ASIA/INDIA - Porque el radicalismo y el pseudo-nacionalismo indiano son un peligro no sólo para las minorías religiosas sino para toda la nación y para todo el mundo. Los creyentes en Cristo aleados con la gran mayoría de fieles hindúes, moderados y pacifistas.

jueves, 31 enero 2008

New Delhi (Agencia Fides) - El radicalismo nacionalista que amenaza hoy a los cristianos en India, en base a la ideología del hindutva (“hinduidad”), no constituye sólo un peligro para las minorías religiosas en India, tanto cristianas (2% de la población indiana) como musulmanes (cerca del 10%). Los ataques anti-cristianos en Orissa la pasada navidad, narrados con abundancia de detalles a la Agencia Fides en el informe del Arzobispo Raphael Cheenath, (ver Fides 30/1/2008) son episodios que dañan no sólo las relaciones entre las comunidades religiosas, exacerbando los ánimos, agudizando las polarizaciones, aumentando el aislamiento y el fenómeno del communalism, es decir las divisiones siempre más marcadas y la incomunicación entre las comunidades de distintas culturas, etnia o religión dentro de una determinada sociedad.
Las agresiones inmotivadas, premeditadas y organizadas, sin que intervengan las fuerzas del orden o las autoridades —que además no han permitido que las organizaciones humanitarias lleven ayuda— son síntomas inquietantes de la difusión de una ideología de exclusión y de muerte que se está abriendo paso en la sociedad indiana y que no da razón al pluralismo y al respeto de los derechos constitucionales, garantizados por la que es aún en la actualidad la democracia más grande del mundo.
Se trata del fenómeno —afortunadamente aún minoritario en la sociedad indiana— de proliferación de movimientos radicales y nacionalistas, partidarios de un “hinduismo político” que instrumentaliza la religión con fines ideológicos y violentos.
Este pseudo-nacionalismo de estampo pseudo-hindú está buscando eliminar las minorías religiosas y étnicas. Los partidarios del hindutva quieren llegar al poder e inaugurar una sociedad indiana en la que vivan sólo hindúes, como han denunciado dos estudiosos cristianos, el jesuita Lancy Lobo y Amit Mitra (ver “Globalización, nacionalismo hindú y tribus Adivasis en la India”).
Éste es una auténtica traición a los ideales de Mahatma Gandhi (asesinado precisamente por uno de estos extremistas) y realiza una doble falsificación: política y religiosa. De hecho, como hace notar el premio Nóbel indiano Amartya Sen, “el movimiento extremista hindú insiste en exigir el fin oficial del laicismo indiano y el reconocimiento de la India como un Estado hindú. Si esta pretensión fuera aceptada implicaría la transformación total de uno de los principios fundamentales de la constitución indiana, y una ruptura radical con la idea de India —pluralista, tolerante y laica— que ha tenido un rol central en el mismo movimiento nacionalista”. Según Sen éste incorpora y funde tres tendencias negativas distintas: “El fascismo comunitario; el nacionalismo sectario y el oscurantismo militante”.
Es un movimiento que no esconde sus simpatías por lo que fue el fenómeno del nazismo en Europa (ver Savitri Devi, “India y nazismo”) y por lo tanto representa una amenaza para toda la humanidad: una potencia económica, política y militar, como es en la actualidad la India en la escena mundial, no puede y no debe caer en las manos de una elite que tiene una concepción del poder violenta, discriminatoria y portadora de muerte. Es necesario recordar, además, que la India es una potencia nuclear y convive por el oeste con la familia cultural islámica y vive enfrentado al inestable Pakistán por conflictos históricos; al este más bien mira hacía el gigante chino, en gran ascensión, también con ambiciones geopolíticas y hegemónicas.
Por lo tanto, este aspirante “nazismo hindú”, además de amenazar la estabilidad del país, está destruyendo su precioso patrimonio político y cultural de democracia y libertad, la naturaleza secular y laica de sus instituciones, la fe en la ley y el respeto por la diversidad de las minorías, puntos fundamentales de la nación que hoy representa un ejemplo de democracia para el continente asiático. Y, por lo mismo, no puede ser ignorado o infravalorado por la comunidad internacional, visto los resultados trágicos que un movimiento como el nacionalsocialismo alemán, en sus inicios minoritario pero con un idéntico poder de manipulación de las masas, tuvo en la Europa del siglo pasado.
Los creyentes en Cristo están llamados a confrontarse con la difusión de este radicalismo político y con sus desviaciones violentas, sin reaccionar a las provocaciones y a las agresiones. Rezando y ayunando. Alzando la voz en las sedes institucionales competentes. Dialogando y encontrando en la recíproca atención y fraternidad a la gran mayoría de los líderes y de los creyentes de fe hinduista, aliados desde hace siglos en construir armonía, paz, reconciliación y unidad. Comprometiéndose a distintos niveles en obras sociales y caritativas, para construir armonía y justicia. Siguiendo la huella luminosa del ejemplo dejado por Madre Teresa de Calcuta, y hoy seguido por tantos laicos y religiosas, fieles a su idea: un ser humano, de cualquier raza, cultura, religión o clase social tiene que ser respetado y amado porque es una criatura creada a imagen de Dios. (PA) (Agencia Fides 31/01/2008 líneas 60 palabras 827)


Compartir: