VATICANO - El Papa a la Rota Romana: “hacer que el derecho rotal sea cada vez más manifiestamente unitario, así como efectivamente accesible a todos los operadores de la justicia”

lunes, 28 enero 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El primer centenario del restablecimiento del Tribunal Apostólico de la Rota Romana por voluntad de San Pío X, “es ocasión propicia para reflexionar sobre un aspecto fundamental de la actividad de la Rota, es decir, sobre el valor del derecho rotal en el complejo de la administración de la justicia en la Iglesia”. Con estas palabras el Papa Benedicto XVI se dirigió a los Prelados presentes, a los Oficiales y a los Abogados del Tribunal de la Rota Romana, recibidos en audiencia el 26 de enero con ocasión de la solemne inauguración del Año judiciario.
En el intento de profundizar el sentido del servicio desarrollado por los tribunales eclesiásticos, el Santo Padre afirmó: “así como los procesos canónicos hacen referencia a los aspectos jurídicos de los bienes salvíficos o de otros bienes temporales que sirven a la misión de la Iglesia, la exigencia de unidad en los criterios esenciales de justicia y la necesidad de poder prever racionalmente el sentido de las decisiones judiciarias, se convierte en un bien eclesial público de particular importancia para la vida interna del Pueblo de Dios y para su testimonio institucional en el mundo... el valor del derecho de la Rota Romana depende de su naturaleza en cuanto instancia superior en el grado de apelación ante la Sede Apostólica. Las disposiciones legales que reconocen tal valor no crean, sino que declaran aquel valor. Esto proviene en definitiva de la necesidad de administrar la justicia según parámetros iguales en todo aquello que es en sí esencialmente igual... En todo caso, todas las sentencias deben estar siempre fundadas sobre principios y sobre las normas comunes de justicia. Tal necesidad, común a todo orden jurídico, reviste en la Iglesia una específica significación, en la medida en que están en juego las exigencias de la comunión, que implica la tutela de aquello que es común a la Iglesia universal, confiada en modo peculiar a la Autoridad Suprema y a los órganos que ad norman iuris participan de su sagrada potestad”.
Deteniéndose sobre el importante trabajo desarrollado por el derecho rotal en el ámbito matrimonial en estos cien años, el Santo Padre ha destacado la “ardua tarea” a la cual está constantemente llamada la Rota Romana: “la tarea de captar la existencia o inexistencia de la realidad matrimonial, que es intrínsecamente antropológica, teológica y jurídica... el derecho rotal debe ser visto como ejemplar obra de sabiduría jurídica, realizada con la autoridad del Tribunal constituido establemente por el Sucesor de Pedro por el bien de toda la Iglesia. Gracias a tal obra, en las causas de nulidad matrimonial la realidad concreta es objetivamente juzgada a la luz de los criterios que reafirman constantemente la realidad del matrimonio indisoluble, abierta a todo hombre y toda mujer según el designio de Dios Creador y Salvador. Esto exige un esfuerzo constante para alcanzar aquella unidad de criterios de justicia que caracteriza en modo esencial la noción misma de derecho y es su presupuesto fundamental de operatividad... Deseo que se estudien los medios oportunos para hacer que el derecho rotal sea cada vez más manifiestamente unitario, así como efectivamente accesible a todos los operadores de la justicia, para encontrar así uniforme aplicación en todos los tribunales de la Iglesia”.
Finalmente, el Santo Padre destacó “el valor de las intervenciones del Magisterio eclesiástico sobre cuestiones jurídicas matrimoniales, incluidos los discursos del Romano Pontífice a la Rota Romana”: estos “son una guía inmediata para el obrar de todos los tribunales de la Iglesia en cuanto enseñan con autoridad aquello que es esencial sobre la realidad del matrimonio”. Al final de su discurso el papa invitó “a rezar cotidianamente por la Rota Romana y por todos aquellos que obran en el sector administrativo de la justicia en la Iglesia”, pues “no debemos olvidar que en la Iglesia todo se realiza mediante la fuerza de la oración, que transforma toda nuestra existencia y nos llena de la esperanza que Jesús nos trae”. (S.L.) (Agencia Fides 28/1/2008; líneas 43, palabras 598)


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