son aclaraciones necesarias para el correcto desarrollo del diálogo ecuménico y del diálogo con las religiones y las culturas del mundo".
Respecto al primer Documento, titulado "Respuestas a algunas preguntas acerca de ciertos aspectos de la doctrina sobre la Iglesia", el Santo Padre ha subrayado que se confirma "que la única Iglesia de Cristo subsiste y permanece en la Iglesia Católica y que por tanto la unidad, indivisibilidad e indestructibilidad de la Iglesia de Cristo no se anulan por las separaciones y divisiones de los cristianos. Junto a esta aclaración doctrinal fundamental, el Documento propone el empleo lingüístico correcto de ciertas expresiones eclesiológicas, que tienen el peligro de ser malentendidas, y reclama de nuevo a tal fin la atención sobre “la diferencia que sigue existiendo entre las distintas confesiones cristianas con respecto a la comprensión del "ser Iglesia" en sentido propiamente teológico”. Tales afirmaciones quieren también servir de estímulo para un auténtico compromiso ecuménico, "para que la discusión sobre las cuestiones doctrinales se realice siempre con realismo y plena conciencia de los aspectos que todavía separan a las confesiones cristianas, además de que en el reconocimiento alegre de las verdades de fe comúnmente profesadas y de la necesidad de rezar continuamente por un camino más diligente hacia una mayor y al final plena unidad de los cristianos".
El segundo documento publicado por la Congregación para la Doctrina de la Fe en diciembre de 2007 - "Nota doctrinal sobre algunos aspectos de la evangelización" - "recuerda que la Iglesia, en el diálogo entre las religiones y las culturas, no está dispensada de la necesidad de evangelizar y de la actividad misionera hacia los pueblos, ni cesa de pedir a los seres humanos que acojan la salvación ofrecida a todas las gentes. El reconocimiento de elementos de verdad y bondad en las religiones del mundo, y de la seriedad de sus esfuerzos religiosos, el mismo coloquio y espíritu de colaboración con ellas para la defensa y la promoción de la dignidad de la persona y de los valores morales universales, no se pueden entender como una limitación de la tarea misionera de la Iglesia, que la compromete a anunciar incesantemente a Cristo como el camino, la verdad y la vida".
El Santo Padre ha exhortado a continuación a los participantes en la Sesión Plenaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe "a seguir con particular atención los difíciles y complejos problemas de la bioética", en cuánto que las nuevas tecnologías biomédicas “son divulgadas a través de los modernos medios de comunicación social, provocando expectativas e interrogantes en sectores cada vez más vastos de la sociedad". Aunque el Magisterio de la Iglesia “no puede y no debe intervenir en todas las novedades de la ciencia”, tiene sin embargo, “el deber de poner de relieve los grandes valores que están en juego y proponer a los fieles y a todos los hombres de buena voluntad principios y orientaciones ético-morales para las nuevas cuestiones importantes", basándose en dos criterios fundamentales: "el respeto incondicional del ser humano como persona, desde su concepción hasta la muerte natural y el respeto de la originalidad de la transmisión de la vida humana a través de los actos propios de los cónyuges”.
Frente a quienes han criticado el Magisterio de la Iglesia, "como si fuera un obstáculo a la ciencia y al verdadero progreso de la humanidad", el Papa ha subrayado que "los nuevos problemas relacionados, por ejemplo, con la congelación de embriones humanos, con la reducción embrional, con la diagnosis pre-implantatoria, con las investigaciones sobre células estaminales embrionales y con los intentos de clonación humana, muestran claramente que con la fecundación artificial extra corpórea, se ha roto la barrera en defensa de la dignidad humana. Cuando seres humanos, en el estado más débil y más indefenso de su existencia son seleccionados, abandonados, asesinados o usados como puro "material biológico", ¿cómo negar que son tratados no ya como un "alguien", sino como "una cosa", poniendo así en discusión el concepto mismo de dignidad humana?"
En la parte conclusiva de su discurso, el Papa ha puesto en evidencia que "aprecia y alienta el progreso de las ciencias biomédicas que abren perspectivas terapéuticas hasta ahora desconocida… pero al mismo tiempo tiene el deber de iluminar las conciencias de todos, para que el progreso científico sea realmente respetuoso de cada ser humano, al que se le debe reconocer la dignidad de persona, puesto que ha sido creado a imagen de Dios". (S.L) (Agencia Fides 1/2/2008; Líneas: 62 Palabras: 894)


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