AMERICA/MEXICO - Gran movilización de los campesinos contra el Tratado de Libre Comercio. Los Obispos piden estudiar y negociar las cláusulas de excepción

viernes, 1 febrero 2008

Ciudad de México (Agencia Fides) - Bajo el lema “Sin País no hay maíz” miles de campesinos participaron ayer jueves en una gran manifestación contra el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá (TLCAN), cuya última fase entró en vigor el 1 de enero del 2008. Con este paso se abren totalmente las fronteras para la importación y exportación de productos agropecuarios. Esto significa que se podrá comprar y vender maíz, fríjol, azúcar, leche en polvo y otros productos, sin restricciones arancelarias entre los tres países. Los manifestantes piden al gobierno que negocie de nuevo este ultimo capitulo que pone al sector agro-pecuario mexicano en una situación muy negativa.
La iglesia no ha permanecido indiferente ante el gran problema al que se enfrentan los campesinos con esta situación. La Comisión Episcopal para la Pastoral Social de la Conferencia Episcopal de México emitió el pasado 14 de enero un Mensaje titulado “Jesucristo, vida y esperanza para los indígenas y campesinos” (ver Fides 17/1/2008), que recoge la preocupación del episcopado mexicano por los más pobres, en particular por lo campesinos e indígenas, para quienes los paulatinos cambios en la estructura económica del país presentan desafíos para su trabajo, para su vida y para sus comunidades. Y han lanzado una campaña a nivel nacional en apoyo de los campesinos.
Además la Comisión Episcopal para la Pastoral Social acaba de presentar el subsidio “Jesucristo, vida y esperanza para los indígenas y campesinos, síntesis e instrumento de reflexión y análisis” dividido en cuatro secciones, en el que se propone la síntesis del mensaje episcopal y una serie de preguntas que se plantean pedagógicamente para el estudio y la reflexión y contribuir de esta manera en la campaña.
Mons. José de Jesús Martínez Zepeda, Obispo de Irapuato, ha denunciado en una nota que “existe el riesgo de un mayor empobrecimiento y de empujar a muchos campesinos a abandonar el campo y emigrar a las ciudades que no están preparadas para recibirlos, a emigrar o ceder a la tentación de los cultivos ilícitos”.
Según critica el Prelado “se hizo muy poco en México para preparar este momento, pero no es posible dejar solos a nuestros hermanos en el campo”. Por ello, los Obispos apoyan la iniciativa de estudiar y negociar las cláusulas de excepción ya previstas en el tratado mismo. “Es urgente e impostergable destinar más recursos estatales al campo y cuidar su recta aplicación en asesoría, capacitación, nuevas tecnologías, organización de los pequeños y medianos propietarios que con cooperativas de cultivo y consumo hagan más rentables los cultivos”.
Considera además el Obispo que lo que se necesitan no son medidas temporales para situaciones de emergencias “sino una solución al problema estructural del país”. Denuncia así mismo las deficiencias del sistema educativo actual que cuesta mucho y rinde poco. “El país ha funcionado explotando los recursos naturales, para cubrir sus gastos de funcionamiento, sin poder invertir suficientemente en la educación integral de su población”.
Concluye el Obispo realizando un llamamiento a ser ciudadanos activos “dispuestos a cambiar y a compartir la responsabilidad de transformar al país”. (RG) (Agencia Fides 1/2/2008


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